"Me veo a mi mismo en la tradición de la música soul y el R’n’B"
Entrevistas / Matthew E. White

"Me veo a mi mismo en la tradición de la música soul y el R’n’B"

David Bernardo — 05-03-2015
Fotografía — Shawn Brackbill

La gran acogida del debut en solitario de Matthew E. White hace tres años no fue casual. El polifacético músico de Richmond, Virginia, es un artista especialmente meticuloso, a quien le gusta tener el control absoluto de cada uno de los aspectos que conforman sus discos. En una época en que las compañías se las ven y se las desean para sacar beneficios de discos nuevos, White creó Spacebomb Records, una discográfica tradicional para elaborar a sus anchas sus propios trabajos y el de algunas grandes promesas, como Natalie Prass recientemente. Ahora nos presenta “Fresh Blood” (Domino / Spacebomb, 2015), un nuevo álbum en el que amplía el espectro de “Big Inner” (Domino / Spacebomb, 2012), sonando más profundo, pesado y concienzudamente mejor que en su anterior disco.

Compositor, cantante, productor, arreglista y fundador de una discográfica como Spacebomb Records. Pero, ¿Quién es Matthew Edgar White en sus propias palabras?

Todas esas cosas funcionan conjuntamente para hacer música. Soy un fabricante de música. La razón por la que empecé mi compañía fue para facilitar un sistema verticalmente integrado que tuviera mucho que ver con las notas que salen de los discos. La razón por la que Motown suena de la manera que suena, la razón por la que Phil Spector suena como suena, o cómo los Beach Boys suenan así, tiene realmente mucho que ver con la organización y la infraestructura que se les dio a esos discos. Y cada disco está interrelacionado con un programa, con un presupuesto, y normalmente con gente que lo apoya de alguna manera. Y la razón por la que soy fundador de una compañía de discos, o productor, o compositor o cantante, o cualquiera de esas cosas, es para hacer arte. Eso es lo que hago.
No estoy en el negocio de las discográficas con la finalidad de hacer dinero. No estoy por ninguna de esas razones. Estoy en ello porque facilita el crear arte, y me permite hacerlo libremente y de una manera única. Una manera que puede crear algo muy poderoso. Por eso hago estas cosas. No son diferentes. Es una sola cosa que me facilita el crear música.

¿Cuál es el significado de éxito para ti? Porque “Big Inner” fue muy popular cuando se lanzó pero llevas haciendo música desde mucho tiempo antes.

El éxito para mi tiene muchas cosas que lo componen. Pero al final consiste en hacer algo que tu creas que artísticamente es un éxito. Una parte del éxito, desde el punto de vista artístico, creo que es encontrar un cierto tipo de audiencia. Es un terreno desconocido, pero yo creo que es importante. Yo hago música para escuchar. El propósito de la música pop y de cantar las canciones es experimentarlo en grupo, experimentarlo entre el intérprete y el oyente. Y eso es parte de lo que hago.

Creo que “Big Inner” fue más exitoso que los otros proyectos porque era mejor que los otros proyectos. Hay una razón por la que fue un éxito y The Great White Jenkins y Fight The Big Bull no lo fue. Y es porque esas otras cosas no eran tan buenas. No es solo cuestión de suerte. A veces sí. En mi caso hubo elementos que fueron muy afortunados pero fue más un éxito comercial, y un éxito a escala más amplia que esos otros proyectos porque era mejor. Para ser exactos, era mejor arte. Para mí eso es lo que significa el éxito: hacer algo que sea una buena pieza de arte.

Estás a punto de lanzar “Fresh Blood” (Domino, 2015), ¿Cuáles han sido tus impresiones ahora que está terminado? ¿Qué diferencias ves con respecto a “Big Inner”?

El objetivo es hacer algo mejor, en lugar de hacer algo que solo sea diferente. Hemos trabajado muy duro para conseguirlo y espero que haya sido el caso. Creo que las canciones son mejores, suena mejor, las voces son mejores… En general pienso que es ligeramente más maduro y te lleva a lugares realmente bonitos. Nuestro objetivo era hacer algo un poco más amplio, que tuviera un espectro más grande. Y yo quería que fuera más ruidoso, más suave, más oscuro y más ligero. Creo que ha conseguido esas cosas. Quería que fuese más groovie y agresivo y ahí está.

