Pop negro
Discos / El Guincho

Pop negro

9 / 10
Joan S. Luna — 09-09-2010
Empresa — Young/Popstock!
Género — Pop

Debemos alegrarnos y mucho de que El Guincho haya traspasado fronteras, de que haya abierto las puertas a otros artistas independientes estatales que se hubieran buscado la vida por el mundo con el apoyo del público, los medios y los sellos españoles o sin él. La repercusión y el respeto que genero conAlegranza supusieron mucho más que la confirmación de que Pablo Díaz-Reixa era un maestro del sampleo y el ritmo, que había crecido con cada movimiento (desde su previo “Folías”, pasando por Coconot, Dead Man On Campus o incluso sus viejos tiempos como hardcoreta melódico). Pocos tipos han dejado tan claro que ser permeable a todo tipo de sonidos siempre suma y nunca resta. Si El Guincho llegó a dónde ha llegado –en términos de creatividad, no de repercusión- ha sido por su necesidad de aprender, por su inquietud por experimentar, por su forma de fijarse en el trabajo de los demás siempre con respeto, nunca con el desprecio que otros muestran. Eso es lo que le permite iniciar una serie de Ep’s como “Piratas de sudamérica”, rendir tributo a Radio Futura o al tandem Arozamena & Marshall. Y es que solamente así uno puede llegar al R&B de los ochenta y adaptarlo a su propuesta sin que nadie tenga que ruborizarse por ello. Ahora bien, esas intenciones (subrayadas sobre todo por las palabras del canario afincado en Barcelona) se vislumbran a medias en el disco. Uno lo puede descubrir en la producción, en las segundas y terceras voces, en el sonido de algunos teclados, en las estructuras de los estribillos y sobre todo en el tramo final del álbum (“Muerte midi”, “(Chica-Oh) Drims” y “Danza invinto”), pero –a mi modo de ver- lo mejor de “Pop negro” continúa estando en los sonidos más caribeños, en su adictiva rítmica (que ha ralentizado, mutando del baile nocturno al meneo a la hora del crepúsculo) en su particular reinterpretación mestiza y globalizadora en tiempos de Animal Collective. Sus grandes momentos, por tanto, están en “Bombay”, “Novias”, “FM Tan Sexy” o “Ghetto fácil”.

Obviamente, “Pop negro” no es un álbum para los amantes de la world music más ortodoxa, sino que se trata de uno de esos trabajos que abre la perspectiva de aquellos que hasta ahora le daban la espalda a los sonidos tropicales, a aquellos que consideraban que las músicas del mundo eran sinónimo de cuarentones aburridos y oenegeístas . Y es también la puesta de largo de un artista que ha crecido con una loable dignidad y sabiduría. En su tercer larga duración, Pablo Díaz-Reixa ha perdido la espontaneidad del siempre favorito “Alegranza” para ganar en una fantástica madurez que evidencia que ser músico de verdad, ser inquieto y ser creativo no es algo que realmente esté al alcance de demasiados.

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