Love What Survives
Discos / Mount Kimbie

Love What Survives

6 / 10
Daniel Mesa — 07-09-2017
Empresa — Warp
Género — Electrónica

El dúo inglés Mount Kimbie vuelve al ruedo con una tercera puesta de largo en la aprovechan para deshacerse de una vez por todas de la etiqueta post-dubstep, término a cuya creación contribuyeron en gran medida con sus primeros EPs, “Maybes” y “Sketch on Glass” (ambos publicados en 2009 vía Hotflush). Su nuevo “Love What Survives” está lejos de ser un disco sui generis. El segundo trabajo de su discografía arropado por Warp reúne un total de once cortes que peregrinan entre viejas referencias ya conocidas, poseedores de un sonido menos electrónicos que de costumbre, pero cuyas piezas no terminan de encajar en un puzzle demasiado ecléctico.

La in crescente “Four Years and One Day” es la encargada de abrir con una bella línea de sinte que se hace acompañar por una batería acústica a medida que avanzan los minutos (me temo que no seré el único en oír aquí cierta similitud con “Eisbaer”, el himno de los suizos Grauzone), funcionando como preliminar de un conjunto que bebe en gran parte de la Neue Deutsche Welle, del krautrock y de su característico ritmo motorik , patente en momentos del disco como “SP12 Beat”, un tema con sutiles arreglos tribales que marcha a bombo latente; “Delta”, que junto a la introspectiva “Audition” simbolizan a la perfección esta nueva dirección de la formación, o “You Look Certain (I’m Not So Sure), en colaboración con la franco-mexicana Andrea Balency, una canción que bien podría tratarse de una cara B de los Stereolab de la era del “Emperor Tomato Ketchup” (Elektra Records, 1996).

La nota disonante y que imposibilita hablar aquí de un disco redondo llega de la mano de temas que acaban desentonando en un packaging que se tambalea entre tanto género y referencia. Con canciones como T.A.M.E.D., el eslabón easy-listening del álbum, de estructura y melodías claramente pop; las soberbias y downtempo de tintes neosoul “How We Got By” y “We Go Home Together” –interpretadas vocalmente por un acertadísimo James Blake– o “Poison”, un interludio de piano que a duras penas encaja en el repertorio y que junto al resto denota un exceso de buenas ideas mal dispuestas.

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