Hermanos de sangre
Entrevistas / Beastie Boys

Hermanos de sangre

David Broc — 20-08-2004
Fotografía — Archivo

Más de media década después de su última pista discográfica, aquel fantástico “Hello Nasty”, el trío de Brooklyn retoma su carrera con “To The 5 Boroughs” (Emi, 04), disco de homenaje a la ciudad de Nueva York y vuelta de tuerca al revivalismo ochentas. En París, la banda no sólo ofreció un espléndido concierto, sino que también contestó a nuestras preguntas.

Beastie Boys se han ganado a pulso la fama de grandes desmanteladores de entrevistas. No sólo rompen cualquier plan, sino que logran que a los pocos segundos de haber formulado una pregunta el entrevistador pierda el rumbo y se vea enfrascado en un coloquio-debate a tres bandas al que es complicado retomarle el pulso y el guión original. Consciente o inconscientemente, marean la perdiz hasta llevarse el cuestionario, o lo que queda de él, a su terreno, y de ahí ya no les mueve ni Jesús Quintero. En París, en las cavidades de un pequeño pero fascinante hotel de cinco estrellas cercano a La Bastille, parece complicado conseguir que el trío de Brooklyn conteste a todo sin acudir a comentarios y debates subordinados. Y en citas de este envite y talante, donde el tiempo corre a doble velocidad y apenas hay espacio para la reacción, eso supone un contratiempo. Ojo: el tono y la predisposición de la banda es excelente, lo único que ocurre es que de tan parlanchines, vivos y acelerados, los rappers muchas veces guardan la brújula en el cajón. Parecen –porque de hecho lo son– tres amigos de la infancia dispuestos a entablar discusiones delirantes hasta para el más insignificante de los temas. Es su segunda jornada de promoción en la capital gala, pero nadie lo diría: se les ve tan frescos y animados como si acabaran de llegar. La noche anterior guionizó un reencuentro esperado por muchos. Desde su magnífica actuación en aquel tétrico y agobiante Doctor Music Festival ha sido imposible ver a la banda de Brooklyn en directo en alguno de nuestros escenarios. Desde aquello han pasado seis años, la misma distancia temporal, mes arriba mes abajo, que separa “Hello Nasty”, su anterior disco, de “To The 5 Boroughs”, el último. Y sinceramente, se podía tener la duda o la incertidumbre, cuando menos, de ver cómo responderían MCA, Ad-Rock y Mike D en su regreso al directo.

"El hip hop continuamente está cambiando, quiero decir que lo que se hacía dos años atrás ahora ya no es lo que está en boca de todos"

Pero el concierto que ofrecen en la esplendorosa sala Elysée-Montmartre, el mismo emplazamiento en que una semana antes había actuado Nas para solaz de los b-boys parisinos, resuelve las sospechas y las dudas en apenas cinco minutos, los que necesitan Beastie Boys para ametrallar “Sure Shot”, cortar el aliento y disparar las alarmas en la epidermis. Es la excitación del primerizo (en el caso de los numerosos adolescentes que pueblan el local) unida a la emoción de los repetidores, que nos conmovemos ante un reencuentro que siempre, pensamos para nuestros adentros, puede ser el último. Su show es brillante, intenso y altamente contagioso: poco más de cincuenta minutos de hip hop adrenalínico, con constantes visitas al pasado (piensen en todos los hits y tendrán el perfil, más o menos completo, del set list), algún inciso del nuevo álbum y breves pero concisos guiños a la actualidad, como un freestyle sobre la base de “Made You Look”. A pelo, sin instrumentos ni incisos punk, quieren demostrar que el retroceso ultra old school de su nuevo disco va en serio, y que, faltaría más, ellos también suscriben la máxima que ha popularizado Kanye West: “hip hop is back”. Las estrictas medidas de seguridad que han rodeado a la publicación de su nuevo disco, que han tratado de evitar a toda costa la posibilidad de su descarga en Internet (si te lo bajabas sonaba el single en todas las canciones del disco), impiden llevar a cabo la audición que un disco de estas características merecería. Pero a bote pronto, las pautas son claras: “To The 5 Boroughs” impone la actualización retrofuturista de un discurso deliberadamente endeudado con la vieja escuela (remake del “Rapper´s Delight”, de Sugar Hill Gang), con el hip hop de mediados de los ochenta (samples de LL Cool J, Public Enemy, Eric B & Rakim, EPMD…) e incluso con el electro, que no persigue otra cosa que la buena puesta al día de un discurso a partir de las influencias y los referentes que posibilitaron su existencia hace ya casi veinte años. Más allá del revival, Beastie Boys dictan su propia ley estética y expresiva manteniendo fidelidad a sus parámetros y maestros sonoros. (MCA) “La música de los ochenta es la música con la que crecimos, básicamente el electro y el hip hop de la vieja escuela, esas son nuestras influencias”. (Ad-Rock) “Ciertamente, no creo que podamos huir nunca de ellas”.

