"Tengo un punto Julio Iglesias"
Entrevistas / Ferran Palau

"Tengo un punto Julio Iglesias"

Andreu Cunill Clares — 04-12-2019
Fotografía — Archivo

Adorar a Ferran Palau resulta más sencillo de lo que uno cree. Además de lo mucho que consigue emocionarnos con sus canciones, tenerle delante charlando sobre su nuevo disco, “Kevin” (Hidden Track, 19), no hace sino que confiemos todavía más en sus canciones.

Muy poco después de “Blanc” y al amparo de una musa que permanece al ralentí, Ferran Palau vuelve a la actualidad con “Kevin”, una obra que mantiene la simpleza de sus estructuras compositivas pero evoluciona en cuanto a la manera de tratar las texturas sonoras. Parece como si el artista y su productor y primo Jordi Matas hubieran analizado la música más caliente y sabrosa a un nivel molecular, con microscopio. Centrados en seleccionar aquellos beats que importan, aquellos latidos que siembran vida. Solo así ha sido posible que los riffs de sotavento que surgen de la mente creativa de Ferran ganen cada vez más en sensualidad. Una clase de sensualidad perezosa, amorosa, algo así como si un caribeño intentara hacer música romántica en la planicie de la Antártida.

Kevin”son diálogos entre Ferran y tú. Eso sí, con clara intención de borrar la identidad de género, de volcar los textos hacia una más amplia y acogedora universalidad. Lejos del binarismo impuesto, sus palabras se mecen en sonidos que, aunque provienen de naturaleza orgánica, acaban mutando hacia un destino transgénico. Manipulaciones que se ejecutan con precisión bajo la voluntad de alquimia de un Ferran que quiere seducir y enamorar con sus canciones. Músicas que divagan por anatomías tubulares y transportan al oyente a arrabales de paz y tranquilidad. Urdidas desde una consciencia minimalista. Más valle que cima, más camino que meta y con clara vocación pineal, “Kevin”” puede pasar de resbaladizo a adiposo en pocas escuchas. Pero necesita que le den esta oportunidad.

Nos encontramos a un artista en un claro estado de gracia. Con “Kevin” Ferran Palau parece hallar nuevos matices de su persona que emergen de las latitudes de lo desconocido. Esa vibrante materia que busca ininterrumpidamente, que es fuente de creación y que va descubriendo escalonadamente, a cada nuevo disco. A medida que va avanzando su carrera, el artista abarca un poco más la complejidad de su ser, destensando la cuerda del control y aflojando la manivela del libre albedrío. Solo así llega a nuevos estadios que trasciende e integra. Un camino que, como todos sabemos, no alberga ningún final.

Primero, felicidades por tu último disco. Pienso que tiene un afilado perfil seductor aunque requiera algo de paciencia para rendirse a sus pies. A las primeras escuchas no entra nada fácil, pero poco a poco te va conquistando. En un contexto como el de ahora donde la inmediatez es una activo indispensable, ¿cómo valoras este tipo de obras que no están diseñadas para atrapar a la primera escucha?
Para mí es una obra demasiado reciente y aún no he cogido la distancia suficiente para poder emitir juicios de valor. Tengo que superar todas las mierdas y detalles que me han estado preocupando durante el proceso de grabación. Todo ha ido demasiado deprisa y me cuesta pensar objetivamente.

"Mi música no tiene golpes de efecto, porque no me interesan. Yo persigo otra cosa diferente".

Entiendo lo que dices. Si te parece podemos enfocar la pregunta a un nivel más genérico y hablar de la presión de hacer canciones o discos que atrapen a la primera. Lo digo porque parece que el contexto actual, lleno de estímulos, no da demasiadas segundas oportunidades.
En realidad mi intención cuando hago música es hacerla cada vez más fácil y accesible. Pero también es cierto que tengo un filtro que busca un equilibrio entre esta voluntad y la necesidad de sentirme cómodo con lo que hago. Al final, necesito ser fiel a mí mismo y mi ritmo vital es este que tú mencionas acerca del disco: lento y arrastrado. Intentar cambiar esto sería demasiado impostado, imposible de acometer para mí. Pero también pienso que hay un lugar para discos como el mío, porque yo escucho un montón de música tranquila y no demasiado accesible que tiene muchos seguidores y múltiples reproducciones. Así que, de la misma manera, espero que mi propuesta encuentre su propio público. Porque sí que es verdad que el mundo va muy deprisa, pero al final todo el mundo conduce e invierte una hora en ir y volver del curro y que mejor que un disco que te invita a estar tranquilo y bien contigo mismo y te ayuda a desconectar. Y sí, tienes razón. Mi música no tiene golpes de efecto, porque no me interesan. Yo persigo otra cosa diferente.

