Altered ego
Discos / Overloud

Altered ego

7 / 10
Rafa Robledo — 20-07-2015
Empresa — Autoeditado
Género — Hard Rock

Una acústica sedosa y tranquilizadora sirve de puente para que el viaje al pasado se convierta en un paseo por el presente y la electricidad nos mantenga en alerta de principio a fin, siempre guiados por la luz del sol o por los destellos de alguna estrella fugaz que nos lleva desde la costa oeste americana a la brisa marina de la playa de La Concha. Unas décadas de distancia y bastantes kilómetros en el tiempo que alguien dirá, pero lo cierto es que escuchando el último de los donostiarras Overloud uno tiene la agradable sensación de situarse en años pródigos para el hardrock, sleaze o cualquiera de sus variantes, tiempos de bonanza para una escena que en la actualidad no cuenta con un seguimiento masivo como entonces, pero con aportaciones como “Altered Ego”, título también de ese primer eslabón entre luz y oscuridad, pasado y presente o nostalgia y pasión, comprobamos alegremente que la saga continúa. Hablando de viajes, sin tiempo para coger aire nos advierten y señalan el recorrido con “Passport To Paradise”, donde las guitarras carburan, los ritmos revolucionan y la voz de Ion Ziaurriz calibra el engranaje mandando mensajes que son coreados en un final especial, magnético, socarrón. Poderosos riffs y armoniosos coros para la tercera en discordia (“Swallow My Love”) que no deja de ser la composición solícita que obliga a corear, y uno se imagina cuando la interpretan en directo con las primeras filas en ebullición, los brazos en alto y mucho sudor mientras un vacilón talkbox se despide. Si, en esta hora de viaje hay varios pasajes de inconfundible aroma a… pero no por ello vamos a comenzar con el San Benito o a empezar a utilizar las etiquetas como si estuviéramos marcándoles de por vida. Como dicen las comparaciones son odiosas, y uno es de la opinión que cada uno tiene su parcela, elige su camino, mantiene su criterio, e indudablemente como fans tienen sus preferencias, aunque no podamos evitar que algunas promociones les quieran dar a conocer como…

Un nuevo enfoque cuatro años después de su debut “Past Has Gone… Today Is Done”, un nuevo planteamiento que si bien en el plano estrictamente musical es una evolución natural en el sonido que les caracteriza, viene acompañado por una certera producción y un cambio de aires en cuanto a su grabación y masterización. El puente aéreo entre Gipuzkoa y Suecia, un trabajo estimulante y refrescante compartido entre los estudios Lezoti de Oiartzun y Bonus Sound Studios de Escandinavia. Sí, he dicho bien. Refrescante y vivaz en “Lock 'Em Up” con su caracoleo y traviesos movimientos o bases musicales con reminiscencias pretéritas capaces de aniquilar a base de poderosos slides a algún contemporáneo (“Devil In Me”), una espiral de sensaciones, ritmos trepadores, sonidos sureños, oscuridades metaleras y testosterona en vena seguida por otro slide vertiginoso que da pie a “Desert Law”… Estigmas, señas, hardrock de inconfundible sabor americano donde las guitarras de Alex y Javi tal vez lleguen a uno de los instantes más álgidos del álbum o cuando menos el claro ejemplo de un single en potencia años atrás. Después de la tempestad llega la calma con “Cry On My Shoulders”, la obligada paradita para el achuchón, el lado menos salvaje y más dulce de unos chicos que demuestran a continuación que la energía es su gran seña de identidad, donde todas las piezas del motor funcionan a la perfección cuando meten la quinta en “Girl Of Misery” su aproximación más trash por momentos. El viaje sigue siendo tan rápido ("Running Fast") que en ocasiones hay que parar, estirar las piernas, descansar y pensar (“Homeless”), reanudar el camino (“Tonite”), ir de fiesta con “Thanks For Nothing” en lo que parece ser una sarcástica declaración y volver a hacer una breve parada que nos ayude a afrontar los últimos kilómetros con el magnetismo que desprende “Heaven”, un trasbordador, el inconfundible aroma de una oda sugerente que fluye y te atrapa. Habría sido un epílogo tremendamente eficaz, pero este llega con una harmónica locuaz y pizpireta, juguetona. “Knocking At Your Back Door”, un temperamental final lleno de armonías, teclados, ritmos catapultados por Juan y Borja en las cuatro cuerdas y tambores respectivamente, festivos arreglos y contundencia en su desarrollo. Un álbum que puede hacer las delicias de muchos seguidores del género, vibrante, efectivo y con amplios registros.

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