La inquietud es movimiento
Entrevistas / Jorge Drexler

La inquietud es movimiento

Don Disturbios — 09-01-2007
Fotografía — Archivo

A muchos les puede sorprender una entrevista de Jorge Drexler en estas páginas. No deberían. O al menos no deberían si les parece lógico que artistas como Ani diFranco, Gonzalez o Devendra Banhart lo hagan con la asiduidad con la que ofrecen sus discos. El uruguayo Jorge Drexler es uno de los mejores letristas de la canción de autor latina actual y las diferentes texturas que adquiere su música lo tornan en alguien muy especial.

Me gustaría que me hicieras una valoración de las expectativas que tienes con “12 segundos de Oscuridad”, tu nuevo álbum, dada la popularidad que te ha supuesto en todo el mundo ganar el Oscar a la mejor canción y todo lo que aconteció en la gala...
Las expectativas son una cosa peligrosa, Yo ando con mucho cuidado siempre con el mundo de las expectativas. Una vez que te metes en el juego de esperar mucho de algo, sólo tienes dos caminos: primero si no se cumplen esas expectativas, cosa que pasa a veces, todo el mundo se imagina que aparece una especie de frustración y de decepción. Lo que la gente no piensa es que muchas veces cuando se cumplen las expectativas hay una sensación de vacío muy grande, porque aparece la pregunta de y ahora ¿Qué hago? Es un juego que nunca acaba bien eso de esperar mucho de algo. Yo empecé en esta profesión pagándome los discos con el dinero que ganaba de otra profesión y nunca le pedí a la música ni siquiera que me diera de comer. De a poco empezó a darme de comer cuando vine aquí a España y eso para mi ya era demasiado. El hecho de poder seguir sacando discos y vivir de eso; el hecho después de empezar a desarrollar un proyecto que tenía un público ya de por si era increíble; El hecho de viajar por todo el mundo y que el disco se editara en otros lados también. Que me empezaran a nominar a premios era algo que no esperaba y por tanto nada de esto que ha pasado lo esperaba. Yo lo único que espero de mi trabajo es dejar claro que estoy en ello por intenciones artísticas y no mediáticas…

¿ni crematísticas?
Claro, aunque me gusta ganar dinero y me gusta ser reconocido. Cuidado. Lo que pasa es que yo he sido caro con el dinero que gano, que tampoco es un disparate de dinero, y he sido caro con la atención mediática que gano. Me gusta tener un control de eso, es decir, no me gusta estar yo en función de la atención mediática. Tan sólo quiero hacer lo que yo quiero. Y lo que yo quiero son resultados poéticos. Este es un disco en el que el mensaje sería ese. Yo sigo aquí buscando resultados poéticos con lo que hago. El vendaval mediático es una fuerza motriz y muy buena y puede ser muy bien utilizada y muy mal utilizada. Se puede utilizar para hacer un disco como este, que desde la portada te das cuenta de que no es un disco hecho buscando un pelotazo mediático, sino que es probablemente el disco más personal, el más hacia dentro, de los que he hecho. El único que no tiene foto de portada mía, es decir, me quiero dar esos lujos ¿no?. Pensar más en la cuerda poética del disco.

