Mucho antes de los grupos-tributo, existieron los conocidos, un tanto despectivamente, como grupos de verbenas o de romerías. Eran otras circunstancias y otros tiempos. Tiempos duros de verdad con sesiones estajanovistas en las plazas de pueblos y aldeas que podían llegar a permanecer en las tablas (puede tomarse como literal en muchos casos) cinco o seis horas nocturnas en dos pases, divididos por una cena poco menos que recalentada. En nuestro país destacaron Egan, porque fueron los más populares, Indar Trabes, porque dieron origen a Itoiz, y Akelarre, protagonistas ahora del documental "Akelarre: mareren kontra", a estrenar en la presente edición de Zinebi. Dirigido por Xabier Zabala Aguirrezabal y Carlos Iglesias Serrano, con la distribución de la productora Bideografik y la participación de EITB, pretende recorrer la larga historia del grupo entre 1972 y 2005 con un total de dieciséis discos, además de dos breves giras posteriores y puntuales en 2009 y 2017.
A diferencia de los actuales y latosos grupos-tributo, que copan también los escenarios de las salas y teatros, aquellos no sólo se centraban en una banda o artista, sino que le daban a todo: exitos del momento o del pasado reciente, temas folclóricos de diferentes orígenes, e incluso los más osados, canciones propias. Akelarre estaban ahí, adoptando además el euskera cuando casi nadie lo hacía y con el Caudillo de cuerpo presente. Porque la historia de Akelarre, tras un preámbulo en castellano con el nombre de Los Mansos a mediados de los sesenta en Soraluze, comienza como tal en 1972, y dos años después ya están cantando en su lengua vernácula, "contra marea", con una doble vertiente entre atracción festiva para plazas campestres y el concierto de rock formulario al uso universal.
El documental sigue cronológicamente su trayectoria, dando la palabra a muchos de los músicos que pasaron por la banda, como Pako Díaz, Markos Juaristi, Anje Duhalde, Jose Alberto Batiz, Iñaki Arriarán, Aitor Amezaga, Jexuxmai Lopetegi, Iñigo Moñux, Xabet Arozena... con el DJ de Gaztea Irratia Joseina Etxebarria como hilo conductor, junto a viejas fotografías, imágenes de ETB, apariciones de presentadores de emisoras euskaldunes, conocidos seguidores como Niko Etxart o Leire Martínez, ex La Oreja de Van Gogh, etc. Todos juntos repasan los momentos más importantes, caso de la publicación de su primer álbum ("Asfaltuko lorea" en 1980), la entrada de Anje Duhalde en 1982 tras la disolución de Errobi, con quien grabaron ese año en Barcelona "Gau pasa", la importancia de Usurbil en su carrera, su profesionalización y ambición instrumental, técnica y escénica (buenos equipos y focos, efectos de humo), lo que les llevó a fidelizar una audiencia importante que les seguía de fiesta en fiesta, de pueblo en pueblo, en un terreno más bien abonado al anonimato y casi la invisibilidad. También contaron con su propio logo y más tarde quisieron emular a las grandes bandas internacionales de hard-rock y AOR. Más de uno llegó a conocer a los Moody Blues o Eagles en nuestras tierras vascas, gracias a sus primeras versiones en euskera.
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