La pujanza de los 8-bits
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La pujanza de los 8-bits

Olalla Uriarte — 15-02-2016
Fotografía — Archivo

Hace poco más de una década, hacer música con consolas obsoletas era para muchos “cosa de frikis”. De hecho, el fenómeno musical chiptune fue entendido por algunos como otra forma más de jugar con los videojuegos de aquellos expertos en sagas tan míticas como "Zelda" o "Final Fantasy". Se equivocaron. Con el tiempo se ha demostrado que, con lo mismo que se hicieron aquellas inolvidables sintonías que revolotearon por nuestra cabeza durante tantos años, se pueden hacer grandes temazos.

Pero, ¿ha vuelto el gusto por ese sonido tan particular o nunca llego a irse? Según Meneo, uno de los máximos exponentes de la escena, “hace 10 años cuando salió el LSDJ y el Nanoloop y otros secuenciadores 8 Bits sí que tuvo un ‘revival’, pero está dejando de ser un ‘hype’ y se está normalizando como cualquier otro sonido”. Lo mismo opina Ralp, entusiasta tecnológico y Sound Designer del estudio Device (creadores de los espectaculares vídeos del line-up del Primavera Sound), que añade que “quizás ya no esté ese factor sorpresa tan especial, pero sí que ahora existe una percepción de que está más integrado”. Además, y a pesar de las evidentes limitaciones técnicas de este sonido, “ha habido mucho progreso en hardware y software aplicado a estas tecnologías en los últimos años, se han inventado muchas modificaciones y técnicas para poder romper los límites de estas máquinas del pasado”. Por lo tanto... quizá no estemos asistiendo a su segunda juventud, sino a su madurez.

Llama la atención que algunos de estos creadores nos cuenten que nunca fueron grandes jugadores de la Game Boy. De hecho, “muchos nuevos artistas no han vivido siquiera la época en la que las consolas sólo se utilizaban para jugar y ven el chiptune como una disciplina de creación atractiva por su toque retro, su versatilidad y por el propio desafío de componer con algo, que debería estar obsoleto, sacándole el máximo partido”, comenta el músico Culomono. Así que podríamos decir que “la nueva era” está también protagonizada por jóvenes creadores que entendieron la Game Boy, desde el inicio, como un instrumento musical en sí mismo que encajaba a la perfección en sus composiciones.

Eso sí, independientemente de la generación a la que pertenezcan, todo estos “multijugadores” tienen en común mucho más que su amor por ese sonido de sintetizador básico y crudo y por la experimentación. Estos manitas recuperan y modifican tecnología obsoleta para darle una nueva vida con la que transmitir nueva sensaciones. “Parte de la esencia es utilizar materiales baratos y, si me pongo profundo, cambiarle la utilidad a un ítem destinado para el consumo y entretenimiento y convertirla en una herramienta para crear”, afirma Grosgoroth. El creador de la Game-tarra, entre otros muchos aparatejos indescriptibles, nos cuenta su truco: “Hay que tener resistencia al fracaso porque no te sale todo a la primera”. E incluso, comenta que es relativamente fácil modificar una Game Boy sabiendo manejar un soldador, así que si alguien tiene algo de maña ya sabe con qué puede entretenerse, porque esto... no tiene pinta de Game Over.

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