LA FLECHA DEL TIEMPO
Entrevistas / Metallica

LA FLECHA DEL TIEMPO

David Broc — 27-05-1999
Fotografía — Archivo

«GARAGE DAYS INC.», EL ÚLTIMO LATIDO SONORO DE METALLICA, HA SUPUESTO, ADEMÁS DE UN INTENTO DE RECONCILIACIÓN CON SU PASADO, EL CIERRE DEFINITIVO A UN CICLO ESTÉTICO-MUSICAL FRANCAMENTE DETESTABLE. UNA GIRA CERCANA Y LA PROMESA DE QUE EL PRÓXIMO MILENIO SERÁ EL MEJOR ANTÍDOTO A LA SERIE DE ERRORES PRESENTES, CONFIGURAN EL MAÑANA DE UNA BANDA EXCESIVAMENTE LIGADA AL AYER. BORRÓN Y CUENTA NUEVA.

El currículo vitae de Metallica personifica, ante todo, la vigencia del pasado como fuente de indultos y esperanzas. Su discurrir artístico, de dimensiones aún indivisibles para algunos, pesa demasiado. Porque tan sólo a los firmantes de esa monstruosa trilogía iniciática («Kill´Em All», «Ride The Lightning» y, por supuesto, «Master Of Puppets») se les podría permitir, con achaques e improperios pero sin inyección letal, productos-basura del calibre de «Load» o, sobre todo, el abominable «Reload». Y es esa descomunal carrera por los recovecos de la pasada década la única señal que ha mantenido en vida a Metallica a finales de siglo. El mismo resquicio vital del que no dispusieron ciertos compañeros de generación (pienso en Megadeth, Suicidal Tendencies o Anthrax; ellos nunca crearon obras maestras) que se vieron al borde del abismo. Metallica tenían, tienen y tendrán un «Creepin’ Death» o un «Welcome Home (Sanitarium)» capaz de hacer la vista gorda en momentos de crisis. Siempre. Sus tres primeros discos y, en menor medida, el incomprendido «...And Justice For All» y el mastodóntico «Metallica», le siguen ganando el pulso al tiempo con suma facilidad. La inmortalidad ya no parece rival de peso.

Todos, más o menos, hemos asumido la imposibilidad de asistir a otro gran disco de Metallica. Por encima de fracasos de carácter contextual (la saga «Load» jugó a la modernidad sin saberse las reglas), deslices del ego (la caja «Live Shit…» demostró que Metallica estaban más cerca de los Rolling Stones o Pink Floyd que de Pearl Jam o Nirvana) y errores conceptuales («Garage Days Inc.» suspende en su intento de enmendar tropiezos anteriores), resta la sensación de que las únicas alegrías nos las seguirá dando el pasado. Porque, a decir verdad, su presente es un absoluto desastre. Kirk Hammet, al otro lado del teléfono desde Buenos Aires, argumenta y, de paso, justifica la publicación del vacuo, tendencioso y desacertado «Garage Days Inc.», un disco que aúna un viejo Ep y algunas caras B de versiones de grupos de heavy-metal y punk con uno nuevo configurado con versiones más actuales, por decirlo de alguna manera. «Bueno, básicamente la idea venía de lejos. Desde la publicación de «Garage Days», en el 87, pensamos que sería interesante volver a publicarlo con algunas versiones nuevas. Y esto es lo que hemos hecho: esperar diez u once años, revisitar el viejo «Garage Days» y añadir nueve o diez versiones nuevas. No sé, hay una unión entre canciones que llevamos versioneando desde hace dieciséis años con otras más recientes, como la de Nick Cave. Este es el principal motivo por el que hemos decidido publicar «Garage Days Inc.»». Esta es, empero, la versión oficial. Las malas lenguas han querido ver en este, repito, fallido «Garage Days Inc.» una inteligente manera de recuperar a ese sector de viejos seguidores que, sonrojados por el devenir estético-musical de sus ídolos, decidieron abandonar la nave antes del choque fratricida. ¿Supone «Garage Days Inc.» un intento de reconciliación con los desertores? «No. De ninguna manera. ¿Recuperar viejos fans? Eres la primera persona que me menciona algo parecido. Sí, la verdad es que es la primera vez que alguien me dice eso. Es una pregunta divertida; se la comentaré al resto de la banda (risas). No, nosotros no pensamos de esa manera. Nosotros siempre nos movemos hacia adelante; Metallica es como un tren que nunca se para, un tren al que se sube y del que se baja aquel que quiere cuando quiere. Sé que muchos de los fans que estuvieron con nosotros en los ochenta decidieron bajarse del tren en los noventa. Y eso está bien, porque en los noventa subieron nuevos fans, es una manera de renovar el tren. El tren de Metallica siempre avanza, nunca retrocede. Creo que esta es la mejor analogía que te puedo dar ahora. Pero en ningún caso hemos tratado de recuperar antiguos seguidores, porque ni tan siquiera habíamos pensado en ello».

