Neskatxa maite. 25 mujeres que la música vasca no debería olvidar
Libros / Elena López Aguirre

Neskatxa maite. 25 mujeres que la música vasca no debería olvidar

7 / 10
Unai Alonso — 19-08-2015
Empresa — Ediciones Aianai

La historia dice que si de alguien nos olvidamos primero es de la mujer antes que del hombre. Una historia que también ha sido escrita mayoritariamente desde el punto de vista masculino, con más errores que aciertos, con más pena que gloria. Y en la música no ha habido excepción. Por suerte, casi todo cambia y el sello femíneo está cada vez más presente en los ámbitos musicales, desde las bandas hasta el público, pasando por discográficas ó publicaciones. A paso lento, pero firme. Un peldaño que lo refrenda es "Neskatxa maite. 25 mujeres que la música vasca no debería olvidar", un manuscrito que precisamente pone en valor la presencia femenina en la escena local. Es Elena López Aguirre, autora de la publicación, un feliz oasis dentro del mapa tradicional y estanco en el que vivimos. La periodista ("Del Txistu a la Telecáster", "Historia del Rock Vasco"), ex de Potato, ha compuesto un relato literario mediante el testimonio de un cuarto de centenar de mujeres que, de una manera u otra, han marcado el devenir de la escena musical vasca. Es la voz de dos decenas y media de intérpretes, productoras, fanzineras, programadoras, managers, compositoras, profesoras y demás que, con su aportación, han hecho posible que la causa musical esté a día de hoy viva. El proyecto, que ve la luz de la mano de la asociación cultural Aianai con la colaboración de Baga Biga, desea compartir estas anónimas vivencias que guardan tanto interés como la mayor de las intrigas, aquélla que da a conocer lo desconocido. Participan, entre otras, Arantxa Gurmendi (Ez Dok Amairu), Begoña Larrañaga (Sócrates y Los Filósofos), Odile Kruzeta (Izukaitz), Marieli Arroniz (Cicatriz en La Matriz), Silvia San Miguel (Xoxonees), Marta Aldama (Reverendo Parker) ó Lourdes Madow (Alguno Me Mosquea). Una lectura amena que nos recuerda que la música, como la voluntad, debe fluir libre, y con ella, una mayor presencia femenina que se sume a la incompleta historia que siempre nos han contado desde la hombruna.

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