Explícamelo mejor.
Trato de no repetir esquemas ni buscar estribillos ganadores porque sí. Intento adornar lo que me sale de forma natural para que quede bonito. Esto sí que me preocupa. Invierto muchas horas en la producción. En hacer y deshacer las canciones con Jordi Matas para encontrar aquel sonido que les hace justicia.

¿Cómo ves “Kevin” respecto a “Blanc”? Leí en algún lugar que los has compuesto y grabado de manera muy seguida. ¿no es así?
Sí. Justo después de acabar “Blanc” tuve una época de agobio en la que pensé que me gustaba mucho mi disco y no tenía claro si seria capaz de componer algo igual en el futuro. Entonces me presioné mucho para seguir cabalgando la musa de “Blanc” y no dejar de componer. De modo que seguí haciendo canciones. Fue de esta manera como me salió casi más de la mitad del disco, podríamos decir que el esqueleto de “Kevin”. Ahora pienso que al menos este agobio fue fructífero. Entonces tuve muy claro que tenía que grabar las nuevas composiciones y que lo tenía que hacer rápido. No necesito seguir el orden establecido de disco, gira, pausa, y vuelta a empezar. Hay pequeñas maneras diferentes de hacer cosas fuera de las leyes generales del mercado musical. Aquí no estamos en la MTV.

Entonces hoy en día, a pequeña escala, uno puede fijar sus propias normas, ¿no?
Igual en la vida en general es más difícil, pero creo que en un proyecto artístico es absolutamente necesario. Hacer lo que te sale de los huevos y además hacerlo con descaro porque es cuando llama la atención. La actitud es muy importante.

Llevo un par de semanas escuchando “Kevin” compulsivamente y hoy antes de venir a verte he decidido poner “Blanc” para coger un poco de perspectiva y analizar la evolución entre un disco y otro. Ahí es donde me he dado cuenta de que “Kevin”, comparado con el resto de tu discografía, es muy rompedor, no tanto en cuanto a estructura compositiva sino a nivel de sonido y texturas. Creo que abandonas de manera definitiva la huella orgánica y te entregas con descaro a los sonidos sintéticos ¿Estás de acuerdo?
Creo que lo de sintético lo dices a nivel de pulcritud del sonido porque en realidad los instrumentos que intervienen son exactamente los mismos: guitarras teclados, baterías y bajos. La gran diferencia entre uno y otro es que en “Kevin” hay muchas menos capas de sonido. Hemos perseguido el menos es más y nos hemos preocupado de manera obsesiva por el sonido de cada pista. Un ejemplo de esto es que hemos ido a grabar voces a un estudio mientras que en los discos anteriores siempre lo había hecho todo en casa. Igualmente hemos escogido los teclados que exactamente nos imaginábamos para cada canción en lugar de coger lo primero que teníamos a mano en casa. Podríamos decir que es un disco mucho más consciente en cuanto a estética de sonido.

Esta es una de las preguntas que quería hacerte sí o sí. Yo creo que este menos es más que mencionas se puede percibir claramente en “Kevin”. A diferencia de muchas de las producciones actuales que están empachadas de capas y capas de sonido que acaban por esconder el núcleo de la canción, tú has seguido un camino mucho más arriesgado y has ido directo a la esencia, descartando todas las sobras y respetando la intimidad de cada instrumento. ¿Ha sido fácil?
Pues déjame decirte que a este lugar que mencionas he llegado analizando al detalle las canciones más mainstream. Al hacerlo me he dado cuenta de que las que están pegando fuerte son muy minimalistas en cuanto a componentes sónicos. Coge por ejemplo el hip hop o el trap y te darás cuenta de que construyen canciones con muy pocos elementos. Tienes una línea de bajo, un bombo, una caja y una voz y luego un pequeño arreglo que le da el toque distintivo pero que si lo quitases seguramente la canción funcionaría igualmente. Lo que he hecho yo por supuesto que no tiene nada de original, lo puedes rastrear fácilmente en la radio fórmula actual. La única diferencia es que yo lo he llevado a un lenguaje que no es de radio fórmula

