Hold/Still
Discos / Suuns

Hold/Still

7 / 10
Luis Argeo — 31-05-2016
Empresa — Secretly Canadian
Género — Rock

Expectación es lo que SUUNS generaron tras su colaboración en 2015 con su amigo y vecino Radwan Ghazi Moumneh, aka Jerusalem In My Heart, con ese ensayo electrónico más allá de la música, a partir de sonidos kraut y aproximaciones pseudo sufís. La banda de Montreal (Canadá) lleva una década, sin prisa y sin pausa, deleitando a sus seguidores a base de sintetizador, guitarras y sonidos paranoicos, ruidismo con clase conectado al electro oscuro, arty, minimalista, del rock experimental.

Ahora, con más electrónica que en anteriores entregas, el cuarteto presenta otro buen álbum sin colmar las expectativas suscitadas. Es esta una propuesta más sosegada, más detallista, influenciados por John Congleton (productor de Swans o Explosions in the Sky, entre otros), donde el tercer corte, "UN-NO", sobresale entre los que conforman la primera parte del disco (11 temas), como si fuera el verdadero comienzo del disco. Abróchense los cinturones, que arrancamos, parecen decir esas hélices sónicas cogiendo revoluciones…, sin que alcancen nunca su máxima potencia. "Resistance" es otra prueba de la intencionada contención de SUUNS, que parecen buscar los límites supersónicos con la velocidad de un gasterópodo.

Estirando la analogía, "Nobody Can Save Me Now" sobresale por sus guitarras impregnadas en babas: el caracol frena con brusquedad, nadie podrá salvarlo del impacto, que llega en forma de canción, la última, Infinity, justo cuando acaba. La colisión es el silencio.

La quietud a través de la música, el "Hold/Still", es una entelequia que muy pocos han sabido alcanzar… ¿Brian Eno, quizá? Pero Ben Shemie, Joe Yarmush, Liam O’Neill y Max Henry han sabido encontrar la pista que conduce a esa quietud, y que en gran parte del trayecto pasa por el ruido. La comenzaron a transitar desde que publicaran aquel EP en 2010, "Zeroes". Y la perfeccionaron tres años después con aquel estupendo trabajo titulado "Images du Futur". Resulta curiosa la manera de ir avanzando con la casa a cuestas, ralentizando sus formas, sus músicas, sus gestos, para llegar más lejos, más alto, más fuerte en ese perímetro sonoro que conforma la música avant garde del siglo XXI hecha con instrumentos analógicos y digitales.

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