Se ha afirmado en diversos medios que la condición transoceánica de The Earlies es uno de los motivos para que su paleta cromática goce de tan amplios y matizados registros.
Y sin duda, algo de eso hay: John Mark Lapham (sí, el principal mentor del primer Micah P. Hinson) y Brandon Carr desde Texas disponen y Giles Hatton y Chris Madden desde el norte del Reino Unido culminan la faena de aliño de esa ensalada de efluvios psicodélicos, leves apuntes prog rock, electrónica evanescente y melodías escapistas (aunque se les mente a Flaming Lips, andan más cerca de Simian), ya bien esbozados en el que fuera su álbum de debut (“These Were The Earlies”, de 2004, compendio de sus primeros Ep’s) y ratificados en este “The Enemy Chorus”. El resultante goza de una mayor cohesión que su predecesor, y un mayor influjo del kraut rock, cuya máxima expresión sería la escalada rítmica de “No Love in Your Heart”, aderezada con un imponente crescendo de violines y trompetas. A veces resulta de esa clase de discos más fáciles de amar con la cabeza que con el corazón, regido por instrumentales algo vaporosos y motivos que escapan a la deglución instantánea, pero su capacidad innata para desparramar en haces divergentes melodías en technicolor (con “The Ground We Walk On” o “Foundation And Earth” al frente) bien merece repetidas escuchas para acabar entrando en su universo particular.
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