Tidal Love
Discos / Nothing Places

Tidal Love

8 / 10
Alan Queipo — 03-11-2015
Empresa — Foehn Records
Género — Rock

La educación pop más elemental para un joven crecido entre ensayos y conciertos de Piratas y frecuencias híbridas, a medio caballo entre la experimentación tecnológica y la composición de gemas pop clásico, debería sonar a hito entre Thom Yorke y Brian Wilson. Emilio Saiz suena a eso visto por la perspectiva del paso del tiempo cuando se pone a comandar ese (neo)barco llamado Nothing Places, que tres años después de firmar un ejercicio homónimo que se debatía entre el dreampop y la indietrónica analógica, decide confinar un gran artefacto que huele a paseíllo por el sonido de la vanguardia pop a través de la historia (sin histeria).

Mientras sigue manteniendo en paralelo una carrera como músico acompañante en estudio y directo de artistas de la talla de Christina Rosenvinge, Iván Ferreiro, Russian Red o Lisandro Aristimuño; y habiendo aparcado al parecer definitivamente Glez., aquel efímero y curiosamente desapercibido grupo que compartía junto a Amaro Ferreiro (hermano de Iván), Suso Saiz (su padre y uno de los productores más influyentes del pop alternativo en nuestro país) y Toni Toledo; Emilio vuelve a confiar en sí mismo, se encierra en el Red Bull Studio de Madrid, tira de padre a la producción, mantiene su alianza con Xavi Molero a las percusiones, cuenta con dos de los multi-instrumentistas más cotizados de la escena (Ricky Falkner y Martí Perarnau) y traza en "Tidal Love" un puente en diferentes direcciones, abocando por un dreampop enérgico o un pop de vanguardia revirado: un estallido simbiótico entre las corrientes clásicas y posmodernas de las estructuras pop.

Manteniendo puntos comunes con los Radiohead de "The Bends", los primeros Muse o los Grizzly Bear de "Yellow House" (Tidal Love) pero creando monumentos de querencia clásica pasada por filtros neosinfónicos y contundentemente hipnóticos (Lizard Brain, posiblemente una de las canciones del año), bucea por corrientes post-dub o de rastafarismo indietrónico (Powder in the Gun), une a Jonny Greenwood y John Frusciante en un intenso abrazo (Propeller Moon), se cuela en las facciones más psicotrópicas de The Beatles (Dark Side) o a los Wilco de "Summerteeth" (Lift Up), formaliza microestallidos que contactan a Alt-J con Dirty Projectors y Arcade Fire (Random Pull (la Jouissance) o Draw Blood) o compone una canción que son dos y viceversa (In Twilight / Comala).

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