Nuestro querido amigo Gerardo Cartón experimentó cual virginal mestal el "Festival Internacional de Cinema Fantàctic de Sitges" y, pese a ser novato, sobrevivió para contarlo.  Aquí tienes su crónica particular.

 

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Sitges: Cuatro días entre el cielo y el infierno
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Sitges: Cuatro días entre el cielo y el infierno

Gerardo Cartón — 16-10-2014

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Por Gerardo Cartón:

 

Bienvenidos a la 47ava edición del “Festival Internacional de Cinema Fantástic de Catalunya”, máximo exponente del género de terror y ciencia-ficción de todo el orbe, y el perfecto escaparate para tomarle el pulso al cine más imaginativo, irreverente y audaz que se produce hoy en día a lo largo y ancho del planeta.

 

El de Sitges no es un festival al uso, y para explicarlo como Dios manda, hagamos un poco de historia…

 

Allá por el año 1967, tres jovas sitgetans, , Antonio Rafales, Antoni Kirchner y Pere Fagés, decidieron montar una semana “de cine”, para alargar la temporada estival en su ciudad de orígen. Para ello, contaron con el apoyo y la colaboración de sus familiares y amistades más cercanas, y se fueron a Madrid a pedir una subvención al por aquel entonces Ministro de Información y Turismo, Manuel Fraga Iribarne.

 

El político gallego, les dijo que para acceder a dichos fondos del Estado, deberían hacer un festival “de género”, que no genérico, puesto que para eso ya existían los de San Sebastián y Valladolid. Con esta premisa, el más cinéfilo de los tres, Antonio Rafales, experto y gran aficionado al cine de terror y fantástico, y educado en las películas de la Hammer y de Roger Corman, decidió que aquella semana iba a ser tan FANTÁSTICA como el género que eligió para tamaña empresa.

 

Durante los primeros quince años de festival ( 67-82 ), estos tres súper héroes locales le dieron forma y contenido al que hoy en día es el referente internacional para todos los amantes de la sangre, las vísceras, el horror menos vacui y la ciencia-ficción más visionaria que se produce y realiza dentro del séptimo arte. A partir del Año de Naranjito, el festival pasó a ser gestionado por la por aquél entonces recién creada Generalitat de Catalunya, y así hasta este año, el de la edición más exitosa y visitada de toda su larga y apasionante historia.

 

Para un novato como yo, no solo en Sitges, sino en el mundo de los festivales de cine en general, la llegada a la localidad catalana, cuna de Pachá y de Bacardí, era todo un misterio…¿ Cuantas películas podría ver al día ? ¿ Habría fiestas nocturnas interminables como en los festivales musicales ? ¿ Podría acceder al backstage y conocer a Joe Dante, Dick Miller o a Lola Dueñas ? Como bien saben los vampiros culturales, no hay nada como la sangre de “los vírgenes”, así que en vez de hacerme un plan de trabajo previo, me aventuré en la oscuridad del auditorio del Hotel Meliá, sala principal de las cuatro que acoge el festival, y me dejé llevar por la IMAGINACIÓN.

 

 

 

DIA 1: “Del terror más clásico a la experimentalidad menos novedosa”

 

A las 11.00 de la mañana, recién llegado desde Madrid y sin pasar por el apartamento de la Urbanización Vallpineda en el que me iba a hospedar, me acredité en la Oficina de Prensa del Festival dejando mi equipaje en una consigna improvisada que amablemente me ofrecieron sus responsables.

Antes de meterme en la primera película, “Annabelle”, pensé que si no salía vivo de ahí, mi maleta roja quedaría como la única prueba de mi pasó por el terrorífico festival. El film de John Leonetti, precuela de la premiada y celebrada “El Expediente Warren”, es tan escalofriante y sobrecogedora como su pretérita secuela. Su protagonista, esa muñeca de rostro gélido y mirada hierática, de nombre Annabelle, me dijo desde la gran pantalla que no me preocupara, que a Sitges sólo se viene a pasar miedo y a gritar de terror, pero que por lo demás, todo iba a ir como la seda.