¿Podríamos decir que la radio fórmula ha sido una fuente clara de inspiración para este disco?
Sí. Surge de hacerme la pregunta: ¿Por qué peta así de increíble Rihanna? ¿Por qué cuando la escucho y aprieto el volumen al máximo suena así de brutal? Entonces te das cuenta de que en sus producciones prácticamente no hay nada, solo tres o cuatro pistas y algún detalle accesorio. Así que sí, he cogido mucha inspiración de géneros musicales que no son los míos.

"Nunca he tenido tres horas para sentarme y componer una canción, yo no funciono así. Lo hago en el coche, mientras paseo o en casa con la guitarra, que siempre está en el sofá".

En tu última entrevista en esta casa hablabas de tu aspiración de poder conciliar música y familia. Yo me preguntaba si después de “Blanc”, que ha supuesto para ti un incremento de público y repercusión mediática, ha podido suceder.
Sí, cada vez me va mejor, aunque aún no me atrevo a dejar mi trabajo. Lo podría hacer, aunque tendría que recortar muchos gastos, pero la estabilidad de un sueldo me da seguridad. Me quita presión de la música, me da libertad de estar bien conmigo mismo porque sé que podré hacer lo que quiera y, vaya mejor o peor lo voy a disfrutar y no dependeré al cien por cien de mi música. Creo que, sin esta estabilidad económica, me podría llegar a agobiar y acabar condicionando mi arte y tener pensamientos jodidos del tipo: necesito hacer otro “Serà un abisme” porque si no será un desastre. Y este agobio puede que me impida hacer buenas canciones.

Es decir, la seguridad económica te permite independencia artística y creativa.
Sí, pero esto también significa que no paro nunca. Salgo de currar y voy a tocar. Y no tengo mucho tiempo para mí vida familiar porque siempre estoy liado. Pero ahora es lo que hago y no soy capaz de imaginármelo de otra manera.

Entiendo que no debe ser fácil conciliar el Ferran artista, con el trabajo y la familia.
De momento lo llevo bien. Lo único que voy muy cansado y supongo que llegará el momento en que ya no tendré la edad para seguir a este ritmo tan bestia. Solo trabajo veintisiete horas y media a la semana y esto me permite, haciendo equilibrios, dedicar tiempo a mi música. Eso sí, ya no me quedan días personales, y me crea mucha ansiedad el Google calendar, abrirlo y ver que siempre estoy a un punto del desborde.

Estos días estoy leyendo al poeta Enric Casasses y hay un momento en que reza que el modelo del arte, su musa, es amar. ¿Podríamos decir que el amor es la fuente primera y última de toda creación?
A mí siempre me han interesado dos cosas que he reflejado en mi música, que son la muerte y el amor y te diría que no hay nada más interesante que explicar en una canción. Yo siempre hablo de qué debe ser morirse y qué debe ser querer. Y ahora estoy absolutamente metido en la fase del amor. Y tanto “Blanc” como “Kevin” son hijos de este período.

Tus canciones me parecen diálogos que haces con otras personas que el oyente no conoce. ¿Son la vía para expresar ciertas cosas que igual no encuentras otra manera de hacerlo?
Pues no, no funciono así. Cuando escribo no tengo ni idea de porque lo he escrito. Es así. Es música, es estética y son sensaciones. Escribo y luego tengo que encontrar un sentido a eso que he escrito. No sé por qué leyes me rijo para poner una palabra detrás de otra. El día que lo sepa puede que ya nunca más me salga lo que hago. Cuando menos controlo lo que hago, más me gusta.