Bueno, pues ya que estamos en el disco, a mi me ha llamado la atención que haya dos temas en el que tratas la infidelidad y además desde dos puntos de vista muy distintos. Uno desde un punto más humorístico y otro desde un punto de vista más personal.
Siempre me gustó mucho Leonard Cohen, esa visión tragicómica que tiene de las relaciones hombre-mujer y siempre me gustó estar muy abierto a lo que sucede en el mundo. Yo cuento lo que veo, la gente me decía: pero ¿celebras la infidelidad? Y yo en ningún momento celebro nada. No es un juicio de valor, pero me parece que manifestamos intenciones muy complicadas y muy elaboradas y en el fondo nos movemos por variables mucho más sencillas que muchas veces tienen que ver con el deseo y la territorialidad. Eso es lo que yo quería contar. Las cosas que yo vi. “Yo lo vi hasta en los hospitales” dice la canción. Y luego todo el tiempo te vas encontrando a gente que fuera de micrófono te dice: Oye, a un amigo mío le pasó algo parecido. Siempre es un amigo ¿no?. (risas) Y es que siempre tuve la sensación de que había un engranaje subterráneo en este mundo tan civilizado, tan aséptico y tan aparentemente ordenado, bueno pues a mi me da la impresión de que hay un desorden subterráneo u otro engranaje que mueve las cosas y de eso habla la canción. Habla del deseo concretamente. Es una canción que se me ocurrió en Fitur, la feria de turismo de Madrid, donde se juntaban representantes turísticos de todo el mundo y aunque el móvil de la feria era la expansión turística, luego había otro móvil que era el de las relaciones humanas digamos que a nivel de colegas de profesión. La gente que se junta con la gente que está en su misma profesión, gente del gremio de todos lados de Europa, que tienen en común que trabajan y se enfrentan a problemas comunes todos los días y luego se ven una vez por año y allí lo que pasa es que mucha gente más que por las relaciones profesionales se mueve por las relaciones personales. Van allí a encontrarse con gente. A ver amigos, a ver que quedó de aquel contacto que hice el año pasado... Me impresionó que detrás de toda aquella parafernalia profesional había móviles muy dignos ¿no?, pero muy prosaicos.

Otra de las cosas que se ha destacado mucho en la prensa es la versión que haces de Radiohead. ¿Por qué crees que se destaca tanto?. Tengo la impresión de que lo que hubiera sido una simple anécdota en otro artista, en tu caso ha sorprendido...
No sé porque la gente se sorprende, pero si ha pasado esa es la idea. Hay gente que piensa que yo sólo escucho la música que se parece a lo que yo hago.

Claro, como si estuvieras todo el día escuchando a Caetano Veloso...
Acabas de citar un ejemplo excelente, porque Caetano es muy desconcertante. No sé si habrás escuchado las versiones de Michael Jackson o de Nirvana que hace, pero Caetano si es un ejemplo de artista imprevisible y eso a mi me gusta mucho. Yo por ejemplo creo mucho en la movilidad de este disco. Si te fijas en las fechas, este es un disco hecho en movimiento y me parece que el movimiento es vida. En los seres vivos, el que se queda quieto es porque se murió. En el arte lo que se queda quieto es porque entró en el museo y yo soy un ser vivo que me dedico al arte y no quiero estar muerto en ninguno de los dos sentidos, por ahora.

Pero volviendo a lo de la versión de Radiohead, entonces ¿era algo totalmente intencionado lo de provocar sorpresa?
Si. La idea era esa. Primero porque me gusta mucho la canción y segundo porque quizás no se esperaba que yo cantara una canción en inglés y no entiendo muy bien porqué. A mi me gustan mucho los idiomas. Hablo cuatro con relativa soltura y me gusta mucho cantar en diferentes idiomas. De hecho cuando empecé a cantar empecé a cantar en inglés. Cantaba canciones de los Beatles y todavía lo hago mucho. Y me apetecía, es decir, no sé si se espera más que yo haga una canción de Caetano Veloso, pero si hago una canción de música brasileña en este disco es de Titán. Un grupo de punk-rock brasileño muy desconocido fuera de Brasil. Y bueno, esta es la idea. Ir un poco más allá de lo que esperan los demás.

Además es curioso porque esta versión de Titán guarda estructuras similares en el fraseo con tu canción “Todo se transforma” (tema de “Eco” su anterior disco) (NdR) Lo digo por esa cadena de asociaciones inverosímiles.
No lo había pensado, pero... como te puedo decir, cogí la letra de la canción la leí y dije: yo me siento familiarizado con ella, la quiero grabar. Fue un golpe de intuición de Juan Campodónico, el productor, que me dijo: Hay una canción de Titán que deberías escuchar. La versión original es punk rock, gritado todo distorsionado y por eso me gustaba más todavía, por llevarla a un nivel muy diferente.

Y ¿hay alguna temática que no te hayas atrevido a tocar, que no te hayas visto a ti mismo escribiendo sobre ello?
Este es un disco muy personal. Está basado en una serie de apuntes que iba haciendo en una agenda digital muy pequeñita.

O sea que primero hiciste las letras y luego la música...
Nunca trabajé así, es la primera vez, pero no tuve más remedio porque estaba todo el día o en un avión o en un taxi, en coche, tren y entonces cogía la agenda y escribía. Fue un año de mucho movimiento.

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