Ya desde la primera película me di cuenta de que el espectador medio del festival era fan asiduo del mismo, y que apenas había “vírgenes” como yo en las casi 1.500 butacas del auditorio principal. “Ummm, carne fresca para devorar…”, pensarían algunos al verme entrar en el cine y no saber muy bien dónde ubicarme.

De pronto, se apagan las luces y el tráiler de esta 47ava edición aparece en pantalla. En el susodicho, una actriz ( ¿ ficticia? ) de nombre Dianne Brus , anda por la alfombra roja del que parece imitar al festival de Cannes presentada por una voz en off, y cuando se detiene a posar para los fotógrafos, su cuello da un giro de 180 grados y la cabeza mira al espectador como la niña del exorcista en el clásico de William Friedkin.

La gente grita, silba, patalea, y jalea ese tráiler que han visto ya mas de veinte veces pero que se les aparece como algo nuevo cada vez que se apaga la luz. Sitges es emoción, fanatismo, algarabía, histeria colectiva, demasiada pasión por lo suyo… ¡ Un verdadero despiporre !

Pero no os creáis que el público expresa sus emociones solo al principio de las películas. Durante las mismas, y en las escenas más gore, terroríficas, e impactantes, el personal aplaude, chilla, ovaciona e incluso se pone en pie. Sí, como cuando vas a un concierto y el grupo de turno toca la canción que todo el mundo espera. Sitges está plagado de hits en forma de chorretones de sangre, descuartizamientos, hostias como panes, y sustos que helarían la sangre al más descreído. Como rezaría el cartel de una peli de Serie B, “An awesome and terrific rollercoaster ! ”.

La segunda cinta del día era “The Double”, una suerte de distopía hipster en la que su protagonista, Jesse Eisenberg, se desdobla y crea una némesis para vencer su timidez. Ecos de “Brazil” y “Enemy” en una simpática y atrevida película, basada en un relato de Dostoievsky, que hará las delicias de la juventud adicta a Facebook e Instagram.

Y después del terror más clásico y el nuevo surrealismo norteamericano, vamos a por el horror belga. Solo un pueblo sin identidad y con la pederastia como deporte nacional es capaz de producir esta mezcla entre “La Matanza de Texas” y los “Goonies”, con homenajes nada velados a “E.T.”, “El Vengador Tóxico”, y a todas las películas de terror de los 80. Tensión y mal rollo a partes iguales con unas cuantas pinceladas de humor negro para que no te destroces las uñas de los dedos como la protagonista de “Eat”

 

- “¿ Qué hora es, por cierto ? ¿ Cómo ? ¿ Qué me dices? ¿ Las cinco de la tarde ? Pero si todavía no he comido…”

- “Da igual” - me dice un zombi que pasaba por la cola de prensa - “Ya te irás acostumbrando a no comer, a no dormir, a no sentir…”

Así que pienso que puede ser verdad que ésta vaya a ser mi última jornada en la Tierra, por lo que decido que mi plan en Sitges estos días va a ser ver cuantas más películas mejor y continúo zambulléndome en la cuarta cinta del día.

“A hard day” es lo que viene siendo “una peli oriental de hostias y acción”. Dirigida por Kim Seong-Hun, maestro del género, nos la presentó en carne y hueso desde el escenario del auditori , deseándonos que cuando acabase estuviéramos tan extenuados y contentos como él justo después de rodarla. Entre el thriller hithcockniano y el cine de artes marciales, “A hard day” nos cuenta las vicisitudes de una pareja de polis corruptos que compiten “a ver quién de los dos es más hijoputa” en una sucesión de acontecimientos tan increíblemente disparatados como imaginativamente sublimes. El primer DIEZ de esta edición va para este pedazo de guión con sorpresa final “explosiva”. Recomendable cien por cien.

