"Smash The Windows" es la razón que justifica por qué The Tossers son los hijos folkies predilectos de Chicago. Su octavo álbum de estudio es toda una declaración de intenciones mezclado con un claro homenaje a sus raíces y un descarado “aún tenemos talento para rato”.
Saben engancharnos con su deje travieso y juguetón que protagoniza el primer tercio del álbum. Temas como “Erin Go Bragh” o el mismo “Smash The Windows” cuentan cómo los irlandeses llegaron a América, mientras que “Drinking All Day” o –más alejado en el track list- “Whiskey” nos recuerdan de qué pasta están hechos los favoritos de Chicago. Por qué, ¿qué sería un disco de punk irlandés sin unas buenas canciones para poner banda sonora a una buena juerga?
Después de la fiesta montada durante el comienzo del disco, The Tossers deciden crear un oasis de calma -con “1969”, “Danny Boy” o “Resurrection Mary”. Un aire melancólico toma las riendas de "Smash The Windows", dejando de lado la esencia punk del grupo para un “más tarde” que nunca acaba de llegar. Y es que, salvo el “Whiskey” que hemos mencionado antes, lo que escuchamos a continuación está empapado de un sonido tradicional, calmoso. Nadie tiene prisa.
El recuerdo, como en “The Town Where I Was Born” o “My Love”, la añoranza y la nostalgia pasan a través de los cristales de las ventanas rotas. La niebla invade la habitación y nos devuelve a la vieja Irlanda con una versión de la tradicional balada “The Foggy Dew”.
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