Misión cumplida
Conciertos / Toundra

Misión cumplida

8 / 10
Nacho B. Sola — 03-05-2016
Empresa — Holy Cuervo
Fecha — 30 abril, 2016
Sala — Barclaycard Center, Madrid
Fotografía — Mariano Regidor

“IV” es el disco con el que Toundra han dado un salto de calidad y cantidad en su carrera. Calidad, por haber alcanzado unos registros que el cuarteto madrileño ha hecho propios. Cantidad, por haber llegado, en un momento dado, al número dos de las listas de ventas españolas. Y cuatro fueron los grupos que participaron en el Palacio de los Deportes, en la noche Toundra, porque así ha quedado grabado en las neuronas de los que asistieron a este ya histórico concierto de la música madrileña.

Disparaban de entrada los cordobeses Viva Belgrado su screamo desgarrador, anteponiéndose con las vísceras a una bola de sonido propia de tan infausto recinto. A continuación, Jardín de la Croix repartía estopa con su virtuosismo, tapping mediante, y dejaban la sensación de que podrían ser la banda sonora de cualquier matemático chiflado, absorto delante de la pantalla de su ordenador, viendo pasar ceros y unos a la velocidad de la luz. Con este calentamiento, llegaba el turno para el invitado foráneo: los franceses Alcest demostraron que el heavy etéreo y vaporoso sigue en boga. Un heavy que tal como viene, se va, sin dejar ningún tipo de huella.

Jardin_de_La_Croix_814_Mariano_RegidorJardín de la Croix Foto: Mariano Regidor

Tras este trío de algunas muy buenas intenciones y alguna que otra melena fallida al viento, una orquesta daba la intro para el inicio de lo que se avecinaba: Toundra necesitaban echar el resto con su gente, con su público, con sus conciudadanos. Aunque hace poco pudimos ver a Toundra en Madrid bajo la etiqueta de Exquirla, el proyecto que avanza firme junto al Niño de Elche, en las Demoscópicas de Mondo Sonoro, había necesidad de que este concierto llegara. La orquesta, creada para la ocasión, acompañó a Toundra en varios pasajes durante el concierto, atrincherada en su atalaya. Si en algunos momentos no parecían congeniar bien los violines y los vientos con las descargas brutales de la banda, como en ciertos instantes de “Ara Caeli”, tema con el que iniciaron la velada, hubo instantes en que dicha orquesta dio el empaque necesario y trajo la pompa y boato que la noche requería. La atípica “Viesca”, o “Requiem”, hicieron levitar al respetable por encima del común de los mortales.

Pero entre las apariciones iniciales y finales de la orquesta, Toundra también dispuso de tiempo para hacer lo que mejor sabe: directas a la mandíbula, “Zanzíbar”, “Oro rojo” o “Bizancio” percutieron con maestría en los tímpanos de los presentes a través de las guitarras de Girón y de Macón, asociados, al tiempo que “Marte” o “Strelka” y sus sonidos evasivos despertaban las ganas de más. Esperemos a que salga “V”, que ojalá exista en un futuro no muy lejano, para poder confirmar que nos encontramos ante un rara avis con los deberes hechos desde hace mucho tiempo.

Toundra_1125_Mariano_RegidorToundra Foto: Mariano Regidor

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