Y para acabar esta intensa primera jornada en plan ligero, decido meterme a ver “Adieu Au Langage”, la última obra del maestro Goddard, que mal que nos pese, se ha quedado en “Mayo del 68” y lo único que hace últimamente es repetir esquemas del pasado. Planteamientos psicológicos y sociales que en su momento fueron novedosos y revolucionarios, pero que a día de hoy se han quedado en meros artefactos arties que no pasan de inofensivos y que sitúan al genio francés más cerca de “El Abuelo Cebolleta” que de Leos Carax ( “Holy Motors”).

Jean Luc, sal un poco a la calle a que te de el sol, y ponte en “loop” todas las películas de Harmony Korine, ya verás como te das cuenta que “hay vida más allá de Goddard”.

Y por fin, llegó la oscuridad… A las 23.00 de la noche, después de doce horas de PURO CINE, me dirigí a la Oficina de Prensa a recoger mi maleta. No había nadie, y la puerta parecía cerrada, pero la abrí bruscamente y me sumí en la oscuridad de la sala. Al fondo de la misma, se encendió una tenue luz, y una voz gutural venida del más allá me dijo,

 

“Soy Paul Naschy y tu maleta de color rojo sangre lleva demasiado tiempo en esta estancia. Llévatela antes de que la sombra del vampiro huela la tuya...”

Y con una sonrisa en los labios, me fui raudo a la cama a tener dulces pesadillas con las que encarar la siguiente jornada.

 

DIA 2: “Del exceso más punk a la decepción menos sorprendente”

El segundo día, y emulando a los Monty Python, decido empezar por algo completamente diferente. Se trata de “Filth”, película inspirada en el libro de Irvine Welsh ( “Trainspotting” ) e igual de gamberra y punk que la película de Danny Boyle.

Se exhibe en la Sala Retiro, un cine antiguo de Sitges que tiene un encanto especial y cuyos maratones nocturnos me han dicho que son los mejores en cuanto a público y desparramo. LA B.S.O. vuelve a ser espectacular, con temas de Wilson Pickett, Clarence Carter y Tom Jones entre otros muchos, y la actuación de James Mc Avoy, simplemente sublime. ¡ Ah ! Y un cameo de David Soul ( el Hutch de Starsky & Hutch ) de llorar de emoción y de risa a partes iguales.

A continuación, y para rebajar las dosis de sarcasmo y angustia vital escocesa que me acabo de meter entre pecho y espalda, me meto en la proyección de “Jamie Marks is Dead” en la Sala Prado, aún más pequeña que la anterior pero todavía más entrañable. Algo así como el cine de Cinema Paradiso pero a la catalana.

La cinta en cuestión nos narra los traumas de juventud de los personajes principales con una trama zombie como puro mcguffin. Mi amigo Borja Crespo, veterano del festival, dice que es una mariconada, pero es que Borja es vasco, así que vamos a dejarlo en que no es una película de terror al uso y que en festivales como Sundance o Toronto seguro que lució mejor que aquí.

Como mucho me temo que hoy tampoco voy a poder parar a comer, me pillo dos bocatas en un puesto que hay pegado al auditorio del Hotel Meliá, y raudo y veloz me meto en una de las películas más originales de todo el festival. Se trata de “Realité”, otra película belga que juega con las hiperrealidades y el cine dentro del cine con un sentido del humor tan negro como centroeuropeo. Canela fina a cargo de Quentin Dupieux, algo así como el Giorgos Lanthimos del Benelux, pero con un punto más fino que el director de “Canino” y “Alps”.

Y seguimos con Bélgica, país triunfador de este certamen por goleada. Y esta vez con participación española a cargo de Lola Dueñas, que se merece un Oscar, un Emmy, un Globo de Oro, y pillarse un globo forrada de pasta por este pedazo de actuación psicopática en la que para mí, ha sido, la MEJOR película de esta 47ava edición, “Alleluia”.

