"El artista ya no es el ser incomunicado de antes"
Entrevistas / Second

"El artista ya no es el ser incomunicado de antes"

Fátima Vila — 14-10-2013
Fotografía — Archivo

“Montaña rusa” (Warner, 13) es un álbum contradictorio, entre lo bailable y lo oscuro. A lo largo de su minutaje, Second aparcan las melodías de siempre para hablar de una generación en mitad del desconcierto pero lo hacen gastando suela.

Horas de carretera y mapas. Horas de escenarios, pruebas de sonido, backstages. Ciudades encantadas y endemoniadas. Cientos de caras. Sudor, guitarras, rostros que se cruzan. Ojos cómplices que hoy lo son todo y mañana, nada. Cientos de caras. Dieciséis años de directo curten la voz y la espalda, arañan las fundas de las guitarras y también endurecen irremediablemente la mirada. Una mirada más aguda, más libre, con más rabia y menos ganas de conformarse. El grupo se ha hecho mayor. Ha ganado experiencia y perdido candidez, ha ganado horas de furgoneta y escenarios, ha ganado fans, arrancados uno a uno a golpe de directo. Su nuevo trabajo, “Montaña rusa”, habla de una vida de vértigo, de verdades y mentiras descubiertas al filo de los treinta y tantos. Habla del vacío, del sinsentido, de las trampas. Sean Frutos, voz tras los reveladores temas del grupo, nos da algunas claves del presente de una banda que intenta encajar su dulce momento profesional con su propia maduración interna. Todo en mitad de un entorno que se escribe con una palabra: desconcierto. “El directo del año pasado marcó un antes y un después. Habría sido fácil continuar el camino conocido de temas como ‘N.A.D.A’. o ‘Rincón exquisito’, pero el cuerpo nos pedía otra cosa. De cinco canciones que llegaban al local sólo una sonaba como antes. Necesitábamos cambiar, arriesgar, gritar todo lo que llevábamos vivido y se nos había revelado en esa gira”, cuenta Frutos que reconoce las ganas de explorar un sonido “más directo y visceral”, que diera protagonismo a esa voz que definía los conciertos.
Y en mitad de ese viraje, de ese proceso de maduración rabiosa, la figura de un productor, Sebastian Krys, capaz de perfilar las aristas de un trabajo destinado a dividir al público fiel pero, al tiempo, abrir camino entre desconocidos. “Sabemos que ‘Montaña rusa’ llegará a gente a la que no le trasmitía nuestro sonido anterior y al revés. Sabemos que nos arriesgamos con nuestro público de siempre, pero creemos que la clave del arte está en crear reacción, promover el debate y la opinión diversa”.

Conectados día a día a través de su diario en Facebook durante el proceso de producción en Los Angeles, Second, especialmente activos en redes sociales, reconocen estar atentos al feedback del público y tenerlo en cuenta. “La decisión final siempre es nuestra aunque consideramos una ventaja estar conectados con la gente, saber qué piensan, escucharles. El artista ya no es el ser incomunicado de antes y no lo va a ser nunca más. La opinión diferente y la crítica siempre es un aprendizaje y además da vidilla”, bromea.
“Montaña rusa”  es un disco de sonido inédito, lógico por lo poco continuista, en la carrera de un grupo en el que ya no hay que impostar el gesto de chicos duros porque la vida les ha curtido y, casi sin quererlo, les ha hecho mayores. “Hay mucho de crisis generacional claro. Los de treinta y tantos no sabemos qué hacer, cómo vivir, a quién dirigirnos o cómo enfocar nuestro futuro. Los esquemas de antes ya no valen. Evidentemente, los músicos vemos y filtramos todo esto. Es algo que surge sin quererlo, espontáneamente. Se mezclan nuestras experiencias, las experiencias del entorno, la vida de los que nos rodean y el inevitable desengaño”.
“Vivimos en una época complicada”, denuncia sin rodeos. “La ineptitud de unos pocos nos ha llevado a un callejón sin salida y, desde la música, no podemos sino denunciar la idiotización a la que estamos sometidos. Esa crítica es evidente en temas como ‘Lobotomizados’ pero se intuye en todo el disco", apunta Frutos que reconoce que este último trabajo tiene mucho “de un deseo de futurización, de escapar a otro momento, a otra época, porque esta no nos gusta”.
Conscientes de la sonoridad de un disco que les llevará por primera vez a muchas pistas de baile, saben que “Montaña rusa” es, también, un disco de letras. "De canciones que contrastan fuertemente con la melodía. Música luminosa e historias oscuras. Esta contradicción ha suscitado una división de opiniones entre los que lo escuchan. Un cincuenta por ciento se queda en lo exterior y considera que este nuestro disco más amable, el más bailable. Otro cincuenta se queda con lo que las canciones cuentan y lo ve como un trabajo más oscuro, más amargo".
Letras que se dejan intuir, melodías que no dejan indiferente porque "en el territorio neutro es donde más sangre hay" terminan de definir un álbum que habla de todo sin hablar explícitamente de nada porque a Second nunca les ha gustado dar significados. “Hay mucho de experiencia propia, de desarraigo tras muchos años de esta vida de carretera y directo. Es una vida que te da muchas cosas pero que también te quita muchas otras. ¿Perdida de inocencia? Seguro. De repente empiezas a poner barreras a tu vida, te haces un poco más mezquino… Eso sí, también aprendes que sólo podrás sobrevivir si estás con las personas adecuadas”.

Un comentario
  1. AKAIK youv'e got the answer in one!

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