A lo largo de diez capítulos, y contando con un elenco coral que incluye caras como las de Victoria Martín, Lalo Tenorio, Luis Bermejo, Kimberley Tell o Aníbal Gómez, en “Entrepreneurs” logran perpetuar su vis cómica y superan holgadamente el objetivo: sacarle los colores a la charlatanería vigente y recordarnos que, como especie, meremos la pronta extinción. “Creo que lo que más disfrutamos fue poder desarrollar nuestros personajes con mayor amplitud”, comienza diciendo Rober. “La oportunidad de darle recorrido a tus ideas es un lujazo para cualquiera que se dedique a esto, aunque eso también conlleve retos. El nuestro, quizás, fue lograr que todos los involucrados se comportasen como solemos hacer nosotros en nuestros sketches, aunque con los talentazos con los que contamos, estaba claro que lo iban a pillar a la primera”, concluye recordando la celebrada participación de intérpretes de la talla de Gonzalo de Castro o Aura Garrido.
“Cuando alguien es gilipollas, lo normal es que eso se agrave con el tiempo”
A ambos los hemos visto torear en muy diversas plazas –de la trastienda del guion hasta ponerse delante de las cámaras para terceros, pasando por el trasvase de su marca personal a las tablas del teatro–, por ello ni nos extraña su ambición de querer elevar ahora su esencia al formato sitcom más tradicional ni nos sorprende el certero tino con el que lo han hecho posible. “Nos imaginábamos que a la gente podría chocarle de primeras o que esperaría de nosotros casi cualquier otra cosa”, apunta Alberto. “Se tiende a ser exigente con el entretenimiento y nos frustramos si no vemos resueltas nuestras expectativas. También nos ha pasado a nosotros alguna vez como espectadores, pero terminamos acostumbrándonos a todo si la propuesta convence”.
Como si de un par de demiurgos modernos se tratara, la dupla nos hace partícipes de ese disfrute suyo por intervenir en el devenir de sus protagonistas, llevándolos al extremo de la caricatura y haciéndoles mil perrerías por el camino. “Es difícil empatizar con la gentuza, pero hasta la persona más tóxica es también una víctima”, resaltan, al tiempo que nos recuerdan que su intención nunca fue la de pintar una falsa redención sobre sus personajes que nadie se creyera. “No estamos a favor de ese impostado viaje del héroe por el que apuestan muchas ficciones, donde vemos que el malo termina encontrando la luz. Eso nunca pasa en la vida real. Cuando alguien es gilipollas, lo normal es que eso se agrave con el tiempo”.
Aseguran que Disney+, plataforma en la que se aloja su serie, no le puso ninguna traba para desarrollar el cretinismo de sus personajes hasta la última de las consecuencias –sino que, incluso, les dejaron vía libre para explotar el lado más oscuro de sus ideas. Y es que si algo han dejado claro en estos años es que el cinismo es la base fundamental de todo lo que hacen. “Por culpa de nuestro humor ya no podemos emocionarnos o tomarnos en serio nada”, confiesan entre risas. “Nos hemos vuelto unos descreídos. Somos incapaces de disfrutar de ciertas cosas sin que nos asalte la posibilidad de terminar convirtiéndonos en uno de nuestros personajes”. Ni siquiera la música escogida para la serie se escapa de su mordacidad, pues además de disfrutar de la posibilidad de sacar pecho de su lado más musiquero (con propuestas que apelan a sus gustos y van desde Public Enemy hasta Chao Pescao, pasando por Yung Beef o Paul Kalkbrenner), Alberto y Rober también admiten que lo gozaron recurriendo a la canción como otra herramienta más para hacer humor. “Que para Gonzalo, la idea de ponerle música a un ritual medio hippie sea pinchar Chambao con un altavoz bluetooth, nos mataba de risa”.
Asimismo, la serie llega justo cuando están a punto de cumplirse nada menos que veinte años desde el estreno de “Sé Lo Que Hicisteis”, el formato televisivo en el que se conocieron y comenzó todo. Desde entonces, su provechosa comunión no ha dejado de ir hacia arriba, aunque la maldición del desastroso desenlace de muchas parejas cómicas de nuestro país sobrevuele siempre el horizonte. “Nos agarramos a Pantomima Full como un clavo ardiendo”, dice Alberto. “Tenemos claro que por separado no nos comeríamos ni un rosco, así que, aunque sea por un bien mutuo, tenemos que seguir juntos”. Rober, por su parte, nos anima a que no nos fijemos solo en los malos ejemplos y recordemos también que todavía quedan muchas parejas artísticas en activo en nuestro país: “Nuestros referentes son Los del Río”, sentencia con sorna. “Y Los Morancos. Y Andy y Lucas. Bueno, este último ejemplo quizás no sea el mejor...”.

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