Una dirección de actores espectacular, una tensión in crescendo sobrecogedora, una historia creíble dentro de lo increíble, y una fotografía y un manejo de los silencios como pocas veces se han visto en el celuloide. Apunten este nombre, Fabrice Du Welz, y síganle la pista hasta la muerte.

Y para acabar el día más variopinto de los cuatro que estuve recluído en este Sanatorio Mental de nombre Sitges, me fui al estreno de “Autómata”, película estrella del festival con la asistencia de Antonio Banderas ( Premio Especial A Toda Su Trayectoria ) y los productores de la cinta a su proyección.

Mis amigos más freakies ya me habían avisado de que la película no era nada del otro Jueves, pero como el dia en cuestión era Dijous, me envalentoné, dejé de lado los prejuicios de “Los Otros,” y bañado por el glamour de nuestra estrella más hollywoodiense me metí en la sala con la firme determinación de que la película me gustara.

El discurso del actor malagueño al coger el premio que se le otorgaba fue bonito y emocionante. Antonio Banderas es un tipo sensato e inteligente y es admirable que invierta tanto tiempo y dinero en un país en el que ya no vive pudiendo hacerlo en su Hollywood adoptivo. Además, hizo una mención especialmente emotiva a toda esa gente que trabaja en el cine de modo anónimo y sin los cuales no sería posible hacer las películas. Un gran tipo este Banderas, sí señor.

Pero no, Antonio. No, No,Elena Anaya. No, Gabe ibañez, no. Lo siento infinitamente pero NO.

“Autómata” es una historia de robots “venidos a más” mil veces contada. Una trama tan pobre y previsible como falta de imaginación. Unos escenarios de supuesto futuro que parecen el decorado de “La Bola de Cristal”. Unos autómatas que…¡ Que son feísimos, joder ! En definitiva, una película sin chicha ni limoná.

Lo siento, pero los amantes de la Ciencia-Ficción que, literalmente, nos hemos visto TODAS las películas del género desde que tenemos uso de razón, no nos fumamos un bodrio de esta categoría ni aunque venga firmada por Arthur C.Clarke. Me da mucha pena, porque podría haber sido la película española del género que pusiera en el mapa a otro realizadores que con más medios y más dinero podrían hacer maravillas ( ¿ verdad, Nacho Villalongo? ), pero se ha quedado en una “flipada de Banderas y Anaya” que han visto oro en dónde sólo había oropel.

Corramos un (es) tupido velo pues, ya que es la UNICA película floja que he visto en todo el festival, y volvamos a la cama a soñar con ovejas eléctricas…

 

DIA 3: “Del freaky-gore más cachondo a la comedia vampírica menos sangrienta ”

La tercera jornada en el festival de Sitges iba a ser sui generis como pocas, puesto que los tres largometrajes que había elegido para la ocasión, no eran precisamente películas terroríficas ni sobrecogedoras, sino más bien ligeritas y con un tono más bien irreverente para los puristas del género.

Y por eso fui a verlas, porque si algo odio en esta vida es el purismo, así que empecé por “Tusk”, la nueva producción de mi admirado Kevin Smith. El director de “Mallrats” y “Clerks” se ha vuelto loco de repente y le ha dado por cambiar la comedia adolescente por el surrealismo terrorífico. Eso sí, con el HUMOR como principal protagonista de todas sus películas y en ésta, con una actuación estelar de Johnny Depp, homenajeando al Peter Sellers del Inspector Clouseau. En “Tusk” no paras de reírte en cada uno de los 102 minutos que dura la cinta. No quiero contar más porque si no, desvelo el misterio principal de la cinta, pero corran a verla en cuanto se estrene porque no van a dar crédito al delirio que se ha marcado esta vez el colega Kevin.

