RECONSTRUCCIÓN DE LOS HECHOS
Entrevistas / Death Cab For Cutie

RECONSTRUCCIÓN DE LOS HECHOS

Redacción — 16-07-2001
Fotografía — Archivo

Hacía tiempo ya que algunos cantos de sirena me inquietaban a propósito de Death Cab For Cutie: "Este grupo mola", decían, amparándose en la proverbial seguridad que proporciona el anonimato distributivo a éste lado del atlántico. Apelando a la paciencia y, no duelen prendas en reconocerlo, cómodamente instalado en el desdén de lo que quién sabe si vendrá, fui consumiendo los días entre la calma y el estrépiyo.

Hasta que una mañana apareció un sobre con mi nombre en el debe y una copia de "We Have The Facts And We´re Voting Yes+3" (Barsuk, 00/Houston Party, 01) en el haber. Asumiendo que ahora ya no había escapatoria ni aplazamiento posibles, comencé a hacer mío el segundo disco de los norteamericanos. "Ya será menos" pensaba entonces. Y sigo pensándolo, lo cual no me impide reconocer en las partituras de este cuarteto, cierta magia incunable que bandas como Hankshaw, Weezer, The Promise Ring, Pavement, Blonde Redhead y, sobre todo, Built To Spill, se han empeñado en acuñar desde que el indie es indie. Benjamin Gibbard (voz cantante, en todos los sentidos), asiente; al menos en principio: "El indie rock siempre estará ahí. Cada pocos años cambiará de cara, aunque creo que nunca morirá...". Porque luego desmiente.

"La verdad es que no nos gusta que nos comparen con Built To Spill, aunque me hago cargo de que las personas necesitan establecer paralelismos"

Desmiente, con una vehemencia que las conversaciones on line sólo permiten adivinar, cuando inquiero por su filiación emo (¿el estado de ánimo que transmiten, quizá?; ¿Ese artwork cuidado, indefinido, troquelado y neutro con el que presentan sus trabajos?; ¿ambas cosas, tal vez?). "No creo que seamos una banda de ese tipo, aunque no me importa demasiado. Mucha gente considera emo un mal nombre, pero no creo que esto sea un asunto demasiado importante", y cuando le sugiero que las distancias entre su cancionero y el de Doug Marstch se me antoja exigua: "La verdad es que no nos gusta que nos comparen con Built To Spill, aunque me hago cargo de que las personas necesitan establecer paralelismos entre viejas y nuevas bandas. Eso es necesario". Tan necesario como aclarar que ese misterioso sumatorio incluido en el título de su segundo largo hace referencia a tres temas ya aparecidos en el Ep "Forbidden Love" (Barsuk, 00), y que, probablemente, cifra las condiciones en la negociación entre ellos y su mentor por estos lares, el sello barcelonés Houston Party. "Se incluyen en el álbum para frenar o evitar importaciones a España. Si tienes el Ep incluido en el disco probablemente no querrás comprarlos separadamente en su edición americana. Somos amigos de Jaime de Houston Party y él nos dijo que quería sacar el disco, así que decidimos trabajar con Houston Party". Y mientras él, el disco, comienza su viaje por las tiendas españolas, ellos, el grupo, terminan de grabar su tercer largo que verá la luz en otoño, previo paso por el FIB. Una perspectiva de trabajo inmejorable, según parece. "Sí. Todos queremos empezar a tocar fuera de los Estados Unidos y hacerlo además bien. Aunque a decir verdad, nos apetece más viajar por Europa que hacernos populares allí". Y eso que todavía no saben lo de la piscina...

Un comentario
  1. You are the next one who forgot his caerma cable... What's going on with you guys? I think I have to write a travel checklist APEX applications, so that nobody forgets anything anymore ;-)Good luck with your presentation!Patrick

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