Creo que lo hemos conseguido. Es difícil para mi verlo con objetividad, también es un poco mi trabajo hacerlo así y me gusta, pero es un desafío. Pienso que la mayor parte de los objetivos que nos fijamos los hemos conseguido y creo que es mejor que “Big Inner”, y eso es fundamental.

¿Has dado un paso al frente en ese sentido?

¿Si he conseguido ser mejor en todas las cosas en las que intento ser mejor? Pienso que sí. Pero hay muchas voces que entrarán en esta conversación, no solo la mía, por supuesto.

¿Qué me dices de “Rock And Roll Is Cold”? ¿Qué hay detrás de esa letra?
Da la sensación de ser una crítica muy honesta.
Primero y ante todo, la canción es juguetona. No es muy seria. Se supone que debe ser divertida. Espero que eso quede claro. Pero también, en el corazón de la canción hay como un pequeño mensaje. No sé si mensaje es la palabra correcta. Es solo un pensamiento.
Para mi el Rock ‘N’ Roll como movimiento ha terminado. Tiene 55 años. Se ha convertido en una caricatura de sí mismo. Empezó a ser una caricatura con los Rolling Stones y con los Beatles, y ha continuado descendiendo lentamente hasta llegar a ser la caricatura que ahora es. Se está codificando y estructurando de una manera que hace que se convierta en algo predecible y frío en cierto modo. Y se está codificando en libros y en universidades, y tiene personas hablando de ello como importantes estadistas y todo eso está bien, es lo que pasa con cualquier género, y está pasando con el rock n roll. Eso está bien. Creo que es interesante recordar que el arte realmente importante no proviene necesariamente de un género o un movimiento, viene de particulares. Me gusta pensar en el jazz. El jazz como movimiento cultural está terminado. Pero eso no quiere decir que la gente no lo pueda tocar de una manera que resulte realmente artística y bonita. Con el rock and roll sucede lo mismo, pero como personas individuales, la gente puede tocarlo y puede mantenerse vivo e importante.

Y el otro punto de vista por supuesto, es que yo creo que el R’n’R proviene de la experiencia negra americana, que ha sido la esencia de la cultura en Estados Unidos durante mucho tiempo. Y los artistas que yo creo que aún siguen esto muy de cerca son Kanye West y Beyonce, o Kendrick Lamar o Tyler The Creator o Frank Ocean. Chicos y chicas como estos, están haciendo música muy importante. No se alejan de sus raíces y eso es bueno recordarlo. No solo por su éxito, si no por motivos más pequeños. Es importante conocer la historia y no desviarse. La cultura retrata el rock and roll como los Rolling Stones, los Beatles, Led Zeppelin, los Ramones y ese tipo de cosas. Todo eso está bien. Esos artistas son muy, muy, muy buenos, pero no vienen de donde proviene la música.
 



¿Hay algo que te moleste en la manera en que se concibe la música hoy en día?

No, la música siempre estará viva y será vibrante. Siempre será importante artísticamente y todo eso. La tecnología y la cultura son una puerta giratoria. Pero la música es poderosa y siempre lo será. Hay música electrónica realmente brillante. Y música acústica también. Es una afirmación muy grande decir que las cosas no están bien. Seguro que hay partes de la música que no están bien, pero la industria no tiene nada que ver con el arte. Eso es solo un negocio. El arte encontrará un camino. Siempre lo hace.

Recientemente has publicado un tributo al actor Phillip Seymour Hoffman, ¿Cómo has empatizado tanto con la carrera que ha hecho?

Para mi era tan importante como artista como yo creía al principio. Era como un colega en el sentido de que estaba muy vivo, y hacía arte en la misma época que yo. Tenía todo lo que yo podría querer en un artista. Creo que es la mejor manera de decirlo. Para mi suponía un gran desafío, y aprendí mucho viéndole. Cuando murió fue muy triste y quise escribir una canción para él.

Creo que el hecho de estar influenciado por tantos estilos diferentes, puede de hecho crear un sonido único y reconocible, como es tu caso. ¿Es algo que todos los músicos persiguen cuando están haciendo un disco?

Eso está genial. Te agradezco tus palabras. Ese es mi objetivo desde luego, tener una voz artística que sea única y que destaque por si misma. Hay una diferencia entre ser único y valer la pena. Son dos cosas diferentes pero pretendes conseguir ambas.