Lo que sí muestra su último disco es una búsqueda del choque frontal entre pasado y presente. La contraposición entre Misfits o Diamond Head y Nick Cave o Bob Seger. Consciente o inconscientemente, Metallica ofrecen en «Garage Days Inc.» una sinopsis de su singladura musical: antes se versioneaba a Misfits; ahora a Nick Cave. Su evolución, más o menos discutible, más o menos coherente, ha quedado esquematizada en un disco que, de todas maneras, no consigue trascender la categoría de complemento. O sí. «Yo lo considero un disco como tal. Todo lo que publicamos como Metallica, bien sea un disco original, un disco de versiones o un disco en directo, y nos deja satisfechos, lo consideramos como un disco más de nuestra discografía. En ese sentido, «Garage Days Inc.» no me parece un complemento o una anécdota sino un disco más en nuestra carrera». En todo caso, e incidiendo en lo ya apuntado unas líneas más arriba, «Garage Days Inc.» simboliza, de forma anecdótica, si se quiere, ese pulso entre lo viejo y lo nuevo, entre etapas pluscuamperfectas y episodios futuros, entre tradición y modernidad. Es de suponer que el portavoz del banquillo de los acusados niegue los cargos que se le imputan. «No, no lo creo. En ningún caso dejamos que las viejas canciones dictaran el camino a seguir por las nuevas o actuales, si las quieres llamar así. No queríamos que esas viejas versiones influenciaran nuestras decisiones sobre las nuevas. En este sentido no hemos tratado de buscar esa contraposición entre lo viejo y lo nuevo. La cosa ha surgido de una manera más espontánea, sin necesidad de pararse a pensar en valoraciones de este tipo. Para eso ya estáis vosotros (risas)». Está bien: el cuestionario de inicio iba directo a la yugular. Es así. El desalentadortrayecto de bajada que dibuja la línea existencial de Metallica a lo largo de los noventa (exceptuando al siempre entrañable «Metallica») nos obliga a ello. Preguntas de hormigón, dobles lecturas, comentarios insidiosos: afortunadamente, Mondo Sonoro no es una `revista heavy´. Aquí hay criterio. Y Metallica también deben pagar penitencia. Dicho esto, y superado el escalón quisquilloso (moderado, no se crean: fanáticos de Metallica lo hemos sido casi todos), vayamos al apartado de curiosidades. Dos versiones de Nick Cave y Bob Seger (por cierto: dos buenas lecturas) han conseguido lo que nunca pudieron lograr los hermanos «Load», esto es: convencer. «Yo y James somos bastante fans de Nick Cave. Nos encanta su música. La verdad es que, musicalmente, esa canción no es la canción más heavy del mundo, pero sí que es heavy en su actitud, en su acepción lírica. De ahí que nos pareciera una canción interesante para adaptarla a nuestra manera de tocar. ¿La versión de Bob Seger? Eso es algo que nos sugirió nuestro manager. Vimos que era una canción que James podía cantar de forma muy apasionada. Y es una canción que habla de algo que sentimos muy de cerca, como es el hecho de estar de gira. Además, se trata de una canción que nos permitía introducir elementos propios de nuestra música». Y de esa espléndida relectura del «Turn The Page» de Bob Seger surgió, como consecuencia, un videoclip que sorprendió a propios y extraños. Repescaron a Ginger Lynn para protagonizar un vídeo que, de alguna manera, también le afectaba personalmente. «Lo cierto es que es un vídeo diferente para nosotros. Es un vídeo que da una visión distinta de la canción, o al menos diferente a la concepción que tenemos de la canción. En cuanto a Ginger Lynn, bueno, básicamente lo que sale en el vídeo es su vida real. De hecho, cuando Jonas, el director empezó a escribir la historiadel clip y se la relató a Ginger, ella se echó a llorar y dijo: ‘esta es mi vida, yo he vivido esto’. Así que ella quiso expresamente interpretar el papel e incluso creo que la niña del vídeo es su hija de verdad». Un clip, intenso y desconcertante, una canción, magnífica, y un disco, disperso, erróneo, opaco, que, presumiblemente, cierran una

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