Né So
Discos / Rokia Traoré

Né So

8 / 10
Miguel Amorós — 25-05-2016
Empresa — Nonesuch
Género — World Music

Estamos ante el sexto trabajo de la siempre impactante cantante y compositora Rokia Traoré, y de nuevo producido por John Parish (PJ Harvey, Tracy Chapman, Eels). Un disco afectado por la vuelta de Rokia a Malí, tras residir en Europa bastantes años, y por el desgarro que ella misma vivió cuando estalló allí la guerra civil. Quizás por eso planea una triste sombra por todas sus canciones. De hecho el disco se creó en Bamako, pero se tuvo que grabar entre Bruselas y Bristol.

De todo ello surgen unas composiciones más intimistas, cantadas en bambara, inglés y francés, que siguen mezclando su sensibilidad africana con sus influencias pop y rock. Ella misma lo confirma: “no puedo hacer música tradicional de Malí porque no tengo esa formación, para mi lo interesante es juntar todas mis influencias, jazz, blues, música clásica europea, rock y pop, y sé que no soy la única que hace esto, pero así consigo hacer la música que a mi me gustaría escuchar y ser feliz haciéndola”.
En este “Né So” (Casa), le acompaña un pequeño e internacional grupo, "no quiero una banda solo de músicos de Malí, necesito variedad, necesito mezcla de culturas a mi alrededor”. Ahí están su virtuoso guitarrista italiano Stefano Pilia, el batería Moïse Ouatara de Burkina Faso, el n’goni del malí Mamah Diabaté o el bajista Matthieu N’guessan de Costa de Marfil. Aunque hay que resaltar que el polifacético Parish añade en varias canciones su guitarra y también toca batería en un par de ellas. Pero los nombres más sobresalientes son sus invitados, John Paul Jones y el new-folkie Devendra Banhart.

Quizás los temas más poderosos musicalmente sean “Obikè”, con una primera parte donde las guitarras dialogan con el ngoni y una segunda, más acelerada y rítmica, con esas voces de llamada-respuesta que apoyan la delicada voz de Rokia mientras canta: “para comunicarse hay que ser capaz de escuchar”. Y también la dinámica “Kènia” donde brilla la emotividad de Rokia entonando al estilo wassoulou, que evidentemente recuerda a la diva Oumou Sangaré.

En la parte más apacible están “Ô Niélé”, un canto al coraje de una nueva generación de mujeres africanas, mantenido por el groove del bajo del ex Led Zeppelin. También la preciosa “Kolokani”, una especie de canción de cuna que rinde tributo a sus ancestros y que Rokia hace casi en solitario, solo voz y guitarra.

En la canción que titula el disco, con el acompañamiento de mandolina (de nuevo John Paul Jones), y sobre el lamento de unas voces que repiten “me voy a casa”, Rokia lanza un discurso sobre el sufrimiento de los refugiados: “en 2014 cinco millones cien mil personas abandonaron sus hogares”. Algo que demuestra que para ella en algunos momentos el mensaje es hasta más importante que la música.
Y de nuevo rinde tributo a su admirada Billie Holiday. Si en el disco anterior grabó “The Man I Love”, aquí hace una desgarradora versión de la canción antirracista “Strange Fruit”.

El disco se cierra con “Sé Dan” con algo más de ese “spoken word”, donde Devendra mete su guitarra y canta con ella: “un mundo, un destino, una cosa para no olvidar nunca: respeto”.

Quizás no será su mejor disco, pero sigue siendo altamente conmovedor, como cualquier de sus anteriores trabajos.

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