“No hay nada de mi disco que me chirríe; todo está a mi gusto”
Entrevistas / Bedroom

“No hay nada de mi disco que me chirríe; todo está a mi gusto”

Raquel Pagès — 25-11-2015

Íntimo y onírico. Así es como se presenta “Llum i Carn”, el tercer disco que el catalán Albert Aromir firma como Bedroom, su proyecto musical propio. Tras cuatro años de pausa, el ilustrador y diseñador gráfico regresa con un disco que encuentra en su pop-folk una belleza frágil y, a la vez, poderosa.

Nacido en Olot, Albert Aromir tardó un tiempo en encontrar su camino. Tras cuatro años estudiando Ingeniería Industrial, dejó la carrera y se adentró en el ámbito de la ilustración y el diseño gráfico, de lo que actualmente trabaja. Las primeras tomas de contacto con la industria de la música las tuvo en Sinnamon Records, donde se encargaba de diseñar flyers y carteles. No fue hasta el 2008 cuando su talento musical se materializó con su primer EP, “La casa dins la casa”, gracias a la confianza que el sello discográfico Foehn puso en él. Desde entonces, su estilo intimista y onírico ha ido encontrando su sitio hasta poder lanzar su tercer LP, “Llum i Carn”.

El tiempo que separa los anteriores discos de Bedroom nunca pasa de los dos años. Ahora vuelves con “Llum i Carn” después de cuatro años de pausa. ¿Qué ha pasado en estos cuatro años? ¿Qué proceso de maduración ha tenido “Llum i Carn”?
En estos cuatro años he dado prioridad a otras cosas que no eran la música. El trabajo como ilustrador y diseñador gráfico y mi hija de poco más de un año han ocupado casi todo mi tiempo. Pero la música ha seguido surgiendo a un ritmo conscientemente lento, sin prisas. Podía probar todo lo que quisiera, corregir y volver a probar sin cesar. Sentía que ese ritmo solo haría que beneficiar a la calidad de “Llum i Carn”. La primera maqueta del disco la hice en casa y luego la llevé a Caballo Grande, donde plasmamos todas las ideas en el estudio. Fue curioso porque cuando grabé las voces, no necesité ninguna hoja con las letras impresas. Después de tanto tiempo creando el disco, sabía exactamente el tono y la intensidad que debía tener cada sílaba del disco. Lo tenía todo en la cabeza.

¿En qué se diferencia “Llum i Carn” de los demás discos de Bedroom?
Sobre todo en la grabación y en la producción. Hasta ahora habíamos grabado en bungalós y con un estudio portátil, condiciones que no permitían tener una buena calidad de sonido. Y creo que ahora, habiendo grabado en un estudio, el sonido ha mejorado. La intensa faena de mezcla de Cristian Pallejà y Ferran Resines ha hecho que suene todo más compacto y que, a la vez, sea un disco fácil de escuchar. Son temas que caminan bien. Siempre digo que estoy muy en paz con este disco. Lo he escuchado mil veces y no hay nada que me chirríe; todo está a mi gusto.

La naturaleza está muy presente en este disco, dentro de un mundo onírico y realista. ¿En qué encuentran inspiración los temas de “Llum i Carn”?
Supongo que en mis canciones siempre hay un pequeño viaje hacia la infancia. De pequeño siempre iba con mis primos, mis tíos y mi abuelo al bosque a ver si veíamos jabalíes. Teníamos hasta un grito para hacer que se acercaran, era muy divertido. Para mi, estos jabalíes representan la vida salvaje que nosotros no tenemos. Me interesan las cosas puras y honestas, como la naturaleza. Otra cosa que me inspira son los viajes que hago. Por ejemplo, la primera idea para la canción “Poble del far” la tuve cuando visitaba el Cap de Muxía de Finisterre, en Galicia. Pensé en toda la gente que durante tantos años creían que allí se acababa el mundo y que no había nada más allá. ¡Qué manera más egocéntrica e incomprensible de pensar!

Hablando de componer temas, ¿cómo ha sido la experiencia de componer “La Pineda” con la ayuda de Gerard del grupo Gran Amant?
Me encantan las letras de Gran Amant. Pienso que combinan muy bien la magia, la cultura pop y el sentido del humor. Por eso le pedí a Gerard que me escribiese una canción. Pensé que podría darle un toque fresco al disco… Además, él conoce muy bien el universo de Bedroom, ya que hemos tocado juntos, así que sabía que nos acabaríamos entendiendo de algún modo. Gerard decidió hacer referencia a una canción mía, “El suro de l’amo”, hablando sobre las Islas Baleares como también lo hacía yo. La diferencia fue que yo lo hacía des de un corcho y él desde un pinar. Lo curioso fue que “La Pineda” acabó implicando a cuatro personas. Gerard la compuso pensando en su mujer y yo, cuando hice mía la canción, la tocaba pensando en la mía. Una canción de amor a cuatro bandas, vamos.

“Llum i Carn” está compuesta en catalán, pero los primeros discos los componías en inglés y también te atreviste con el castellano. ¿Volverá Bedroom a tener canciones en inglés o en castellano?
Dudo que vuelva a hacer temas en inglés o castellano, básicamente porque he encontrado la manera de cantar y entonar sintiéndome cien por cien yo mismo. Siento que no hay nadie más en el mundo que esté diciendo lo mismo que yo con el mismo tono o de la misma manera. Al fin y al cabo, todos más o menos hablamos de las mismas cosas. Así que lo importante no es tanto lo qué dices sino cómo lo dices: el tono, la pronunciación, el dialecto, el tempo, el color, la intensidad, los silencios… Todo esto es lo que nos define.

Como ilustrador gráfico y conocedor de las artes gráficas, ¿qué colores y que texturas definen este “Llum i Carn”?
No lo sé muy bien… Solo puedo decir que estoy muy satisfecho con la portada y la contraportada del disco. Para mi representan perfectamente la oscuridad, la niebla, la fantasmagoría, la lejanía, la soledad o la vida salvaje que persigo en “Llum i Carn”. Así como en “El fum blanc” (2011) los colores eran más vivos, más de fábula, de cuento infantil, en este disco bajé de saturación los colores y los oscurecí para que encajaran más con las letras de disco.

Y para acabar, si pudieras escoger dedicarte solo a una de tus dos profesiones y dedicarle el cien por cien de tu tiempo, ¿con cual te quedarías?
No trabajaría nunca de músico, no me gusta la idea de tener que ir cada día al local a componer canciones. Para mi perdería toda la gracia, ya que todo lo que me pudiera surgir como idea no sería tan honesto ni genuino. Puede que me equivoque pero considero que la inspiración viene precisamente cuando no la buscas. Siempre he tenido la música como algo a más a más, una diversión y un momento de libertad. Si fuera mi vida, perdería todo eso. Ahora que lo analizo, podría decir que mi música me conecta conmigo mismo, y mi profesión -el diseño y la ilustración- me conecta con todo lo demás, con las necesidades reales de la gente. Así que lo mejor, para mí, es combinar las dos profesiones.

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