El acontecimiento

“El acontecimiento”, León de Oro en el último Festival de Venecia y segunda película como directora de Audrey Diwan, es una de las escasas cintas dirigidas por una mujer que tienen como tema central el aborto, igual que las recientes “Nunca, casi nunca, a veces, siempre” (20), de Eliza Hittman, y “La inocencia” (20), de Lucía Alemany, que se ocupaban del aborto adolescente. (Además de la referencial “Una canta, la otra no” (77), de Agnès Varda). Así pues, los títulos más conocidos sobre el tema están provistos de una mirada masculina que pone el acento en lo prohibido y las funestas consecuencias para las implicadas en tiempos históricos oscuros, no importa cuál fuera la localización geográfica: la Francia de Vichy en “Un asunto de mujeres” (88), de Claude Chabrol, la Rumanía de Ceaucescu en “4 meses, 3 semanas, 2 días” (07) de Cristian Mungiu o la Inglaterra conservadora de posguerra en “Vera Drake” (04), de Mike Leigh.

Paradójicamente, “El acontecimiento”, basada en la novela autobiográfica de Annie Ernaux, comparte con dichos títulos ese interés por lo terrible y lo amenazante. Ambientada en la Francia de los años sesenta, en la que el aborto estaba penado con la cárcel, la película está protagonizada por Anne, una estudiante universitaria (sufrida Anamaria Vartolomei, premiada con el César) que, tras estar encinta sin desearlo, renuncia a ser madre para seguir formándose.

Para plasmar la búsqueda furtiva de una solución drástica, Diwan elige un formato de pantalla opresivo y utiliza la cámara permanentemente pegada a la protagonista como declaración de principios: la directora se identifica con Anne y, a través de las imágenes, también lo hacen las espectadoras, a las que el film apela. De este modo Diwan hace de su obra, ahora sí, un asunto de mujeres. Más allá de este componente feminista, “El acontecimiento” es un logro de tensión, de ritmo y de ejecución, como ejemplifica el diseño de sonido, que marca los momentos más físicos y extremos de la pesadilla de Anne.