No puedo hablar por otros artistas pero imagino que el objetivo de la mayoría de la gente, es hacer algo genuino que les represente inconfundiblemente. Más o menos eso es el arte: un reflejo de quien eres. Y algunas personas lo reflejan de una manera más interesante que otras pero siempre viene de dentro. No hay reglas, haces lo que quieras hacer, y eso es lo que lo hace tan genial.

Cada decisión que se toma está finalmente bajo mi supervisión, y eso es genial. Eso hace que el disco sea mi disco y no el disco de otro. Me encanta. No sé como lo hacen otros artistas pero imagino que quieren hacer algo parecido. No puedo decir cuánto éxito tengo, pero es por lo que estoy luchando.

Has trabajado con muchos artistas, el caso más reciente el álbum de Natalie Prass que está teniendo muy buena acogida. ¿En que rol te encuentras más a gusto, produciendo a otros músicos o trabajando en tus discos?
Yo diría que hay pros y contras en ambos. Producir a otros artistas en cierto modo no es tan duro porque tienes un poco más de objetividad, y lo ves con un poco más de distancia. De alguna forma eso lo hace más fácil psicológica y emocionalmente, lo cual es bonito, y obtienes el mismo resultado.

Al producir para uno mismo y hacer tu propio disco como artista, te sumerges en ti mismo mucho más y eso es duro. Es un trabajo muy duro pero eso también hace que sea más gratificante. Para mi lo más reconfortante emocionalmente es hacer mis propios discos, pero eso no significa que esté menos a gusto trabajando para otra gente. Me encanta producir para otros. Es genial. Es más como una colaboración, estás realmente trabajando con alguien más. Cuando haces tus discos, incluso habiendo más gente en el estudio, cuando te vas a la cama por la noche estás luchando contra ti mismo sobre decisiones, y eso es duro. Es un trabajo muy duro hacer un disco para ti y producirlo.

Eres parte de la industria musical también en el aspecto de ser dueño de tu propia discográfica. ¿Compartes la negatividad que existe en la industria o Spacebomb funciona bien a pesar de los tiempos que corren?

¿Negatividad hacia lo que está pasando? Bueno creo que hay un par de cosas que hay que recordar. Una es que la industria de la música no tiene nada que ver con hacer arte. Es solo un negocio que lo posibilita. Y no lo digo de una manera ingrata, quiero decir que capitaliza la relación del arte con el público en el sentido de la oferta y la demanda. Pero no es el arte en sí mismo, es solo un distribuidor del arte. Para mi lo más importante es la creación, y eso no está desapareciendo. Eso es lo que me interesa. Está bien si tengo que trabajar en la oficina de correos para tocar mi guitarra y cantar, o si me paga una discográfica. Va a suceder de todas maneras.

Eso me lleva al siguiente punto. Ya sea el mundo del arte, o la economía americana, no me deben una industria musical. Ha habido muchas veces en la historia en que no ha habido una. Ahora sucede que hay una, y eso es genial, es el resultado de una economía de alto rendimiento. Los artistas suelen ser los últimos en cobrar y los primeros en no hacerlo si las cosas van mal. Está bien. Si estamos en una recesión económica, ya conoces el panorama a largo plazo, y si de repente no se paga a los artistas, está bien. No creo que las economías le deban a las industrias. Las industrias van y vienen. El arte no va y viene, permanece igual. Escucha a John Hurt, o Robert Johnson o Skip James. Estos tipos no tenían una industria musical, solo tocaban su guitarra, tocaban un poco en frente de un micrófono y volvían a trabajar. Y esa música vive para siempre.

Dicho esto, esos problemas no son particularmente nuevos. Hay dinero que se va y la gente tiene menos dinero. Pero así es como estamos.

Había muchos más músicos que tocaban el clarinete hace 55 años que los que hay ahora. Los recursos dejan algunas partes de la industria y resurgen en otras. Ya no hay grandes bandas, pero hay festivales de EDM (Electronic Dance Music). Puede que sea o no una cosa buena, pero ese el caso y el ciclo continuará.

Pienso que hay una realidad y es que hay dinero que se ha ido. Nadie va a hacer tanto dinero como se hacía hace 20 o 50 años. Hay menos dinero. Pero esto no es necesariamente lo peor. Algunos de los discos más grandes que se han hecho se hicieron bajo un presupuesto austero, o en sellos con economías muy rígidas. Como decía, Skip James o Robert Johnson hicieron discos por la única razón de encontrar un micrófono y tocar la guitarra enfrente de él, y eso era increíble.

