Derribos Arias. Licencia para aberrar
Libros / Carlos Rego

Derribos Arias. Licencia para aberrar

7 / 10
Luis J. Menéndez — 05-01-2016
Empresa — 66 Rpm Edicions

Con “Licencia para aberrar” Carlos Rego intenta resolver uno de los grandes expedientes X de La Movida. Un misterio motivado en parte por las inevitables sombras que proyecta la enfermedad de Huntington sobre la figura de Poch, fallecido el 18 de septiembre de 1998 aunque su estrella ya se había apagado bastante antes por el deterioro físico al que esa enfermedad somete a quien la padece. También como consecuencia del “aberrante” carácter que definió a ese peculiar ente llamado Derribos Arias, que tuvo en Alejo Alberdi el complemento perfecto al delirio personificado en Poch, y en Paul y Juan Verdera a sus dos eficaces escuderos. Formados en el San Sebastián de finales de los 70 y migrados a Madrid para lanzarse de cabeza a la explosión de vitalidad en la que se convirtió la ciudad en los años inmediatamente posteriores a la Transición, Derribos Arias han sido desde siempre una rara avis, un renglón torcido dentro del movimiento tanto por sus influencias como por la manera de trasladarlas a sus propias grabaciones. Hasta la manera en que Poch intentó abrazarse al éxito publicando un disco en solitario con el sintomático título de “Poch se ha vuelto a equivocar” (Epic 1985) se observa hoy con la distancia que da el tiempo como un arrebato que no podía terminar de otra manera que en el consabido naufragio comercial.

Arranca el relato de Rego con el punzante recuerdo del atentado de ETA contra el pub El Huerto de San Sebastián 1980, en aquellos momentos casi el único refugio en la capital guipuzcoana para los amantes del rock, elegido por el grupo terrorista como objetivo en medio de su tristemente famosa campaña “contra el tráfico de drogas”. El propio Alejo Alberdi y los hermanos Iñaki y Rafa Berrio rememoran el opresivo ambiente de una ciudad de la que los futuros Derribos Arias (en aquel momento todavía La Banda Sin Futuro) no tardarían en escapar para hacer carrera en Madrid.

Rego reconoce sin intención de hacernos trampas al solitario haber vivido la historia de Derribos Arias como fan del grupo en tercera persona desde su Ourense natal. En otro momento de la narración también explica que a la hora de enfrentarse a la escritura del libro deliberadamente ha rehuido el chascarrillo y la enumeración de las interminables anécdotas que se cuentan sobre Poch, sus gamberradas consecuencia de un carácter rabiosamente vitalista vinculado con el hecho de conocer de antemano su condena a muerte. Todo esto condiciona la manera en que se cuenta su historia y la de sus compañeros, manteniendo cierta distancia las más de las veces, otorgando casi tanta importancia al entorno (la historia tantas veces contadas de Radio 3, los escándalos en TVE o el nacimiento de formaciones hermanas como Gabinete Caligari, Décima Víctima o Pegamoides) como a la intrahistoria del propio grupo.

También resulta llamativa la elección de las voces a partir de las que se elabora este relato biográfico, el protagonismo de Patacho “Glutamato” o Julián “Siniestro” frente al peso más bien escaso del que gozan Paul y Juan (a fin de cuentas cincuenta por ciento de la banda). La clave la ofrece el propio autor cuando, pasando revista a la investigación previa, explica: “Pregunta obligada en todas las entrevistas realizadas para completar este libro, nadie supo responder con firmeza si se podía hablar de dos Poch diferentes, o mejor, si debajo de Poch habitaba un Ignacio Gasca escondido”. Nos quedamos con la sensación de que después de meses de trabajo, tras conversar con unos y otros y sumergirse de lleno en las motivaciones y circunstancias que rodearon al grupo, a la hora de cerrar “Licencia para aberrar” Rego entendió que pese a sus sinceros y encomiables esfuerzos por poner luz sobre Poch y Derribos Arias, esta es una película que ni tan siquiera sus propios protagonistas son capaces de contar con pelos y señales. Precisamente porque siempre se ha movido en el confuso territorio donde se acaba la Historia y comienza la leyenda.

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