Paz y consuelo
Entrevistas / Damien Jurado

Paz y consuelo

Joan Cabot — 08-03-2012
Fotografía — Archivo

Siguiendo el camino de nuevas posibilidades abiertas con su anterior “Saint Bartlett” (10), el de Seattle vuelve a colaborar con el productor Richard Swift en “Maraqopa”, un colorido y evocador tratado de psicodelia folk y probablemente su obra más completa.

La obra de Damien Jurado (Seattle, 1969) ha sido siempre el reflejo de su propia búsqueda de verdad y el consuelo. Algo que parece haber encontrado al fin, a medida que sus obras ganaban en luminosidad y matices y sus grabaciones se enriquecían con una paleta de cada vez más alejada del sonido lo-fi de sus inicios. “Siempre digo que en mis primeros álbumes era como un niño sin carnet de conducir”, explica. “Ahora puedo conducir y puedo ir hacia donde quiera”.
No debería sorprender el sonido de “Maraqopa”. Ya en su anterior disco, “Saint Bartlett”, Jurado profundizaba en la dirección aperturista de sus últimos trabajos, pero resulta difícil no sentirse conmovido por los tintes psicodélicos de algunas de estas composiciones, la plenitud y calidez que se respira en un trabajo que puede ser considerado la culminación de un viaje musical y personal. “Soy un persona más abierta ahora”, comenta el artista desde su casa. “En otros tiempos era muy celoso de mis emociones. Me encerraba en mí mismo por miedo a lo que pensaran los demás. Pero he dejado de temer lo que la gente piense de mí y a la vez me preocupo más por la gente que nunca. ¿Tiene eso sentido?”.

Jurado soñó una noche con un pueblo en el que no había Internet ni televisión y en el que la gente se comunicaba continuamente. “Incluso de forma no verbal”, explica él. “Una de las cosas más importantes que he aprendido durante mis giras es que las personas no son tan diferentes como solemos pensar, algo que contrasta con el temor que solemos albergar los unos respecto a los otros”. Jurado quería reflejar ese espíritu en el disco y volvió a contar con Richard Swift para ello. “Trabajar con Richard en ‘Saint Bartlett’ fue como descubrir un nuevo mundo de posibilidades y en ‘Maraqopa’ hemos ido más lejos todavía. Incluso para Richard ha supuesto explorar nuevos terrenos, así que ha sido una experiencia enriquecedora para ambos. Lo más importante para mí es que me ha permitido deshacerme de la etiqueta de cantante folk, algo con lo que nunca me he sentido cómodo realmente. Tocar una guitarra acústica no me convierte en un cantante de folk. Soy un escritor de canciones y como tal debería poder llevar esas canciones en la dirección que me apetezca”. “No creo que nadie se sienta confuso con este disco”, aclara. “He crecido como persona y como artista, pero no ha sido un cambio brusco, sino muy gradual y lento. Si comparas éste con mis primeros álbumes, el cambio es evidente, pero la mayoría de mis seguidores han crecido también”.

Pero sí sorprende el aroma a soul psicodélico de la expansiva “Nothing Is The News” que abre el disco o los detalles que inundan un trabajo a años luz en cuanto a matices de sus trabajos más austeros y lo-fi. Jurado habla de la influencia de Manassas, el grupo de Stephen Stills a principios de los setenta, de los primeros álbumes de Santana y de Grateful Dead, pero también cita a Ray Conniff y viejos discos de easy listening. Y optando por grabar en directo, Swift y Jurado encontraron la forma de dotar de una gran calidez al álbum. “Hay algo puro en ello. De lo único que debes preocuparte si grabas de ese modo es de ofrecer la mejor interpretación que puedas”. Lo que nos lleva de nuevo a la búsqueda de la verdad y dónde él encontró el consuelo. “Puedes pensar lo que te apetezca sobre la fe, pero yo he encontrado la paz en Dios y en el Jesús del que habla la Biblia. Eso no significa que me pase el día discutiendo con agnósticos y no creyentes, en absoluto. Sólo digo que ha sido algo importante en mi búsqueda personal de paz y que ha sido también parte de mi evolución como músico. Ya no toco música sólo para mí. Toco música para mi hijo, toco música para mi esposa y, sobre todo, toco música para mi Dios, que es quien me ha dado mi talento y el aliento de mis pulmones. Y eso supone que siempre daré lo mejor de mí para que mi familia y mi Dios estén orgullosos. Lo repito: la gente puede creer lo que quiera. No estoy aquí para convertir a nadie. Soy sólo una herramienta. Y si la gente puede encontrar algo de paz y consuelo en mi música, incluso algo de dicha, eso es más importante para mí que cualquier cantidad de dinero”.

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