Se estabilizará. Esto es el salvaje oeste, eso seguro. Y me gusta que sea una locura y nadie sepa qué va a pasar. Yo he encontrado una manera para que funcione con Spacebomb Records, y me siento muy bien por eso, pero si en 50 años no hay discográficas y todo es gratis y tengo que conseguir otro trabajo para mantenerme, pues lo haré, eso es lo que hay.

Escuchamos mucho la influencia del góspel en tus discos, ¿De dónde te viene tu simpatía hacia este genero? ¿Eres una persona fiel a las tradiciones?

Hay dos cosas que quiero puntualizar. No soy cristiano, creo que eso es importante. Sí que crecí en una tradición y sí que uso algunos de esos elementos en mi vocabulario poético y como metáforas y estrategias narrativas para las historias. La única vez que Jesús es mencionado en este disco es en “Circle’ Round The Sun”, y es un tema sobre el suicidio. Una canción sobre un creyente que se suicida y la oscuridad y luz que hay en una historia como esa.

Eso es muy diferente a la música góspel como estilo. No es algo con lo que yo creciera. Es casi exclusivo de la música afroamericana, por lo menos de sus raíces. Cuanto más aprendo de la historia de la música americana, más me doy cuenta de que eso es un comienzo secreto. Eso es rock and roll. De verdad lo es. Si escuchas música góspel de los comienzos, estás escuchando proto-rock and roll, proto R’n’B, música soul. Es el preludio que enlaza todas esas tradiciones juntas. En ese sentido, era algo con lo que yo profundizaba muy profundamente, solamente porque me ayuda a conectar los puntos entre el folk, el jazz, el rock and roll y el soul. Creo que la manera en que las grandes bandas estaban organizadas estaba altamente influenciado por como estaba organizado el góspel y viceversa.

Es una música que amo. Creo que es bonito, música casi perfecta como estilo. Por esa razón, e igual que la otra música que amo, encuentra la manera de adentrarse en el collage que suponen mis discos.

¿Te sientes más a gusto en algún estilo en particular?

Me veo a mi mismo en la tradición de la música soul y el R’n’B. Me veo más ahí que como un tipo de rock and roll. Estoy más a gusto. El R’n’B y el soul siempre han interactuado con la cultura de una manera diferente a como lo hace el rock. La moda y la cultura han sido unas piezas prominentes del pastel cuando hablas de artistas de rock and roll. Aunque el R’nB y el soul están tremendamente estilizados y llenos de matices, siguen la moda a su manera, no está en los estándares que tiene a veces el rock and roll. Y yo me veo mucha más involucrado en esa tradición.

Mi música es muy estilística, tiene mucho estilo y muchas tonalidades. Y tiene mucha moda. Pero no en un sentido literal. Tiene que ver con ser bueno y potente en el momento. Y creo que hay algo en la historia del r’n’b y el soul que es ligeramente diferente a la historia del rock and roll en ese sentido. Por eso me veo más o menos entre esos estilos.

Última pregunta. ¿Eres feliz?

Esa es buena. Sí, sí lo soy. Es curioso. Es una emoción dura.
No me extenderé mucho hablando sobre esto, pero el ser feliz yo lo relaciono mucho con estar satisfecho. Y el estar satisfecho para un artista que quiere hacer las cosas mejor una y otra y otra vez, es algo que normalmente alejas de ti. No quieres estar satisfecho con tu disco. No quiero escuchar “Fresh Blood” y estar contento porque eso significa perder la motivación para hacer el siguiente.

Así que vives tu vida en una extraña paradoja, donde lo que es más importante en ti, la esencia de tu vida profesional, tu vida psicológica hasta cierto punto, tu vida emocional, tu arte.. te empuja a no estar nunca satisfecho. Esa es la clave, ser curioso y estar insatisfecho. Es muy difícil vivir de esa manera una gran parte de tu vida y la otra parte estar contento. Es una lucha. Y creo que esa lucha tiene mucho que ver con la felicidad. Me gustaría estar más contento de lo que estoy, en general, pero es muy duro. Y en parte es porque empleo mucha energía mental intentando estar descontento con lo que hago. Así que ahí tienes una dura paradoja. Es una lucha día a día, mes a mes, año a año… Estoy intentado mejorar, pero sí, soy feliz, aunque puede ser difícil seguir así.

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