MARAVILLOSA LOCURA
Entrevistas / Madness

MARAVILLOSA LOCURA

Redacción — 30-11-1999
Fotografía — Archivo

Como los criminales, Madness han vuelto a la escena del crimen. Hacía tiempo que no se sabía nada de los Siete Magníficos, aquellos que revolucionaron el mundo con su tatareable hit «One Step Beyond». Desde el directo «Madstock» no habían cometido fechoría alguna. Ahora vuelven con sus armas de siempre y dispuestos a demostrar que «Wonderful», puede ser tan afilado como cualquiera de sus anteriores y desmadrados trabajos. Criadillas. «Hay un restaurante en Londres donde preparan testículos de toro» comenta Suggs. «¿Qué es esto?» pregunta atónito Chris. «Callos. Tripas de vaca, es un plato típico de aquí» responde uno de los comensales. Nunca imaginé que llegaría a compartir mesa con viejas glorias de la new-wave. Se trata ni más y ni menos que de Graham «Suggs» Mc Person (voz) y Chris Foreman (guitarra) de los emblemáticos Madness. «En Inglaterra los vodkas tienen el espesor de un dedo. Aquí en España el de cinco» bromea Suggs haciendo gestos con las manos. Lo que les trae por estos pagos es la presentación de «Wonderful», su último disco, aunque ellos parecen estar más interesados en el cine de Almodóvar. «En realidad Chris tiene ochenta años, pero se conserva muy bien», sonríe Suggs a la vez que nos muestra una postal de Compay Segundo. Y es que Madness no serían los mismos sin su ácido sentido del humor, la música pop de los sesenta, el music-hall británico o el teatro de lo absurdo. «Nuestras influencias son James Joyce, el de «Dublineses», Samuel Beckett, Ray Charles, Stevie Wonder, los Beatles, Steve Marriott (el de Small Faces) y un cómico inglés llamado Tommy Cooper. Hacía un programa en televisión y es un personaje muy popular en Inglaterra. Sale disfrazado con un sombrero de cabeza de pavo. Es un tío divertidísimo. Madness hemos tocado con él. De la música de ahora escuchamos a Supergrass y Fun Lovin’ Criminals». Suggs me habla de «Take It Or Leave It», la película-documental que rodaron en 1.991. «Intentamos recrear los sentimientos de los primeros tiempos. La película muestra a la banda de gira en un autobús. Termina con un concierto antes de que grabáramos nuestro primer álbum. Es una vuelta a 1.979». Son veinte años entre el disco que les catapultara a la fama y su última obra, «Wonderful». «El título es de una canción de nuestro bailarín, Chads, que al final no incluimos en el disco». Su actual trabajo da un repaso a todos los estados de ánimo de los Siete Magníficos, eso sí, con predominio de la festividad («Johnny The Horse», «The Wizzard», «Going To The Top», «No Money») frente a la nostalgia («Lovestruck», «4 A.M.», «If I Didn’t Care»). Tampoco falta el ska de «The Communicator», o esa pieza con aires de cabaret y tonadas yiddish que es «Drip Fed Fred», en la que ha colaborado Ian Dury. «Es vecino del técnico de sonido de nuestros directos y el responsable de que ficháramos con el sello Stiff». Entre los colaboradores hay un tal Terry Edwards a los saxos. ¿Será el de Gallon Drunk, Tindersticks y Scapegoats? Pero ¿De qué hablan las canciones de «Wonderful»? «El tema «Elysium» se refiere a un lugar que hay entre el cielo y el infierno» -según los paganos, los Campos Elíseos eran la morada de las almas de los héroes y los hombres virtuosos. «La letra es de Lee, el saxofonista. Es un buen letrista. En nuestra música las letras no tienen un mensaje definido, cuenta más el sentimiento que desprenden. Puedo escuchar una canción española, de la que no entienda la letra, y me puede enganchar por la expresividad musical» aclara Suggs, quitándole importancia a la intencionalidad lírica. «El tema «Saturday Night, Sunday Morning» viene a decir que las cosas tienden a cambiar con el tiempo. No soy el mismo que cuando tenía dieciocho años». El anillo que brilla en su dedo parece evidenciarlo, aunque no la sorna de la que hace gala. «El disco lo grabamos en tres semanas en los West Side Studios de Londres. Está producido por Clive Langer y Allan Winstanley (habituales de la casa). Los arreglos de cuerda son de la London Session Orchestra, la misma con la que trabajamos en el primer álbum». Después de finiquitar los cafés y una sabrosa tarta de Santiago, salimos a la calle. «¡Gaudí!» grita Suggs al contemplar la fachada de la SGAE. No atina, pero por poco. Al doblar la esquina en la calle Hortaleza, se agacha ante el bordillo de la acera y recoge una canica. Se la lleva a la sien y señala al guitarrista. «¡Chris ha perdido una canica!». Es una expresión británica similar a la de perder un tornillo. Ahora entiendo porqué bautizaron a su grupo de ese modo. «Wonderful» está publicado por Chewaka/Virgin.

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