"No quiero hacer música para eruditos"
Entrevistas / Julián Maeso

"No quiero hacer música para eruditos"

07-12-2016
Fotografía — Archivo

Fiel a su cita discográfica bienal, totalmente entregado a la causa en una gira interminable junto a su banda de confianza, Julián Maeso publicaba recientemente el que ya es su tercer disco en solitario. “Somewhere Somehow” es la consolidación de una trayectoria que arrancaba repleta de incertidumbre y a la que no para de sumar adeptos. Rock y soul setentero de altos vuelos para inconformistas. Hablamos con el músico toledano sobre el origen de esta carrera en solitario, la creación de su nuevo trabajo y esa escena de música de raíz que parece despuntar en nuestro país, no sin grandes esfuerzos.


“Estás mal con un grupo, se produce una separación difícil. Acabas en otra ciudad porque quieres desconectar de todo, cansado también de cargar con el Hammond. Entonces coges la guitarra acústica y te pones a hacer canciones. Empiezas a girar y sacas el disco, no tienes un duro pero sigues insistiendo... Para nada esperaba llegar al punto en el que estoy ahora. Digamos que ha habido una aceptación y de repente viene gente a los conciertos, te siguen, te conocen y les gusta lo que haces. Pero en mi carrera no ha habido nunca intención de dar el pelotazo, creo que hay una trayectoria de grupos y discos y de trabajo en la carretera que es de largo recorrido”. A grandes rasgos, y en palabras del propio Julián Maeso, así podría resumirse la historia reciente de un músico que, tras la disolución de The Sunday Drivers ponía el contador a cero para jugársela con un disco íntimo y visceral como “Dreams Are Gone” (Legacy Recordings, 2012), que lo seguía apostando todo a una carta con “One Way Ticket To Saturn” (Legacy Recordings, 2014) y que ahora parece recoger los frutos con una tercera entrega, “Somewhere Somehow”. Un disco compuesto y grabado en plena gira de presentación del disco anterior, si es que el concepto de gira sigue teniendo algún sentido para alguien que habita en el escenario. “Esta vez no ha habido tiempo para reposarlo, paré un mes y ya estaba trabajando en las canciones y organizando la grabación”. El sonido clásico de sus canciones, que sin duda remite a otro tiempo y a otro lugar, es más un asunto intrínsenco al bagaje de los componentes de la banda que una cuestión de estudio o de preparativos exhaustivos por su parte.“Ya al elegir los músicos sabes lo que puedes esperar de cada uno, ha sido algo natural. Alfonso Ferrer ha sido quien ha plasmado todas mis ideas y les ha dado un color. Todo se va uniendo y por mucho que tengas una idea el resultado deriva de la unión de todos estos factores. No hay nada preconcebido sobre cómo debe sonar, la canción tiene vida por sí sola. Se te ocurre que en tres temas estás repitiendo instrumentación, piensas que no puede ser y lo que ibas a hacer con la guitarra lo haces con un banjo o con un sintetizador”. La exigencia queda claro que es imprescindible, así como la ausencia de limitaciones y el espacio permanente para la sorpresa. “Por mucho que yo tenga algo en la cabeza siempre dejo que haya libertad, hasta el último día. De hecho, vuelvo loco a todo el mundo porque no se me paran de ocurrir ideas...”.

“Somewhere Somehow” se grababa junto a la que ya es su banda habitual, bautizada recientemente como The Magic Souls. “Son amigos que me han aportado mucho durante de mi vida, maestros de la música y personas con mucha alma”. Ellos son Pere Mallén y Amable Rodríguez a las guitarras, Coke Santos a la batería y Alfonso Ferrer al bajo, también director de una grabación en la que es clave el papel de las coristas. “Tienen mucho protagonismo porque en este disco buscaba el concepto de canción. Teniendo en cuenta las voces de Erin Corine y Alana Sinkey muy mal lo tienes que hacer si no sacas provecho de lo pedazo de artistas que son. Iba haciendo canciones pensando en que al llegar el estribillo iba a haber una sección vocal, me gustan mucho en ese sentido cosas como Crosby, Stills, Nash & Young. Trabajos de voces que en todos los discos he intentado meter, buscando armonías con las que me sienta identificado”. El resultado, como podía esperarse, es tremendamente heterogéneo. Lo que sí puede llegar a sorprender de Julián Maeso es ese equilibrio entre realidad y ambición. “Yo no voy a sonar en la vida como Otis Redding, como Sam Cooke ni como muchos otros artistas que me encantan. Poque no tengo sus cualidades vocales, además de que son diferentes momentos, para mí son como dioses. Lo que intento, en base a la música que he escuchado, es dar mi propia visión. En mis discos hay temas un poco más folk, blues o jazz, y precisamente lo que he hecho en este disco es mezclar varios estilos en una sola canción. No quiero hacer un disco solo rock and roll o folk, me aburriría”.