Inmediatamente después me dispongo a ver el estreno en primicia de la nueva película de Joe Dante. El creador de los Gremlins, que estaba allí presentándola, ha vuelto a hacer una cinta ochentera que, aunque no vaya a pasar a los anales de la historia del género de terror, es tan entrañable como divertida y nos hizo pasar un rato estupendo a todos los allí presentes recordándonos la época de “Mis Terrores Favoritos” y nuestras primeras películas de vampiros adolescentes. A Mr. Dante se lo deja hacer lo que quiera porque en lo suyo es único y encima ha sido pionero en varias lides cinematográficas.

Y para acabar este Power Trío de cachondadas adolescentes, la mejor de las tres, “What We Talk In The Shadows”. Se trata de un film neozelandés que simula un documental hecho a cuatro vampiros que comparten piso en plan “The Young Ones” y que cuentan las vicisitudes de “còmo ser un vampiro en la gran ciudad y no morir en el intento”. Impagables las escenas referidas a su descubrimiento de Internet y sus piques con los hombres-lobo de Wellington, localidad en la que transcurre esta descacharrante producción.

 

DIA 4: “De clásico más clásico al musical menos musical”

Y si, amigos, todo lo que empieza acaba. Con apenas cuatro horas de sueño por día, llegué más muerto que vivo a la última jornada de este festival de Sitges que ha dejado a todo el mundo con una sonrisa de Joker en los labios. Y para salir por la puerta grande, decidí verme seis películas y terminar en la “Marató Sorpresa” de la noche del Sábado al Domingo en el Auditorio del Meliá.

Empecé por los “Gremlins”, puesto que Joe Dante iba a hacer de nuevo acto de presencia y se le iba a rendir homenaje a ese pedazo de actor secundario, de nombre Dick Miller, y que ha aparecido en todas las películas del director norteamericano. Con 85 años, el viejo Dick todavía bromeó despidiéndose del respetable con la frase “nos vemos de nuevo cuando tenga 95 años y me den otro premio”.

Seguí con “Monsters: Dark Continent”, una paranoia que mezcla el cine bélico con el de criaturas monstruosas, y que bien podría ser un mash-up entre “Black Hawk Derribado” y “Alien”. Cuanto menos, curiosa y original.

Continué con The Rover, una película casi de “cine de autor” protagonizada por Guy Pearce y Robert Pattinson , y en la que el director David Michod maneja la fotografía y los silencios como pocos. Entre “La Carretera” y “Mad Max”, sin duda otro de los platos fuertes del festival. Corran a verla YA.

La densidad se apoderó de mí y me metí a ver “When Animals Dream”, del director de “Déjame Entrar” pero esta vez con hombres-lobo en vez de vampiros. Una película lenta y fría, cuya tensión va creciendo fotograma a fotograma hasta un grande finale que os pondrá los pelos de punta.

Y por supuesto, como no, tenía que acabar el festival en una Maratón, símbolo por excelencia de Sitges y de todas las almas insomnes que se reúnen en esta suerte de fiestas zombies, en las que no sólo no se duerme sino que tampoco se respira ni se habla, y apenas se come y se bebe. Las maratones de Sitges son grandes bacanales de cine a quemarropa en las que se exhiben las películas más extremas y freakies de las seleccionadas y en las que los fans disfrutan como locos de poder ver estas películas en la gran pantalla.

En este caso, me tocó ver “Tokio Tribe“ y “The Raid 2”, pero me vais a permitir la licencia de no comentarlas, porque lo que pasa por la noche, se queda en la noche. Y porque quiero dejar esta sorpresa escrita para animaros a todos los que nunca hayáis ido al festival a que lo hagáis el año que viene y, como yo, salgáis VIVOS de esta.

Larga vida al Festival Internacional de Cinema Fantástic de Catalunya y Visca Sitges.

Gerardo Cartón – 13 de Octubre de 2014.

 

Un comentario
  1. rafa ariño 17 octubre, 2014

    Se podria decir mas alto pero no mas claro, Ole tu!!

Lo siento, debes estar para publicar un comentario.

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