En Miranda de Ebro, a orillas del río que lleva su nombre, nacía en 2001 un festival que hoy, casi 25 años después, forma parte ya del ADN cultural del norte de España. Ebrovisión, el sueño de un grupo de amigos, ha pasado en menos de un cuarto de siglo de ser un encuentro local, bajo el respaldo de la Asociación Cultural en memoria de Rafael Izquierdo, a una convertirse en una de las fechas indispensables de la agenda festivalera de nuestro país. Y todo ello sin retroceder ni un ápice en su esencia y preservando aquello que les hace únicos.

Público de Ebrovisión hace 20 años
Con apenas cinco bandas en su cartel (entre ellas, La Habitación Roja, Sidonie o Los Piratas), un modesto presupuesto que rondaba los 18.000€ y una única jornada, emplazada para mediados de julio en el Polideportivo Municipal de Anduva, arrancaba a principios de los dosmiles la andadura de este festival, todavía sin ser sus responsables conscientes de que estaban escribiendo uno de los capítulos más importantes de la música en vivo patria. Quedaba mucho para que se hablara de burbuja festivalera, y propuestas pioneras como la suya todavía eran vistas con escepticismo: “La personalidad del festival se ha trabajado desde el principio con el recuerdo en mente de Rafael Izquierdo, un gran dinamizador de la escena local, justamente en un tiempo en el que no resultaba fácil desempeñar dicha labor, y menos en una ciudad pequeña como Miranda”, nos cuenta Mariajo, encargada de las taquillas del festival desde sus orígenes.

Los Planetas en Ebrovisión 2005
Esa excepcionalidad se ha convertido en marca de la casa y en su principal atractivo, destacando que “la estrella del festival es siempre el público” y que en base a ellos se organiza todo, como continúa explicándonos Mariajo. Y es que no son pocas las personas que han terminado poniendo en el mapa la localidad de Miranda, precisamente gracias al trabajo de los involucrados en este proyecto, como bien recuerda Rober, supervisor de la propuesta gastronómica del festival. Pues hay que recordar, ya que el aludido nos lo permite, que Ebrovisión es mucho más que música y que en su intención por exportar el alma de Miranda a sus asistentes, el festival también busca que estos descubran otro de los platos fuertes de la ciudad, que es su oferta culinaria.
Tampoco se conforman con sonar únicamente dentro del recinto y poco a poco han logrado extender su alcance más allá de las inmediaciones del festival, trasladando la música en directo a las calles: “Los conciertos en la ciudad son una de mis partes favoritas”, señala Katarin, responsable de ticketing. “Ves a tus vecinos, compañeras de trabajo, niños y abuelos disfrutando de lo que más nos gusta, que es la música en directo. Son propuestas muy bonitas que el público siempre nos agradece y que cada año intentamos mantener, completando así la experiencia".

Atom Rhumba en Ebrovisión 2005
Un rasgo en la personalidad ambiciosa de los responsables del festival que reafirma el carácter resiliente de quienes lo hacen posible, a pesar de las limitaciones y los palos en la rueda. Porque, por si no ha quedado claro ya, detrás de Ebrovisión “no hay ninguna gran entidad” y “todo se planifica con cariño y con el fin de que sea sostenible, que no rentable”, como añade Aitor, compañero de Katarin en labores de ticketing y logística. El mencionado, además, considera que lo que proponen “va más allá del puro negocio” y que mientras la filosofía de la Asociación siga concordando con los valores del festival, tendremos ediciones para rato: “Nuestro principal fin no es que la gente gaste y consuma todo lo posible, y eso se nota”, apunta.
Las voces más longevas de la organización, curtidas en mil batallas y en vérselas de todos los colores, también tienen tiempo de recordar diversos capítulos en la trayectoria del festival que en algún momento dado pusieron contra las cuerdas a sus responsables y supusieron desafíos de difícil arbitrio: “Cada año hay un reto distinto”, señala Katarin, recordándonos que un festival como el suyo siempre se las tiene que ver y desear para lograr apoyos y patrocinios institucionales si quiere perdurar. La postpandemia tampoco fue un periodo que pasó inadvertido para ellos, azotando gravemente su agenda regular y obligándoles a tener que adaptarse a la incertidumbre del momento: “No podemos considerar la de 2021 como una edición oficial, pero desde luego fue muy especial”, menciona Mariajo. “Recuerdo con especial cariño la confirmación del escenario del Castillo de Miranda, así como las actuaciones en el Teatro Apolo y en el Pabellón Multifuncional, con todo el mundo sentado y con mascarillas por las restricciones sanitarias impuestas. Fue nuestro particular momento de sentir que volvíamos a la normalidad”.
Como festival en continua evolución, sus responsables prueban ser duchos ante cualquier temporal que les sacuda y en 2025 anuncian que regresarán a la ubicación donde todo empezó, pero en un enclave más grande. Hecho que, como apunta Mariajo, “tendrá un significado muy especial para quienes llevan en la familia del Ebrovisión desde el principio”.