"Sinceramente, el setenta por ciento de las cosas que decimos en el disco son ridículas"

En su caso, los ochenta nunca han ejercido de moneda de cambio para rediseñar fórmulas estéticas o musicales, como fue el patético caso de Missy Elliott y su “Under Construction”, o como fue, también con dudosos resultados creativos, el electroclash y toda la corriente revivalista de los ochenta más petardos. Que nadie se engañe: “To The 5 Boroughs” no llega ni tarde ni mal al revival, sino que más bien lo patenta y le da las credenciales necesarias para revestirse de coherencia, integridad y brillantez. (Ad-Rock) “El hip hop continuamente está cambiando, quiero decir que lo que se hacía dos años atrás ahora ya no es lo que está en boca de todos y así seguirá siendo en el futuro. El momento de máximo revival de los ochenta creo que fue hace un par de años, con toda la historia del boom del electroclash o con el penúltimo disco de Missy Elliott, que estaba claramente dedicado a rescatar la estética de la época. Quizás el revival ya se fue, pero ahora seguro que vuelve (risas). Entre esos cambios de los que habla Adam Horovitz destaca, tanto en su vertiente musical como social, el levantamiento del dirty south a lo largo y ancho de la escena hip hop, comercial y underground, de los Estados Unidos. (Mike D) “Dirtyyyy, dirtyyyy”. (MCA) “Es interesante que exista un repartimiento geográfico en el hip hop americano, porque habitualmente todo su mercado ha estado muy concentrado en Nueva York y Los Ángeles. En realidad, no debería sorprender que el rap del sur haya estallado de esa forma, era un proceso lógico”. (Mike D) “Creo que todavía es pronto para decir si se trata de una revolución musical o no en el hip hop, pero está claro que ha cambiado muchas cosas”. Concebido como un homenaje a Nueva York y su legado musical durante los ochenta, “To The 5 Boroughs” tiene la gran habilidad de integrar un claro discurso de rechazo a George W. Bush en el habitual contexto de referencias televisivas, musicales, urbanas o culturales que baraja el trío en sus letras. Una opción que aparentemente le añade un toque de solemnidad a su propuesta, aunque sólo sea en la superficie. (Ad-Rock) “Creo que el disco anterior incluso era más serio, la verdad”. (Mike D) “Lo cierto es que, sinceramente, el setenta por ciento de las cosas que decimos en el disco son ridículas”. (MCA) “Creo que el contenido político destaca más esta vez porque quizás nunca antes había tenido tanta importancia o presencia en nuestras canciones”. Básicamente subyace una idea en el recorrido del álbum: hay que hacer todo lo posible, ahora que todavía tiene sentido, para evitar que el actual presidente de los Estados Unidos vuelva a ganar las elecciones. Ese es el mensaje que, de forma explícita, se deja oír en un disco que, por otra parte, no cae en la demagogia ni el mercantilismo ideológico. Van al grano. (Mike D) “El otro día pensaba en ello, en el hecho de haber focalizado y haber hablado de una persona en concreto en el disco, que además es el presidente de Estados Unidos ahora, y me preguntaba qué sentido tendrá escucharlo dentro de cinco o diez años. Pero, ¿sabes?, todo esto es muy serio y, qué diablos, sentíamos que teníamos que hace

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