A Kristian Matsson, el hombre que se esconde tras el apelativo de The Tallest Man On Earth, no le había prestado la debida atención hasta que pude comprobar con mis propios ojos, la increíble soltura y garra con la que se desenvolvía en directo. Fue a primera hora de la tarde en el escenario grande del Primavera Sound de hace un par de años cuando su coreado “King Of Spain” se convirtió en uno de esos momentos inesperados y mágicos que tienen los festivales. Desde entonces era obligado no perderle de vista, ante la certeza de episodios futuros de probada calidad. Y no estaba equivocado. Su tercer largo es un nuevo tratado de como se puede encandilar al oyente pertrechado con una guitarra acústica, la técnica del fingerpicking y una voz de grajo que algunos han comparado con Dylan, pero que también te puede recordar al líder de Deer Tick. Pero todo esto no serían más que palabras huecas si el álbum no tuviera grandes momentos bajo la forma de canciones. Temas como las iniciales “To Just Grow Away” o “Revelation Blues” donde se rodea de unos arreglos mínimos, pero pizpiretos, en la línea de unos Herman Dune. Canciones como la estremecedora “There’s No Leaving Now” que interpretada al piano, podría haber firmado el Neil Young de “After The Gold Rush”. Temas cargados de imágenes poéticas de conmovedora belleza que no pueden dejar indiferente a las gentes de buen corazón.
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