Entrevista con el director de cine Dylan Southern, con motivo del estreno de "Esa cosa con alas”
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Entrevista con el director de cine Dylan Southern, con motivo del estreno de "Esa cosa con alas”

Fran González — 11-10-2025
Fotografía — Archivo

Le conocemos los documentales “No Distance Left To Run” (10), sobre Blur, “Shut Up And Play The Hits” (12), sobre la despedida de LCD Soundsystem, y “Meet Me In The Bathroom” (22), que adaptaba la historia oral del mismo nombre. El paso natural en la carrera de Dylan Southern era aterrizar en la ficción.

Y debuta, por la puerta grande, adaptando una suerte de ensayo sobre el duelo firmado por Max Porter con “Esa cosa con alas” (25), film protagonizado por Benedict Cumberbatch que estrena oficialmente en nuestro país en el Festival de Sitges.

“Crecí en un núcleo familiar obrero, al norte de Inglaterra, donde definitivamente nunca tuve referencias cinematográficas hasta pasados muchos años, pero yo sabía que quería acabar haciendo cine de una forma u otra”, comienza explicándonos Dylan sobre este significativo salto profesional, al tiempo que nos recuerda cómo el libro de Max Porter apareció en su vida. “Nunca había leído algo sobre el duelo que fuera tan particular y que a la vez profundizara tanto en el asunto. No hablamos de un libro excesivamente sentimental ni mucho menos de autoayuda, pero su franqueza sin rodeos me hizo releerlo compulsivamente hasta que decidí que tenía que convertirlo en una película. No sabía ni por dónde empezar, pero sí que quería mantenerme fiel al estilo de Max, quien por cierto, siempre se mostró predispuesto y colaborativo durante el proceso”.

“Me gustaría que la película sirviera como experiencia catártica para el público”

Dylan no escatima a la hora de complicarse la vida: trabaja con niños, los debutantes Richard y Henry, animales reales, estructuras con protésicos para dar vida al personaje del Cuervo (doblado por un tenebroso David Thewlis) y un apretado timing de treinta días de rodaje. Sin embargo, sale ileso del envite, parcialmente gracias al soberbio trabajo de un Cumberbatch entregadísimo a la causa. “Mi mayor preocupación era que Benedict pensara que no sabía lo que estaba haciendo. Que un actor de primera categoría como él decida trabajar en tu primera película te impone mucho. Pero pasamos tanto tiempo preparando juntos el personaje que enseguida terminé normalizando que estaba rodando con el jodido Benedict Cumberbatch”, nos cuenta Dylan, quien entrenó al actor a base de recomendaciones comiqueras y musicales para perfilar su personaje. Y es que de casta le viene al galgo, pues la música vuelve a ser un recurso fundamental para el director, quien a partir de voces como las de Robert Smith, Vic Chesnutt o Screamin’ Jay Hawkins construye algunas de las escenas más viscerales de la cinta. “Una parte muy importante de la personalidad del protagonista, un autor de cómics que trabaja muchas horas aislado, está precisamente construida a partir de una playlist que le hice a Benedict unos meses antes del rodaje”, cuenta el director. “Muchos de los temas pecan de obvios, como ‘In Between Days’ o ‘Who Knows Where the Time Goes?’ de Fairport Convention, hablando de pájaros que se marchan, pero no me importó ser evidente en mis decisiones. Una de las ventajas de ser director es que, si eres un melómano empedernido como yo, te puedes permitir este tipo de caprichos en tus películas”.

De hecho, parece que la música continuará acompañando a Southern en sus próximos proyectos, pues sabemos que actualmente está involucrado en un documental vinculado a Oasis y su rentable regreso a los escenarios. “Es curioso porque, precisamente andaba trabajando en mi próxima película de ficción y no tenía previsto enfrascarme en otro documental música, hasta que aparecieron Oasis y me propusieron hacer algo con ellos. Y efectivamente, no estoy tan loco como para decirles que no a los mismísimos hermanos Gallagher”, dice entre risas, mientras nos confiesa no poder contar mucho más al respecto. “Lo que sí puedo decir es que ha sido todo un privilegio ir de ciudad en ciudad con ellos, comprobando in situ el efecto que generan en sus seguidores. Tal y como está el mundo ahora mismo, parece que la gente realmente necesitaba la vuelta de una banda como Oasis”.

Con su película, pese a su corte independiente, también parece querer conectar con el gran público, abrazando un tema tan universal como la muerte y nuestra forma de afrontarla. “Me gustaría que la película sirviera como experiencia catártica para el público”, concluye. “Para el duelo no hay respuestas exactas ni se supera en un determinado número de etapas. Es algo totalmente personal que simplemente asimilas y acaba integrado en tu vida. Tanto la película como el libro no pretenden endulzar el proceso, sino mostrar una visión honesta de la experiencia. Si bien hay partes tristes, también hay mucho humor negro y, en última instancia, esperanza. Creo que ese es el mensaje más importante que saqué del libro. La primera vez que lo leí lloré a mares, pero solo cuando llegué a la última página. Y creo que ese es precisamente el don de Max como escritor y que yo he tratado de revivir aquí. No es un relato obvio, sino contenido, hasta ofrecer finalmente un espacio del que cada uno puede sacar afuera sus emociones”.

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