“Soy músico de directo, me lo paso mucho mejor que en el estudio, donde está toda la tensión de grabar”

Una mezcla vital para el desarrollo de la música que, sin embargo, Maeso echa en falta a nuestro alrededor: “En España, quizá por falta de cultura, tenemos mucho sectarismo en los festivales. Están los de pop, los de blues, de rock o de reggae. Cada uno se cuelga su máscara o su ropa y no se relacionan. ¿Es que no puedes escuchar otro tipo de música? He tenido la suerte de tocar por Europa y ves bandas de música tradicional y de repente de heavy o de rock, además de que dejaban entrar a niños. La gente va empapándose de todo tipo de música y eso va a favor de la integración y de la cultura”. Hay lugar, por supuesto, para la esperanza, con pequeños avances en este sentido: “Se han abierto muchas escuelas creativas, antes era solo el conservatorio, se van haciendo conciertos matinales y algún festival se abre a otros estilos aprovechando la infraestructura. Es bueno tanto para el oyente como para el grupo. Yo con mi música es lo que intento, que le llegue a todo el mundo y que sea un abanico lo más amplio posible”.

Frente a un músico con su bagaje e intenciones queda siempre la duda respecto a cuál es el papel y la disposición del oyente para disfrutar de su música en plenitud. Un seguidor que, en consideración de Maeso, es más cultivado e inquieto. “Pero yo no quiero hacer música para eruditos, sí canciones que generen sensaciones a gente que esté harta de escuchar ciertas cosas que son fórmulas. Que me escuchen y les guste la propuesta, que les haga pensar a dónde les ha llevado cada canción”. La inquietud es innegociable para el músico toledano, nunca ajeno a la escena creciente que le rodea, en la que participa activamente desde hace años y de la que se sirve para su propia inspiración. “Hay una generación... Aurora & The Betrayers, Adrián Costa, El Twanguero, Ele, Pájaro o Los Saxos del Averno... Aprendo de cada grupo con el que tengo algo de conexión. Ellos han apostado por una música que les gusta, se han tirado la manta a la cabeza y lo están intentando.The Sweet Vandals, Freedonia, Anaut. Nos hemos criado en jam sessions de La Boca del Lobo, El Junco o el Tempo. En los últimos diez años ha habido una explosión de la música negra y ahora considero que estamos en un punto de inflexión, que vamos hacia otro lugar”.

Decíamos que el directo era el hábitat natural del músico toledano y no es hablar por hablar. Ya sea presentando sus propias canciones o como acompañanante de otros músicos y amigos. Un verdadero animal de escenario: Yo soy músico de directo, me lo paso mucho mejor que en el estudio, donde está toda la tensión de grabar. Llevo tocando desde soy pequeño en jam sessions, he sido muy cansino. Me sacas de ahí y no valgo para nada (risas). En lo estrictamente musical, Maeso es considerado como uno de los grandes especiales en Hammond de nuestro país, aunque en sus conciertos se desmarque frecuentemente colgándose la guitarra. “Soy especialista en cargarlo (risas). Soy amante de los teclados y de todo lo antiguo, no hay nada como tocar un Hammond o un Rhodes. Aunque hay cosas hoy en día más livianas con un sonido parecido son placas digitales o ceros y unos. No tienen nada que ver con los componentes que se usaban entonces, transformadores y válvulas, con algo de vida quieras que no. Este tema a mí me encanta pero los músicos que van conmigo acaban odiándome... La guitarra la utilizo para componer, y me gusta rocanrolear en directo pero me considero bastante mediocre, no soy un guitarrista profesional. Hasta donde llego, no pretendo ir más lejos”.

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