Muera la economía
Entrevistas / Anti-Flag

Muera la economía

Nacho P. L. — 28-09-2009
Fotografía — David Cooper

Anti-Flag siempre ha sido una banda de punk sin querer serlo del todo. A contracorriente hasta con las propias tendencias de un género que ya es casi una caricatura por completo de lo que debería haber sido desde hace treinta años, los de Pittsburgh embisten ahora a su manera con “The People Or The Gun”, su séptimo disco de estudio.

Lo primero es lo primero: vuelta
a la independencia discográfica, tras lograr usar los tentáculos de RCA para,
por ejemplo, sumar a su experiencia su anterior producción con Tony Visconti. “Cuando
estábamos pensando en quién podíamos incorporar al disco anterior, Justin
estaba escuchando ‘Ringleader Of The Tormentors’ de Morrissey y nos dimos
cuenta de que muchas de las cosas de las que estábamos hablando se encontraban
en ese álbum. Le propusimos por teléfono producirnos y accedió, para él era
algo diferente venir a Kentucky a trabajar con nosotros después de tener que
lidiar con gente tan difícil como Bowie”
. El efecto inmediato de esa vuelta a los orígenes es un álbum mucho más
rudo que aquel “The Bright Lights Of America”
, dominado por una amarga voluntad de romper, sí, pero también con la
alfombra de la actualidad para construir esa utopía que Anti-Flag viene
defendiendo desde sus comienzos. “Mucha gente nos está diciendo que lo que
parece que tratamos en este disco nuevo es de mantener el punk rock como algo
interesante, con cosas que ofrecer… Queríamos un disco que la gente pudiera
escuchar muchas veces, y encontrar significados diferentes cada vez, un álbum
con elementos dinámicos. Pero me importa poco lo que se pueda decir del
espíritu del punk o del punk que sale en la MTV2, lo que me importa realmente
son por ejemplo el racismo, el machismo o la homofobia que siguen existiendo”
, se reafirma Chris#2, voz, bajo e interlocutor, quien
junto a Justin Sane, Chris Head y Pat Thetic, jóvenes y ya veteranos. “Sí
que nos consideramos una banda de punk. Hay muchas definiciones al respecto de
la palabra o el género, pero yo no encuentro que sea tan cerrado. Se trata de
ser fieles al propio grupo, a los ideales del mismo. Si alguien nos considera
clásicos, bien, eso es un gran honor para nosotros, mucho mejor que si alguien
dice que somos un grupo más ‘chungo’”
. A Chris se le nota una seguridad y entusiasmo con el
disco que quizá tenga algo que ver con que las cosas estén como estén ahí
fuera, con una crisis que ya no entiende de nacionalidades ni etnias ni
bolsillos ni entrepiernas, sino que nos sobrevuela cada vez que intentamos
respirar algo que no sea plástico vaporizado. ¿Paradójico? Nada que ver, para
un colectivo como Anti-Flag es la razón, coyuntural, de ser y concienciar. “Es
cierto lo que dices, el propósito final de un grupo como el nuestro sería un
mundo en el que nuestras canciones no fueran necesarias. Me gustaría escribir
una canción sobre tener sexo en un baño, pero actualmente existen para mí, para
nosotros, otras preocupaciones más serias”
. La conciencia de Anti-Flag no se dibuja sólo a gran escala, también
trabajan codo con codo con asociaciones que tratan de rebajar el impacto de
lacras como la delincuencia juvenil en los barrios (www.cvvc.org) o la que cabalmente
promueve el rechazo a los reclutamientos militares en institutos y
universidades norteamericanas (www.militaryfreezone.org). Códigos
morales que esperan tengan un espaldarazo institucional de aquí a unos meses. “Creo
que habrá un cambio real con la administración Obama. Espero que haya una
sanidad al alcance de todos, que se cierre definitivamente Guantánamo… si
varias de esas cosas pasan, nuestro país será un país diez millones de veces
mejor de lo que lo es ahora. Lo bueno que ha ocurrido bajo los mandatos de
George W. Bush ha sido que la protesta en las calles ha crecido porque las
políticas conservadoras han sido tan agresivas que la gente ha tenido que salir
a moverse”
. Lo que sucederá a finales de
verano es la visita de Chris y los suyos al continente europeo, cruzando un
Atlántico que a veces divide menos de lo que a algunos les gustaría. “Es
importante focalizar sobre la idea de que la juventud que nos sigue en Europa y
la que lo hace en nuestro país no es tan diferente. Tenemos la misma serie de
problemas e inquietudes”
.

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