Esto que dices me viene perfecto para la siguiente pregunta. Hace unos meses le preguntaba a Joan Pons si no creía que el contexto actual exigía estar mucho más comprometido políticamente con su arte y él me dijo que no tenía ningún tipo de control sobre lo que escribía, que era como una especie de mensajero. ¿Cómo es en tu caso?
Sé que puedo currar más o menos. Estar más concentrado y comprometido en componer o dejar de hacerlo (cosa que a veces va perfecto porque cuando parece que no haces nada al final te estás empapando de la realidad que te rodea y eso acaba apareciendo en las canciones). Pero todo el resto no depende de mí, no puedo hacer nada. Yo no quiero emitir juicios de valor, no soy nadie para hacerlo. Yo no sé lo que esta bien y lo que está mal, o sí que lo sé, pero no soy quién para explicarlo. Solo canalizo mi interior hacia afuera y espero que a alguien le guste. Mi música sirve para estar en un espacio en el que todas estas cosas están fuera.

No acabo de entender del todo esto último que dices.
Sí, lo que quiero decir es que estamos todos aquí viviendo nuestra vida con un montón de inputs y un montón de ruido exterior. Internet, la política, el curro, estamos agobiados porque no tenemos suficiente pasta para hacer lo que nos gustaría, aspiramos a cosas que no podemos conseguir. En fin, un montón de cosas así. Lo que yo quiero es hacer algo que te permita abstraerte de todo esto. Y creo que esto es hacer política también. Ocupa un espacio, una voluntad. Yo cuando grabo siempre estoy pensando que tengo una persona delante y me preocupo de que sea un diálogo entre tú y yo. Además en este disco he sido cuidadoso con los géneros. Que el tú y el yo pueda ser un tío o una tía o la inversa o lo que quieras. He creado un micro mundo en el que no hay espacios que puedas reconocer o referencias que te puedan recordar algo. Hay una persona y tú y ese darte el permiso para desaparecer de todo durante un rato.

"Antes intentaba buscar palabras antiguas y extrañas, pero en los últimos dos discos he hecho el esfuerzo de ir a lo simple: las estaciones del año, hoy, mañana, ayer, el sol o la luna".

Te quería hacer esta pregunta desde la última vez que te vi en el Apolo de Barcelona. Tu arte busca la intimidad con el oyente y a veces esta intimidad que funciona a la perfección en disco puede no verse correspondida en directo, cuando el público habla y no respeta el silencio necesario, con la consiguiente frustración por tu parte. ¿Cómo lo vives?
La verdad es que con la pila de conciertos que he hecho últimamente me ha pasado poco, pero en tres he tenido que irme. Estoy en un punto de mí carrera en el que ya no me importa hacer esto. Si queréis hablar me parece perfecto pero yo no lo tengo porque aguantar. De ochenta o noventa conciertos que habré dado en esta gira, que me haya pasado en tres tampoco me parece algo exagerado.

¿Qué es una canción para ti?
Joder con la pregunta… pues lo mismo que para ti, ¿no?

No sé si me vale mucho esta respuesta…
Una canción es una melodía, una letra y un ritmo.

Perfecto ¿Y cómo la construyes? ¿Cómo se desarrolla tu proceso creativo?
Muchas veces el inicio de todo suele ser algo muy simple, un par de notas que armonizan en mi cabeza. (Ferran lo tararea con la voz). Entonces lo pruebo con la guitarra o con el teclado. Normalmente en este momento tiene que venir una frase, unas palabras, algo que despierte y empuje al resto de la canción. Entonces ya no toco nada más y lo voy repitiendo en bucle y me voy apuntando frases en el móvil, lo voy canturreando internamente sin cesar. Si me sale algún cambio también lo canturreo con las notas de voz del móvil. Nunca he tenido tres horas para sentarme y componer una canción, yo no funciono así. Lo hago en el coche, mientras paseo o en casa con la guitarra, que siempre está en el sofá. Allí pruebo muchas de estas cosas que me pasan por la cabeza. Una vez está todo más o menos ordenado lo grabo y entonces viene la última fase, que es cuando aprendemos a tocar con el grupo aquello que hemos grabado.

Los discos los haces junto a tu primo Jordi Matas y un ordenador. ¿No echas de menos la calidez de una banda?
Pues no. No es este el formato de producción que me interese. La estética del sonido que yo tengo en la cabeza es algo diferente y no pienso que una banda en directo pueda conseguir un sonido mejor. Solo te diré que incluso en el caso de la batería grabo cada toque por separado y luego lo junto y lo pego como me interesa. Una banda de música tocando en directo tiene su encanto pero podríamos decir que no le beneficia en nada a mí estilo de música.

