Destrozares. Canciones para el final de los tiempos
Discos / Robe Iniesta

Destrozares. Canciones para el final de los tiempos

7 / 10
Andrea Coll — 01-12-2016
Empresa — El Dromedario Records
Género — Rock

Hay dos posiciones enfrentadas a la hora de hablar de Robe Iniesta. Por una parte nos encontramos con los seguidores que solo saben vivir en el pasado y criticarle; por otra con los que insisten en besarle continuamente el trasero e interpretar cualquier creación suya como obra maestra. Y lo mismo ocurrirá frente a este proyecto individual, Robe y solo Robe –con un puñado de músicos de acompañamiento-, el que vimos nacer o tal vez solo mostrarse sinceramente el año pasado con “Lo que aletea en nuestras cabezas”. Y es que la evolución es más que notable después de casi treinta años dedicados a la música y a un grupo, Extremoduro, en el que Iniesta interactuaba con otros tres elementos necesarios que ahora no tiene a su lado. Así debemos tomarnos “Destrozares, Canciones para el final de los tiempos”, porque es imposible hacer tabula rasa frente al legado de una banda tan importante. Pero resulta sencillo entender que tal vez Robe necesite dejar fluir esta parte íntima para sacar todo lo que tiene dentro, reinventándose a la vez que descarga toda la creatividad que atesora en su cabeza.

Estos diez nuevos cortes son bastante parecidos en cuanto a temas, crudeza, belleza e instrumentación. Las dos caras del extremeño, la poética y la reivindicativa, se unen en este disco donde él mismo desvaría delante de la ceguera actual de la sociedad. Al mismo tiempo, la crudeza de los versos se ve embellecida por la música que una pequeña orquesta liga perfectamente con la voz de Robe Iniesta y que, en ocasiones, hasta hace quedar en segundo plano al protagonista. Carlitos Pérez (violinista) se luce en casi todos los temas transformándose en el mejor compañero de escena de Robe y transportando los sentimientos al compás de la música. Los cortos más potentes son “Hoy al mundo renuncio”, “Por encima del bien y del mal” y mención especial para el penúltimo tema “La canción más triste”, que mezcla un impresionante sentimiento de Iniesta con violín, piano y batería.

Abordar el disco a la primera no es fácil, la degustación es lenta. En cada pasada un sentimiento nuevo aflora y poco a poco se va sintiendo como propio. Y ahí está Robe Iniesta, un artista que no para de sorprendernos con la diversidad musical que esconde dentro y esta capacidad de convertir en arte y notas los sentimientos más internos del ser humano.

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