Todos los meses hago entre otras cosas, una columna para la revista Cinemanía. La del número de Enero me la acabo de q
Todos los meses hago entre otras cosas, una columna para la revista Cinemanía. La del número de Enero me la acabo de quitar de encima, y bueno, me parece que tiene sentido pasearla por aquí...
"Coleccionistas"
Hace cinco años me compré una casa, cuando todavía no había estallado todo esto de la burbuja inmobiliaria y los precios se encontraban en lo más alto. Las consecuencias aún las sufro y posiblemente sufriré por lo que me resta de vida, eso si Cajamadrid no decide deshauciarme antes. Y puede sonar a frivolidad, pero juro que mi principal motivación para casarme con el banco fue cubrir las paredes con estanterías y disponer de una vez por todas y como dios manda de mi colección de dvds y cds. Era una obsesión: los cds cuidadosamente colocados por orden alfabético y en función del año de publicación cada discografía; por estilos y directores en el caso de las películas. El caso es que me ocurre que cada visita que pasa por casa muestra su sorpresa y me dedica algún irónico comentario tal que así: “Todo eso que tienes tú distribuido por las paredes de casa lo meto yo en un par de discos duros y mira lo que me ahorro...”. Peor fue cuando hace un par de años, por navidades, unos ladrones entraron en el domicilio aprovechando mis vacaciones: la única parte de la casa a la que parecieron no acercarse, fue a los discos y películas. Me alegré, claro, pues quiero a mi colección como a un retoño, aunque al tiempo no puede evitar sentirme molesto: “Hijos de puta, sí, pero además... ¡serán pollinos!”.
Llevan tiempo diciéndonos que el futuro del formato físico pasa por manos del fan fatal. Y medio rendidos como andamos ante el problema de las descargas, empiezo a darles la razón. Leo que los blu ray 3D de Avatar se venden a 300 $ en Ebay. Y un pequeño número de jovencitos faltos de melanina hace cola por la noche a las puertas de Fnac para ser los primeros en hacerse con una copia de Eclipse sin importarles el frío polar. “De locos” pienso al pasar suficiente a su lado. Corro a casa donde mis discos me esperan como una esposa fiel...
PD: Buffffff, no viene a cuento pero creo que voy a tardar una temporada en volver a comer carne...
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