RIMA INTERNA
Entrevistas / Frank T

RIMA INTERNA

Redacción — 06-02-2002
Fotografía — Archivo

FRANK T ES UN RARA AVIS DE NUESTRO RAP. SU CARISMA, INNEGABLE A ESTAS ALTURAS, LE HA REPORTADO TANTAS ALABANZAS COMO DETRACCIONES. Y AUNQUE EN EL FONDO DE MI CUESTIONARIO YACÍAN AMBAS A PARTES IGUALES, PEDÍ ESTA ENTREVISTA PRINCIPALMENTE PORQUE “90 KILOS” (ZONA BRUTA/DRO, 01) SUGIERE CIERTOS CAMBIOS HARTO INTERESANTES.

Desde luego, Tsimini Nsombolay (Kinsasha, Congo, 1973), no tiene la pegada verbal de Mucho Mu, ni el rajo de Juan Peralta, ni la empatía de Kase-O, ni el encanto de Mala Rodríguez. De acuerdo. Pero a su favor puntúan una cabeza bien amueblada, un zurrón lleno de experiencias, la voluntad de perdurar desde el amor al rap y la capacidad de distanciarse de sí mismo, de su obra y hasta de su propio personaje. No cuenta el hip hop entre mis especialidades y máximas devociones, a qué negarlo, pero ya las primeras escuchas de su nuevo disco me ponían sobre aviso: aquí las cosas están cambiando desde dentro. De hecho mi particular recuperación de “Frankattack” (00) ha conducido a conclusiones con las que también él parece estar de acuerdo. “Lo cierto es que algunas canciones de este disco estaban hechas ya en la época de ´Frankattack”... pocas, pero algunas sí había... y lo cierto es que esas han variado bien poco desde entonces.

“Insisto en lo evidente porque me doy cuenta de que se siguen cometiendo los mismos errores”

Con ´Konfusional´ estaba aprendiendo a hacer música, con ´Los pájaros...´ creo que ya sabía algo, pero todavía me quedaba mucho por hacer y con ´Frankattack´ creo que llegué a un punto más profesional, amplio e imaginativo. De todos modos, me quedo con la música de ´Frankattack´ y con los textos de ´90 kilos´. Creo que en este disco el plano textual está mucho más claro. Pero en realidad la distancia entre ambos discos es mínima”. Ya veis. Acabamos de empezar y tenemos que agradecerle su renuncia a una actitud estratégicamente promocional. Ni bilis gratuita, ni ridículas sobredosis de testosterona, ni alusiones al estado de su cuenta corriente. Mejor hablamos de actitud crítica, talante consciente y predisposición al diálogo. Construir desde la propia deconstrucción. De otra forma no hay manera. Y además no interesa. “Acabé saturado, tanto en mis discos como en producciones para otros raperos, de las cuerdas. Hubo un momento en que tiré de ellas como norma general, pero luego descubrí música de los sesenta, a John Barry y Ennio Morricone, y vi que aquello era una mina, que había una base de trabajo y que encontraba más opciones de jugar con la música. En realidad ahora soy yo quien hace el dibujo completo de los loops. Dejé de trabajar con música del barroco porque no me obligaba a esforzarme a nivel creativo. ´La gran obra maestra´ –su hit particular, incluido en “Los pájaros no pueden vivir en el agua porque no son peces” (98)- la hice en apenas una hora. Ahora la música me cuesta más hacerla, pero lo prefiero”. Aunque siempre habrá cosas que no cambien. Puede que su manifiesto paternalismo, irritante en algunos casos, juegue en contra suya. Pero lo que nunca me había planteado es que esa actitud exageradamente protectora formara parte de su propia verdad. Si esto es así sólo cabe minimizar los reproches. Porque la audacia implica sinceridad, y con la sinceridad, pues ya se sabe... “La imagen paterna cuando llegas a unas edades, diecisiete, dieciocho años, es muy poco popular. Yo amo el hip hop y por eso intento que esté lo mejor posible. Es como cuando amas a tu hijo: quieres siempre lo mejor para él aunque puedas equivocarte. Pero creo que el término educación lo he sustituido por el de información. No trato de imponer nada, que cada cual decida tomar su camino, yo sólo pretendo exponer hechos”. Aunque, como pasa a menudo en su caso, llueva sobre mojado y se jugueteé peligrosamente con el libro de estilo de Perogrullo. “Sí, sí... lo que pasa es que luego te das cuenta de que se siguen cometiendo los mismos errores. Pasa con el SIDA, por ejemplo. Todo el mundo sabe que si usas condón los riesgos de contraerlo son mínimos, y aún así mucha gente sigue enfermando de SIDA por transmisión sexual. Por eso yo muchas veces insisto en lo evidente”. Pero con una sonrisa esta vez. Frank T sonríe ahora, frente a mí en una gélida estancia del cuartel general de Zona Bruta, y sonríe también desde algunos de los cortes de su nuevo trabajo. En realidad, la risa se torna carcajada en “L cojo, L negro y L gitano”, a pachas con el dúo madrileño La Excepción, tendiendo un puente que, mucho más allá de las implicaciones raciales que sugiere su título, se convierte en un hallazgo lingüístico a la altura del tour de force léxico y semántico que supone la escucha de “A sangre fría”, el primer largo de los malagueños Hablando en Plata. Se aferra a su sonrisa, atrapándola entre los labios, transfiriéndola a las pupilas, mientras ensalza a los esenciales Dilated Peoples, mientras señala a Funkadelic como un patrón a seguir, mientras se sorprende a sí mismo alabando a Anti Pop Consortium en detrimento de Dr. Dre, mientras asume que en “N two kulo 1 pie” ha perdido los estribos, mientras reconoce que lo realmente importante es que los discos sean buenos... Que dure.

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