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Entrevistas / Nada Surf

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Beatriz G. Aranda — 21-11-2005
Fotografía — Archivo

Nada Surf es uno de esos grupos que lucha contra viento y marea para mantenerse en el candelero. Y lo cierto es que lo consiguen. Se conforman con el público que acude a sus conciertos y su avaricia no rompe el saco. Quizás por ello estamos convencidos de que con “The Weight Is A Gift” (City Slang/V2) continuarán ganándose la confianza de los aficionados.

“Hace unas semanas estuve en un club de Nueva York con unos amigos. De repente, empezó a sonar ´Popular´. Me acerqué flipando a la cabina del Dj y le dije emocionado que era mi banda. Sorprendido, dijo que pensaba que los miembros estaban muertos, de viejos”, comenta Ira Elliot, el batería del grupo. Pues va a ser que Nada Surf están más vivos que nunca. Y si no que se lo pregunten a las personas que hablan maravillas de “The Weight Is A Gift”, el último disco del trío hispano-americano. Once canciones inteligentes, enérgicas y mucho más poperas de lo que cabría esperarse tras la escucha de “Let Go”, la que hasta había sido su última entrega, del año 2002. “Ayer noche escuché nuestro nuevo disco por vez primera en mucho tiempo, en la fiesta que organizamos en casa del hermano de Daniel. Y la verdad es que estoy muy contento con él, porque lo hemos grabado en pequeñas partes durante doce y quince meses, despacio, sin prisas”. Ira sonríe, habla, devora un cruasán y se inyecta café con leche, mientras aguanta el tirón de un día duro de promoción. Y todo ello sin perder nada de razón.

"Las compañías independientes son el motor del rock en Estados Unidos"

Este disco mantiene la frescura de las guitarras de siempre en Nada Surf, pero se aleja del indie despreocupado para situarse muy cerca del pop inteligente de Death Cab For Cutie (Chris Walla produce y toca en este disco) o Spoon. “¿Spoon?, ¿te gustan? A mí me flipan de verdad. Hay algo muy moderno en ellos, en el buen sentido. Es como nuestros amigos DCFC, que por lo que me han dicho son la nueva portada de la revista Spin, y eso es genial porque significa que el mainstream americano conoce bandas como la mía. Y cuando vives en un país en el que todo parece sacado de una máquina en serie, que presten atención a la música rock siempre es positivo”. Nada Surf son de Nueva York, una ciudad de la que llevan saliendo sin parar hypes musicales a nivel mundial en los últimos años. “Bueno, sí, pero eso todo es pasta gastada en promoción. Mira, el primer single de The Strokes sonó constantemente en mi casa durante una semana, estaba flipado. Pero luego el disco no era para tanto”. Y esto si nos lo dice el miembro de una banda con más de diez años de carrera y fundador del primer grupo de revival garage de la ciudad de los rascacielos, quizás haya que escucharle detenidamente. “Eso fue hace muchos años, Daniel y Mathew me ficharon para Nada Surf después de verme tocar en los Fuzztones, yo tenía veintiún años. En New York, en 1993, había como doce bandas diferentes que tenían un estilo muy particular, y todo el mundo las conocía. Además muchos de ellos eran coleccionistas de discos, lo cual es interesante porque coleccionaban compactos de un estilo particular y de un sonido característico”. Lo que pasó después casi todos lo saben. Un tema en lo alto de la MTV, éxito mediático, una multinacional con un contrato asfixiante (Elektra) y, luego, la necesidad de escapar. “Cuando en 1995 vinimos a Europa, probablemente fuimos una de las primeras bandas de ese estilo de New York que tocaba por aquí y creo que por eso dimos una buena impresión. Luego caímos un poco, por todo lo que dices, pero ahora hemos vuelto a ser la banda pequeña que éramos al principio. Y eso es genial”. Ahora, mientras apura el café, la pregunta trampa, ¿qué es el indie rock? “Ser indie es creer que el rock, que ya de por sí es una forma de expresión inabarcable, no debe ser algo manejado por una multinacional. Desde mi punto de vista, las compañías independientes son el motor del rock en Estados Unidos de los últimos veinte años”. No os quejéis tanto, que en España la cosa es realmente lamentable. “¿El Canto del qué…? No hablo apenas español, pero ese nombre suena muy mal. Yo soy una víctima del sistema educativo neoyorquino, lo que significa que puedo darme por satisfecho si sé hablar más o menos mi propia lengua… Llevo media hora fijándome en que llevas una chapa de Wilco, ¿me la regalas?”. No, lo siento. “Guided By Voices y Wilco son de mis bandas americanas preferidas”.

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