Rabia a raudales
Entrevistas / Bloc Party

Rabia a raudales

Don Disturbios — 18-07-2007
Fotografía — Archivo

“A Weekend In The City” (V2/Nuevos Medios) es algo más que un loable intento por romper con la imagen de grupo poseedor de tan sólo un puñado de temas tan contagiosos como resultones. Es un disco en el que se ponen en la piel de otros (un adolescente de compras, un hombre de negocios que regresa a casa, la juerga de un viernes por la noche) para reflejar la locura y desencanto de los tiempos que corren.

Horas antes de su esperado concierto en la sala Razzmatazz de Barcelona y con las entradas totalmente agotadas, un huraño Kele Okereke me recibe tras protagonizar una entrevista en la televisión autonómica catalana. Para romper el hielo y vista su cara de pocos amigos, le comento que, al contrario de lo que piensa la mayoría de la crítica, su segundo trabajo me parece un disco mucho más homogéneo, equilibrado y sólido que el primero que dependía más del potencial de determinadas canciones por separado... “En realidad no me interesa mucho lo que piensa la gente del disco. Si te digo la verdad no he leído ninguna critica”. Ya, pero ¿crees que esa respuesta algo tibia de la prensa es porque se trata de un disco mucho más oscuro? “No quiero hablar de la percepción que tiene otra gente del disco. ¿Podrías preguntar otra cosa?”.

"No hay manera de cambiar el status quo… por eso hay toda esa rabia en el disco"

Buff, toca armarse de paciencia, capear el temporal que se avecina y sacar la mejor de mis sonrisas... No cabe duda de que “A Weekend In The City” pretende ser un disco más serio, más maduro, que en cierta medida parece concebido para desmarcarse del resto de grupos ingleses surgidos en el último lustro. ¿Un intento por perfilar un sonido propio que les identifique y abra vías de cara al futuro de la banda? “Creo que es un disco con un sonido mucho más sintético y por tanto se nota que ha sido procesado. Como mi voz, que suena como si estuviera manipulada. Y es un disco en el que también hay muchas cajas de ritmos y sintetizadores y eso es así porque no quería que sonara tan sólo como una banda tocando. No quería hacer un disco que sonara natural sino que quería que lo hiciera como algo que había sido manipulado por la tecnología”. Un sonido sintético diseñado para ser la banda sonora de los tiempos que vivimos y que se me antojan el envoltorio perfecto para una letras salpicadas de historias en las que se refleja un evidente sentimiento de frustración y rabia... “Sí, es un disco bastante amargo, eso está claro. Y es así porque en 2005, cuando estaba escribiendo las canciones, todos los libros que estaba leyendo, todas las películas que veía, el arte... todo, era muy crítico con la vida moderna. Volvía a casa de las giras y veía cómo los amigos con los que iba a la universidad y que tenían todas esas ideas apasionantes sobre cómo iban a ser sus vidas, ahora lo habían dejado correr. Todos tenían depresiones y algunos incluso empezaron a drogarse. Nadie era feliz y de esa forma ese sentimiento de rabia se canalizó en este disco”. Y es que junto a ese poso de desencanto vital, otro de los temas que flota en el ambiente del álbum es el del miedo y más concretamente el de su uso para someter a la población y evitar cualquier tipo de disidencia. “Es cierto y siento que eso es así sobre todo tras el 11-S. Los medios de comunicación usaron el miedo para controlar a la población... Cuando la gente está preocupada y tiene miedo, no cuestionan su situación. No cuestionan nada y sólo se preocupan por su propio mundo y, siendo hijo de inmigrantes en el Reino Unido, estoy más atento a estas historias que quieren dar a entender que la gente del Reino Unido está amenazada por los que vienen de fuera”. Tampoco pasan por alto asuntos espinosos como la xenofobia, especialmente en “Where Is Home?”, escrita con motivo de la muerte de su primo de dieciocho años de edad, víctima de un ataque racista en Kent. Sin duda una verdadera tragedia... “Es trágico, pero no tenemos que hablar de ello, al menos que estemos hablando de la música. ¿Tienes una pregunta sobre la música?”. Bueno sólo quería saber si el acontecimiento provocó que escribieras esa canción... “No es exactamente así. La canción no trata del asesinato de mi primo. Trata de cómo se siente uno al crecer en una sociedad donde tu primo puede ser asesinado por racismo. De cómo se siente uno siendo la segunda generación de inmigrantes en la sociedad occidental donde estás excluido a un nivel casi imperceptible, pero donde hay divisiones muy claras. Que le pase a alguien lo que le sucedió a mi primo es horrible, pero lo cierto es que sucede constantemente. Siempre hay violencia racista en el Reino Unido, y es algo que debemos afrontar. De eso va esta canción”. Ante un panorama tan desolador, sólo me cabe preguntar si existe alguna alternativa. Si otro mundo es posible. “No, y creo que precisamente por eso hay toda esa rabia en el disco. No hay manera de cambiar el status quo. Se supone que tienes que aceptar que es así y eso no es justo”.

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