“Siempre quise tocar mis canciones favoritas de otros cantantes”
Entrevistas / Russian Red

“Siempre quise tocar mis canciones favoritas de otros cantantes”

Carlos Pérez de Ziriza — 18-05-2017

Seis temas de los 80 y un par de los 90, favoritos populares en los karaokes angelinos que ha frecuentado en los últimos tiempos, constituyen el material sobre el que Lourdes Hernández (Russian Red) ha trabajado para su regreso, cuatro años después de “Agent Cooper” (2013).

Quizá necesitada de meterse en la piel de otros (o de complementar una trayectoria que también quiere hacer carrera en la interpretación), lo nuevo de Russian Red se nutre de versiones de temas como “I Want To Break Free” (Queen), “I'll Stand By You” (The Pretenders), “Take My Breath Away” (Berlin), “Do You Really Want To Hurt Me?” (Culture Club), “It's A Heartache” (Bonnie Tyler) o “Don't You Want Me” (The Human League). Coproducido por Aaron Leigh, hermano de su marido Zach Leigh (ambos al frente de su proyecto Babes) y el habitual Brian Hunt, y mezclado por David Greenbaum (ingeniero de sonido del “Morning Phase” de Beck), el autoeditado “Karaoke” expide guitarras twang, aromas surf y un indisimulado aroma vintage a un puñado de clásicos, algunos de ellos abordados desde una óptica inusual. Ella misma nos lo explica.

La primera pregunta es inevitable: ¿Por qué un disco de versiones? ¿Sentías la necesidad de ponerte en la piel de otros artistas?
Desde que aprendí a tocar la guitarra con 15 años, lo que realmente quería hacer era tocar mis
canciones favoritas de otros cantantes. Mi incapacidad para hacerlo fue lo que me empujó a escribir mis propios temas. Asi que este disco, de alguna manera, cierra un circulo vital para mi, donde por fin me he permitido hacer lo que quería hacer cuando tuve mi primer contacto con la música. Mas recientemente, el deseo de versionar a otros artistas tiene que ver con el hecho de haber estado formándome como actriz y de verme envuelta en una dinámica de evocar emociones propias a través de otros personajes. Paradójicamente este proceso me ha ofrecido más libertad a la hora de darme a una emoción por completo.

¿Es cierto que el título proviene del hecho de que algunas de las canciones las has cantado recientemente en algún karaoke de la zona en la que resides?
Si, desde que vivo en Los Angeles voy bastante a karaokes, encuentro algo muy auténtico y reconfortante en estos lugares. En ese sentido y aunque no haya hecho un disco con canciones propias, sí he volcado un material igual de íntimo y que relata mi experiencia de las cosas.

La mayoría son temas de los años 80, excepto dos de ellos. ¿Es la década en la que más inspiración encuentras como artista o simplemente te apetecía recuperarlos porque es la década que conecta con tu infancia y/o adolescencia (esto último ya en los 90, claro)?
En la selección de los temas es donde se puede colocar esa experiencia de las cosas de las que hablo. No hay gran premeditación sobre el tracklist del disco, hay una necesidad y un gusto por cantar determinadas canciones con las que establezco una conexión fuerte. Probablemente las que cuando escuchaba de pequeña me descubrieron una idea del amor intenso, una sensación sobre la libertad y sobre aquello de convertirme en una persona adulta que ahora, tantos años mas tarde, aún soy capaz de cantar con todo el alma.

¿Tenías en mente que las versiones fueran muy diferentes de los originales? ¿Crees que es así como debe afrontarse una versión, acercándola a un terreno propio, o en algunos casos es mejor respetar los originales?
Todo proceso creativo tiene que afrontarse con libertad. Para “Karaoke” me he dado dos años y
ningún tipo de presión, para hacer con estas canciones lo que quería hacer. Al principio algunas eran mas electrónicas, otras mas acústicas todavía… Finalmente, tras convivir con ellas durante algún tiempo y poner mi cabeza en otros sitios que no eran solo musicales -parte que considero importantísima a la hora de hacer música, el poder desconectar-, el sonido que tienen hoy los temas es donde más YO me he sentido y el que más atemporalidad ofrece.