¿Entonces podríamos decir que tu estilo de música es individualista?
Absolutamente. No es nada comunal. Es onanista total.

Últimamente le doy muchas vueltas a la palabra algoritmo, que es de esas palabras que no aparecían nunca en el lenguaje colectivo y ahora está presente cada dos por tres. Supongo que llegará el día, si no ha llegado ya, en que los algoritmos y las máquinas crearán arte. ¿Qué papel crees que desempeña el artista y su imaginación en este contexto?
Yo creo que todo suma. Además la máquina la ha hecho alguien y si esta hace aleatoriamente arte, en el fondo aquello no existiría si no hubiera un friki detrás que hubiera ideado la máquina que luego hace música y que más tarde esa música se puede convertir en otras cosas. Yo prefiero centrarme en la transformación, en el hecho que las cosas se acaban convirtiendo en otras cosas. Para mí no es tan importante si lo ha hecho una persona o una máquina, sino lo que tú como consumidor haces con lo que oyes. Si tú oyes una canción hecha por una máquina y te pilla en un momento de tu vida que te remueve y te conmociona para mí es valido, es arte del bueno.

A mí me cuesta pensarlo de esta manera…
Es que el hecho de que aquello sea arte o no, a mí parecer, no reside en que lo haya hecho alguien o algo sino que alguien lo mire con una mirada artística. Un sonido es música en el momento en que tu lo escuchas con esta perspectiva. La primera vez que se hizo música experimental, a pesar de que la mayoría lo oía como ruido, había alguien que lo estaba escuchando como arte, como una pieza de arte que le emocionaba. La capacidad de convertir algo en arte no es del artista sino de quien pone la mirada.

¿Te molesta que quieran interpretar tus letras?
No, me molesta que me pregunten de qué van mis letras. Luego que hagan lo que quieran con ellas.

La palabra universo es una palabra que apenas aparecía en las letras de artistas de tu generación y últimamente es una palabra recurrente. ¿Podríamos decir que la generación de músicos a la que perteneces está madurando?
¿Madurar? ¿Por qué haces esta conexión?

Lo que yo entiendo es que las primeras versiones o intentos de música pop que acomete alguien acostumbran a ser mucho más inmediatas, más hechas desde la pasión. De alguna forma, progresivamente, todo se vuelve más metafísico y os preguntáis más acerca del sentido de la vida. Y a mí me daba la sensación de que algunos de vosotros estabais en este punto y que la palabra universo era una alegoría de este fenómeno. Pero tampoco te creas que lo he meditado mucho.
Mis letras siempre han sido así, nunca han sido costumbristas, sino más centradas en el porqué de las cosas, en ir más allá. Seguramente utilicé la palabra universo porque no la había utilizado antes en ninguna otra canción.

He dicho universo pero podría ser otra palabra que exprese esta madurez o evolución a la que me refería.
Verás, yo tengo un diccionario muy pequeño. Utilizo muy pocas palabras y muchas se repiten a lo largo de mis discos. Y seguramente la palabra universo captaba muy bien ese sentimiento del que te hablaba antes. Ese en el que estamos tú y yo en nuestra burbuja y nadie y nada más. Entonces pensé que nunca había utilizado esta palabra. Lo que te podría decir es que mis letras cada vez tienden a ser más simples y menos rebuscadas. Más transparentes, más digeribles. Antes intentaba buscar palabras antiguas y extrañas, pero en los últimos dos discos he hecho el esfuerzo de ir a lo simple: las estaciones del año, hoy, mañana, ayer, el sol o la luna. Y con esto intentar hacer música pop madura que dices tú.

Es jugar a esto sin caer en la trampa de lo excesivamente ramplón y azucarado.
Yo estoy constantemente haciendo equilibrios en esta cuerda. Lo que yo hago es dulce, no es bistec con patatas. Por eso voy vigilando todo el rato para no poner demasiado azúcar pero a la vez que tampoco sea amargo. Es un trabajo de pastelería fina y al final tengo que poner la ciruela y decir: ha quedado de la hostia.