The Raveonettes en Ebrovisión 2005
Así, y 25 años después, el seno de la organización ha logrado mantener un equilibrio perfecto entre tradición y nuevas miras, contemplando futuros propósitos e incorporando voces jóvenes a la fórmula que mantienen fresco el legado. Es el caso de Jorge, miembro de la Asociación desde 2023 y responsable de las redes del festival desde 2025: “He sido asistente del Ebrovisión durante muchos años y siempre pensé que era un festival que hacía las cosas con mucho mimo, especialmente gracias al hecho de que hubiera una Asociación detrás”, nos cuenta. “Ahora, y desde dentro, puedo confirmarlo. Conseguir mantener el nivel de implicación durante tantos años requiere de mucho trabajo, especialmente ahora, con la eclosión de los macrofestivales. Hay que jugar mucho con los números y trabajar duro para estar a la altura. Aunque las circunstancias no siempre acompañen, Ebrovisión se ha mantenido siempre fiel a su oferta, dando oportunidades a muchos grupos emergentes, descubriendo grandes propuestas internacionales y trayendo a la ciudad cabezas de cartel de gran nivel".
Si hablamos de música como tal, no parece que cueste demasiado poner de acuerdo a los distintos implicados en lo que respecta a citar un momento musical concreto de la trayectoria del festival. A Mariajo se le viene a la cabeza, sin poder evitarlo, el espectacular paso de The New Pornographers por el Ebrovisión de 2010, a lo que Katarin se suma, añadiendo otros nombres destacados de aquella edición (Iván Ferreiro, Lori Meyers, Love of Lesbian, La Habitación Roja, LA, Airbag, Triángulo de Amor Bizarro) y recordándonos lo “poco habitual que era ver tanto talento nacional junto por aquel entonces” en un mismo festival de ámbito local. Jorge y Aitor, en cambio, deciden ponerse de acuerdo y recordar con una sonrisa los bolos de Vetusta Morla en 2009 y 2014, coincidiendo tal y como cita este último, con “momentos complicados para el festival”.

La Habitacion Roja en Ebrovision 2015 (Por Stuart Macdonald)
Aun parcos en recursos, el festival no ha dejado en ninguna de sus ediciones de traer a Miranda lo mejor de cada casa, sabiendo que para muchos asistentes locales esta sería la única ocasión del año de vivir un gran sarao musical. Desde nombres recurrentes y fieles regulares a la cita (Sidonie, La Habitación Roja, Deluxe, Lori Meyers, Love of Lesbian, Vetusta Morla, Iván Ferreiro, Dorian), hasta bandas que, por desgracia y designios del destino, son hoy grandes ausentes del panorama presente (El Columpio Asesino, Delorean, The Sunday Drivers, We Are Standard, Niños Mutantes, Supersubmarina, Mendetz), pasando por la siempre seductora cuota internacional (The New Pornographers, The Wave Pictures, Él Mató a un Policía Motorizado, Las Ligas Menores, Hercules & Love Affair, Ty Segall, Nada Surf, Teenage Fanclub, Mando Diao, The Charlatans, The Raveonettes, Temples, Miles Kane...).
En sus últimas ediciones también nos han demostrado saber leer el signo de los tiempos sin alterar su naturaleza. El huracán de Arde Bogotá no se olvidó de pasar por Miranda en 2024, año en el que propuestas de carácter emergente (Shego, La Paloma, SPRINTS, Repion, Aiko el Grupo, Bum Motion Club) defendieron la programación con orgullo. Este año, cuya cita ya está programada para los días 4, 5, 6 y 7 de septiembre de 2025, la intención es seguir manteniendo vivo el sino del festival, sin desdeñar su unicidad y presumiendo de vigencia. Lo consiguen a través de nombres con solera que no requieren de presentación alguna (Viva Suecia, Xoel López, Gorka Urbizu, Airbag, Kokoshca, Hinds), nombres internacionales que siempre endulzan la píldora (The Murder Capital, Rinôçérôse, Meatbodies), revulsivos jóvenes que nos demuestran que hay futuro (Depresión Sonora, Besmaya, Cora Yako, Mourn, Las Dianas, Joseluis, Biela, Pinpilinpussies, Toldos Verdes), y alguna que otra sorpresa todavía por revelar.

!!! (chk chk chk) en Ebrovisión 2016
A la postre, y de la mano de nombres actuales tanto de aquí como de allí, Ebrovisión continúa manifestando su compromiso por vivir en el presente y proyectarse como un festival del mañana, con tantas ganas de cumplir otros 25 años como nosotros de poder verlo: “La Asociación y Ebrovisión, a día de hoy, están formados por amigos a los que nos une el amor por la música y por nuestra ciudad”, concluye Katarin. “Esto hace que, lejos de ser profesionales en el sector, muchas veces cometamos errores. Pero en todo momento buscamos seguir haciendo de este festival algo único, cómodo y diferente al resto”.
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