¿No crees, en todo caso, que la mayoría de ellos son temas que han sido versionados por muchos artistas desde diferentes perspectivas? ¿Piensas que vuestras relecturas de esos temas aportan una perspectiva inédita o novedosa a los mismos?
La verdad es que no revisé cuántas versiones se habían hecho previamente de las canciones que me gustaban porque le dí prioridad al hecho de que esas eran las canciones que yo necesitaba versionar. De esa manera el disco es mucho más honesto y real, en vez de intentar llenar los huecos de las versiones que aun no se han hecho.

Si nos atenemos al primer clip, el de “I Want To Break Free”, hay un evidente sentido del humor y una estética muy llamativa. ¿Ha jugado algún papel la ironía a la hora de enfocar el tratamiento de las canciones?
Hay algo definitivamente irónico en la idea de recuperar estas canciones, cuya producción en
algunos de los casos hoy día casi nos hace gracia, y traerlas a un sitio más introspectivo y
elegante. Nos lo hemos pasado muy bien en el estudio pero no ha habido una ironía buscada, del mismo modo que sí lo hay en la imagen del disco, el videoclip y la imagen promocional.

¿En qué medida ha sido importante el trabajo de Zach y Aaron Leigh? ¿Ha influido su trabajo al frente de su proyecto Babes?
Ha sido Aaron, alma de Babes y hermano de Zach, con el que he producido la mitad del álbum. Su influencia ha sido muy fuerte en las versiones que hemos hecho juntos. Ultimamente también he estado colaborando con su banda, tocando la batería en sus conciertos, así que todo el proceso de hacer música juntos ha sido muy orgánico y basado en la admiración mutua.

¿Y el de Brian Hunt y el de David Greenbaum como masterizador?
Brian, con quien trabajo desde hace años y me siento muy cómoda, ha aportado su propio estilo en la otra mitad del disco. Cuando lo escucho entero, para mí es muy evidente ver las dos vertientes. Con David lo he mezclado todo, así que “Karaoke” es el resultado de un equipo compacto y buenísimo, con el que he ido desarrollando esta colección de versiones a lo largo de dos años.

No sé si estarás de acuerdo, pero desde algunas tribunas y foros se está calificando el sonido del disco como vintage. Incluso hay quienes lo comparan con Lana del Rey. ¿Estás de acuerdo? ¿Ha supuesto ella alguna influencia?
Me encanta Lana del Rey y para el tratamiento de la voz en algunas de las canciones sí ha sido una referencia. Pero el acercamiento musical en general ha seguido un proceso distinto, he estado escuchando mucho a Mina por un lado y bandas surferas californianas por otro y “Karaoke” ha sido una mezcla de esos flows y unos cuantos delays en guitarras, sythns y voces, aquí y allá.

¿Tenéis ya material nuevo con el que estéis trabajando de cara a un posible nuevo álbum de temas propios?
De momento no tengo suficiente material como para pensar en ello. Me gustaría que el siguiente
paso en lo que a música se refiere no se redujera a la idea de un disco, así que desde hace tiempo
estoy trabajando en algo distinto, más amplio y performativo.

En breve lo presentas sobre los escenarios en España, en sendos conciertos. El 25 de mayo en Barcelona (BARTS) y el 2 de junio en Madrid (Círculo de Bellas Artes). ¿Qué banda te acompañará?
Me acompañarán mis inseparables Juan Diego Gosálvez a la batería y Brian Hunt al bajo, mi
marido Zach Leigh a la guitarra y como gran novedad, el privilegiado Víctor de Rufus T Firefly a los teclados.

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