En tu canción “Kevin” dices que te quedan diez mil nudos por deshacer. Yo me preguntaba si esto era una metáfora de la evolución personal y este no parar de deshacer nudos. Ese pensar que ya has acabado y encontrarte otra cuerda llena de más nudos esperándote.
Yo creo que escribí esto para reflejar este sentimiento que me pasa constantemente cuando me digo a mí mismo: a ver si pasa esto y lo otro y lo de más allá y así voy a estar tranquilo de una vez. Pero con este “a ver si pasa” no acabas de disfrutar nunca de la vida y siempre estás proyectando un futuro que es pura ficción. Igual el quid de la cuestión es vivir lo que pase. Los nudos por deshacer son todas aquellas mierdas que quieres que pasen para que te llegue un poco de calma cuando en realidad de lo que se trata es de encontrar la felicidad deshaciendo estos nudos, sin más y no estar esperando a que llegue algo. Mira, hay una anécdota que refleja mucho esto que te estoy explicando. Una vez mi hermano y yo, que somos muy diferentes en cuanto a carácter, volvíamos en coche a casa. Hay dos maneras de hacerlo. Por un rotonda que pasa delante del súper y llegas más rápido o por una calle que es más larga e incómoda pero conduces viendo la montaña de Montserrat. Y mi hermano me dijo: ¿Por qué vas por esta calle? Vamos por la rotonda que iremos más rápido. Y yo le dije, ya pero yo quiero que este ir a casa, esta acción aparentemente rutinaria, pueda ser una experiencia un poco más guay. Y si puedo disfrutar y convertir el camino de vuelta en algo menos automático y más bello pues lo voy a intentar. Y que conste que soy consciente que hacer esto a mí no me sale de forma natural, porque soy un gruñón que te cagas y tengo que esforzarme para hacer disfrutables las mierdas que me dan palo hacer habitualmente.

Ya estoy acabando. Pero quería decirte que hay una canción de tu nuevo disco que para mí destaca por encima de las otras y es “Flora”. Me parece que es llevar el lenguaje del trap a tu estilo y me da la sensación de que esta canción puede abrirte nuevos caminos.
Pues no lo había pensado. No lo sé. Pero sí es cierto que hay veces que una canción te conduce al siguiente disco. Puede ser esta u otra, no tengo ni idea de qué me va a apetecer hacer en el futuro. Lo que me parece es que esto pasa con canciones que han costado más de hacer y en realidad “Flora” ha sido una de las que ha costado más y la hemos tenido que hacer y deshacer varias veces hasta encontrar lo que nos convencía. Y el origen de la canción, como tú bien observas, sale de un día que iba escuchando trap y pensé que podría ser muy guay hacer una letra a tresillos sobre un compás de cuatro. Y si que es verdad que una mierda como esta te puede llevar a otro nivel. También te digo que es de las canciones que más me cuesta cantar e interpretar. Así que bien visto. Podría llevarme a otro nivel por insertar innovación a mí repertorio o podría ser que no por ser demasiado complicada. Vamos a ver. A veces pienso que la he cantado un poco atropellado.

Que va, en casa estos días decíamos que parecía como si un esquimal estuviera intentando hacer música caribeña. Para mí es arrastrada y sensual. Y esto me lleva a la última pregunta. ¿Crees que has hecho un disco sexy?
Siempre intento crear esta sensación Creo que busco mucho la sensualidad. Pero no la de machirulo. Y me gusta que lo digas porque pienso que no es muy habitual la sensualidad en la música catalana.

Nunca hasta la fecha había visto tu música así, la verdad…
Sí, sí, fíjate que tengo un punto Julio Iglesias. Esto me lo han dicho muchas veces. Escúchalo desde este ángulo. Ya verás. Siempre he tenido algo de canción ligera, de canción romántica y a veces pienso que estoy más cerca de esto que bajo la etiqueta de cantante folk o cantautor. Yo me siento más próximo a cantantes como Miguel Bosé o Julio Iglesias.

¿Esto lo estás diciendo desde la autenticidad o es pose?
Que va, me encanta escuchar este material. Esto me viene de mí amigo Zuma (bajista de Anímic) que su madre es muy fan de este tipo de música. Y al final analizándola he encontrado temazos: grandes canciones, grandes letras, grandes producciones y un súper sonido. En serio, quita toda la carrocería que lleva la palabra Julio Iglesias y concéntrate en su música y verás lo que te digo. Y su carrera es una pasada. Como dice Zuma: Nos faltan nuevos seductores como tú, Ferran.

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