El sentido de la vida
Entrevistas / Berri Txarrak

El sentido de la vida

Nacho P. L. — 03-11-2005
Fotografía — Archivo

Cantaban Delirium Tremens a la paradoja de nacer y morir de la misma manera: llorando. No tiene por qué ser cierto, pero mayor y más concreto consuelo encontramos en la música como puente entre ambos extremos. Es la propuesta que sirve de hilo conductor al quinto disco del ahora trío navarro Berri Txarrak, “Jaio. Musika. Hil” (Nacer. Música. Morir).

“El título es un homenaje a la música y a nosotros mismos como partícipes de ella. Desde que somos críos vivimos la música en sus diferentes formatos, tanto componiendo como escuchando o comprando discos, yendo a conciertos... Nacer y morir es algo que todos hacemos pero para algunos la música está ahí en medio, y nos referimos a la música como algo fuera de modas o estilos. De hecho pensamos poner en el título ´rock and roll´ en lugar de ´musika´ pero preferimos huir de las etiquetas en favor del concepto”. Un concepto que agrupa doce canciones de amplia trayectoria, como cuenta Aitor Goikoetxea, batería de la banda y vértice del trío con Gorka Urbizu (guitarra y voz) y el bajista Mikel López. Concebidas en su Lekunberri natal, grabadas en Eraso con la complicidad de Karlos Osinaga, mezcladas en Kansas con Ed Rose (The Get Up Kids, Motion City Soundtrack) y masterizadas en la ciudad de los rascacielos por Mike Fossenkemper.

"Que no puedas expresar algo por pensar diferente a otras personas es muy triste"

“Es el primer disco después de la salida de Aitor (Oreja, ex-guitarrista de la banda), como trío, grabado fuera de nuestro entorno habitual... el primero en muchos sentidos. Siempre nos ha gustado el lado simple de las canciones, esas que van al grano y huyen de la excesiva instrumentación, de todas maneras no solemos pensar a la hora de hacer los discos si las canciones son de una forma o de otra, aunque sí es cierto que quizá ´Libre´ fuese nuestro disco más hardcore. Respecto a Ed Rose, sólo le conocíamos por sus trabajos y su ´sí´ fue la oportunidad también para salir a hacer algo fuera, que nos apetecía desde hace mucho. Allí la experiencia fue de menos a más, al principio la relación era más que nada profesional pero según íbamos conociéndonos fue todo a mejor y al final nos quedamos con ganas de más, pero muy contentos con el resultado”. Un resultado forjado a base de la rabia veloz de “Berba Eta Irudia”, el reposo maduro de “Oreka”, la contención metalera de “Iparra Galdu: Hegora Joan”, las llamadas contra la ablación musical de la homónima del disco, la amarga “Kezkak” o la adaptación de Galeano en “Breyten”. Un resultado asimismo agradecido con ellos mismos y con los demás. Si hace diez años Deabruak Teilatuetan homenajeaban a un grupo generacionalmente anterior a ellos y básico para entender el rock euskaldun como eran M-ak, ahora es el trío pamplonica el que tiene la oportunidad de descubrir para los más jóvenes la existencia de los Deabruak mediante la colaboración de su ex-vocalista Aritz en uno de los temas más sobresalientes del disco, “Iraultza Txikien Asanblada”. “Nos parecería muy bonito que fuera así. Es un grupo que siempre nos ha gustado y además tuvieron algo de ´malditos´, ya que gustaban a todos pero nunca acabaron por explotar. Sería muy bueno que los chavales que no les conozcan descubriesen a los hermanos Ubeda y compañía”. En resumen, un trabajo que proporciona las coordenadas de los actuales Berri Txarrak: más melódicos y tranquilos que nunca y sobre todo viviendo momentos dulces tras un trabajo incansable de más de una década, jalonado por experiencias como el mes que han pasado recientemente en tierras mexicanas y nicaragüenses y que relatan a través de su página web. “No nos imaginábamos llegar hasta aquí cuando empezamos hace diez años. Nos lo hemos currado muchísimo, con cada disco hemos superado los setenta conciertos al año. Lo de México y Nicaragua ha sido increíble: convivencia entre los tres, ir a un lugar totalmente nuevo, encontrarnos en algunos sitios con que la gente tenía nuestros discos, dar en Toluca el concierto más salvaje que hayamos hecho nunca...”. Una carrera de fondo que se desentiende de aquellos que se empeñan en hacer de la censura un instrumento con el que fabricar buenos y malos. “Lo que no te mata te hace más fuerte. No sabemos si volverá a suceder pero nunca hemos querido darle demasiada publicidad porque los que promueven esta clase de cosas se regocijan en ello. Que no puedas expresar algo por pensar diferente a otras personas es muy triste. Aunque ahora estemos más preparados de lo que lo estábamos antes sabemos que la liebre puede saltar en cualquier momento. La libertad de expresión debería ser para todos, y la cosa es más grave cuando las acusaciones vienen de medios de comunicación cuya labor debería ser trabajar en favor de este derecho”. Triste que en los tiempos que corren nos tengamos que despedir con frases tan antiguas como la última de Aitor. Al fin y al cabo, una necesidad más que un deseo.

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