La música de los ángeles

Si algo ha quedado claro en la aún corta carrera de The Arcade Fire es que se trata de un grupo que cuida hasta el mínimo detalle todo lo relacionado con ellos: el diseño de la web, las portadas de los discos, las fotos promocionales… La presentación mundial de su nuevo disco, “Neon Bible” (título tomado de la homónima novela de John Kennedy Toole), no podía ser menos, y eligieron una pequeña iglesia de Londres cercana al Támesis, al Big Ben, y claro, al espíritu de la banda, para hacerlo. El concierto empezó de la mejor forma posible: una versión a capella (ayudados por un par de megáfonos) de “Wake Up” con la banda de Montreal confundida entre el público. Inmensos. Después de eso cayeron un buen número de las composiciones incluidas en el segundo disco (a editar el 5 de marzo). Unas canciones que si bien han perdido agresividad, ganan en inmediatez pop y apuestan por la épica más desatada de una forma muy equilibrada. De los nuevos números brillaron con especial intensidad: “Black Mirror” (single de presentación del disco y toda una declaración de principios no exenta de un negrísimo sentido del humor ), “Intervention” (un crescendo con órgano de iglesia incluido que deja sin aliento), “Black Wave/Bad Vibrations” (una mini-opera rock de cuatro minutos realmente emocionante), “No Cars Go” (corte recuperado de su primer Ep), y “The Well And The Lighthouse” (una canción pop luminosa). En la hora y cuarto de concierto también hubo tiempo para mirar al pasado y recordar algunos cortes de “Funeral”. Dejando a un lado “Wake Up”, los más celebrados por la audiencia fueron “Rebellion (Lies)” (que llegó a unos niveles de intensidad memorables) y “Neighborhood #2 (Laïka)”. El concierto finalizó con “My Body Is A Cage”, corte que cierra “Neon Bible”, un trabajo que confirma todo lo bueno que prometía su debut. The Arcade Fire son toda una realidad y eso es algo que confirmaron encima del escenario de la iglesia de St. John.