Painted From Memory

Por fin Elvis Costello, el compositor, ha conseguido lo que ha buscadodurante tanto tiempo. Hace mucho que cambió su norte de Nick Lowepor Burt Bacharach: el (otro) compositor, que ha caminado siempre con magistralimpavidez entre la profunda horterada y la cima de lo sublimeÖ y queahora es reivindicado con urgencia por ciertos turgentes indies insoportables.Y ocurre lo que se esperaba: Costello suena a Costello y Bacharach suenaa Dionne Warwick. Hasta ahí no chirrían los engranajes. Pero,cuando se fuerza el carro para construir clásicos, pasa lo mismoque cuando se quieren hacer amigos en cinco minutos, que se olvidan pronto.De todos modos, y sin grandes aspavientos, Bacharach ha vuelto a la vida;y Costello se ha encerrado en su Imperial Bedroom con el tintero de lascartas de Julieta, a base de pequeños himnos que vuelven a marearal amor lo suficiente como para seguir mirando por encima del hombro a tantotrovador sin canciones que no para de grabar discos hoy en día. Calientepara 1998, pero un poco templado para Costello.