Filmin estrena en exclusiva en nuestro país “Después de la fiesta”, reputada miniserie neozelandesa dirigida por Peter Solomon en la que las zonas oscuras de una familia rota quedan expuestas sin tapujos ni adornos. Una circunstancia motivada por la acusación lanzada en el transcurso de una fiesta por Penny Wilding –interpretada magistralmente por Robyn Malcolm–, señalando abusos sexuales por parte de su marido Phil MacKenzie –al que da vida un también inconmensurable Robyn Malcolm– sobre un joven.
Un producto a medio camino entre drama descarnado y thriller psicológico, en el que las vacilaciones acerca de cada protagonista tienen vida propia y van mutando a medida que se suceden los capítulos. Una evolución paralela al mismo desarrollo mostrado por una serie de personajes destinados a desmoronarse y que, pese a su empeño por llevar una vida convencional, rayan al límite en (casi) todo momento.
Ese meritorio equilibrio que evita señalar con determinación a inocentes y culpables –potenciando así mismo la incógnita y los giros de guion– es uno de los baluartes de la propuesta. Una serie que, más allá del mencionado caso principal, refleja con extraordinario realismo (en lo que no es sino otro de sus impagables activos) un conjunto de personalidades e interrelaciones pormenorizadas delante del espectador, así como su reacción al roce con una sociedad alejada de lo que cabría entender como un ideal perfecto.
Miedos, mentiras, ofuscaciones, pura supervivencia, secretos, convicciones morales, dudas, infidelidades, manipulaciones... y, como telón de fondo, la familia como tótem innegociable. Una ristra de sentimientos, dualidades y consecuencias que se precipitan, sin maquillaje, en torno a un total de seis capítulos carentes de relleno, hasta motivar una composición global en el que las diferentes piezas humanas parecen difíciles de encajar.
El foco principal recae sobre el talante hiperactivo y obsesivo de la propia Wilding, incansable a la hora de incidir en la acusación contra su ex marido cuando este regresa a la ciudad cinco años después de los hechos, pero también refleja su militancia ambiental o su puesto como profesora y entrenadora de baloncesto. Junto a ella, el resto del elenco incluye las sobrias interpretaciones de Elz Carrad como Tom, Tara Canton como Grace MacKenzie, o Ian Blackburn como Ollie.
“Después de la fiesta” es, en definitiva, una serie escalofriante dada la cercanía que destila y en la que cada presencia y detalle cuenta, desarrollada con pulso firme y una credibilidad igualmente estremecedora. Una producción sesuda que pasa a engrosar esa zona noble del listado con títulos de obligado visionado que han sido estrenados, a lo largo de los siete meses que llevamos de la temporada en curso, en las múltiples plataformas que operan en nuestro territorio.

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