Oso Leone

Oso Leone se sitúan en ese lugar que, en este país, ocupan pocos más que Cuchillo. En esa región, de sensación espectral y sobrenatural, como ingrávida, en la que el tiempo se detiene y hace sacar ese impulso más instintivo y primario. Entre idas y vueltas de Barcelona a la isla, estos mallorquines han escarbado hasta quedarse sólo con el hueso, con el cuerpo de la canción, con la esencia, en un cancionero esquelético pero con poso profundo, tocado por esa luz enrarecida y mágica del mediterráneo. Mejor dicho, por esa aureola propia de Deià que en los sesenta ya atrapara e iluminara a lumbreras como Robert Wyatt, Kevin Ayers o Daevid Allen en sus días por ese pueblo de la sierra de Mallorca (de hecho, dedican el disco a la Serra de Tramuntana). Sus canciones, agrestes e inquietantes, con sutiles guitarras y teclados psicodélicos y esos cantos con eco siempre a coro, bien conectan como fondo musical con las entrañas de ese lugar. Y aunque en la isla no haya animales tan temibles, “Lobo” podría servir como imagen de esa idea de indómito y primario que sobrevuela todo este debut. Sin embargo, la que empieza aullando, “The Benben Stone”, al final es de todo el conjunto una de la más dóciles y domesticadas con ese aire impuro a lo John Martyn. Además tampoco no todo es tan rural como en la ancestral “Falcó” ya que en “Rebellion” se acercan hasta el folk civilizado de Kings Of Convenience o Simon & Garfunkel.