The Hanging Valley

Poco a poco, Reino Unido recupera las constantes vitales de su gran tradición de bandas de guitarras, después de unos años poco estimulantes. Puede que nosotros -me refiero a los medios- estamos más al tanto de lo que se cuece en el underground, que siempre ha estado ahí más o menos saludable. O puede que, laminada la clase media de grupos, sólo queden los grandes nombres en un extremo y bandas como ésta por el otro.

Cold Pumas son una de los últimos descubrimientos de la fecunda cantera de Brighton & Hove, mediana localidad costera al sur de Londres con una extraordinaria densidad rockera -de Electrelane a British Sea Power, de The Kooks a Bat For Lashes-, que se ha fogueado con un par de singles y un disco, el interesante “Permanent Malaise”.

Llega el momento, pues, de intentar abrir nuevos horizontes. Y lo cierto es que “The Hanging Valley”, sin inventar nada nuevo (¿quién lo hace a estas alturas?) les coloca muy por encima de la media, con una exhibición de carácter: Patrones repetitivos de origen kraut, atmósferas cargadas, guitarras ardientes de gélida fogosidad post-punk. Lo que es más importante, evitando las copias baratas.

Las referencias de Cold Pumas son puramente británicas y de pedigrí: Los primeros Echo & The Bunnymen, Gang Of Four y Ride, Clinic o los más recientes Toy, por la cadencia kraut de los ritmos minimalistas en cortes como “Slippery Stones” o “The Slump”. Arpegios imaginativos, atmósferas malsanas cargadas de electricidad, pocas concesiones a lo fácil, pero a la vez, accesibilidad pop, aunque con intensidad y tensión ruidista. En sus letras combinan reflexiones existenciales sobre la vida moderna con humor underground. Resumiendo, han absorbido mucho y han logrado plasmar sus conclusiones en modo de buenas canciones. Si el Brexit no lo complica, tendrán su minuto de gloria por el continente.