This Old Dog
Discos / Mac Demarco

This Old Dog

8 / 10
Nacho Serrano — 09-06-2017
Empresa — Captured Tracks/Popstock!
Género — Pop

Desde que Tame Impala epataran a lo bestia con "Innerspeaker" en 2010, en la variada y nutrida escena de pop mareado ha habido pocos creadores de tendencias sonoras tan claros como Mac Demarco, nombre ya asentado no sólo como nuevo referente indie internacional, sino también como madre nodriza de algunos de los proyectos paralelos más interesantes de Canadá (Homeshake, Walter TV). Su líder, el propio Mac Demarco, cuyo nombre real jamás seremos capaces de aprender (Vernor Winfield McBriare Smith IV), ha sido capaz de crear una marca de la casa que no sólo es reconocible al instante, sino que permite moverse con muchísima libertad en un amplísimo universo propio e intransferible. Con este tercer elepé, Demarco confirma una vez más que es un compositor más que aventajado. Casi dan ganas de emplear la palabra genio ante la abrumadora efectividad de canciones abrumadoramente tan sencillas (y fundamentalmente acústicas) como "My Old Man", "The Old Dog" o "Baby You’re Out", tres cortes iniciales que te dejan absolutamente enganchado y ansioso por continuar con el viaje.

El fino romanticismo costumbrista de nuestro inefable protagonista parece cada vez más afilado y certero y hace brillar aún más joyas como "For The First Time", "One Another" o "Still Beatin’" (quizá el corte que enlaza más directamente con "Salad Days", de 2014). No esperen altas revoluciones en este disco, ni siquiera un ligero amago de buenrollismo playero, sí una pequeña juerga campestre alrededor de una hoguera en "A Wolf Who Wears Sheeps Clothes", donde la armónica juega un papel espléndido. Y es que "This Old Dog" es en esencia un álbum nocturno de cadencias que respiran humo de chusta y saborean el culito de ron barato que dejó el último en irse de la fiesta. Una esencia que termina de tomar forma con la irresistible seducción de los tres últimos temas, "One More Love Song, On The Level" y "Moonlight On The River", y de la suerte de bonus-track que es la minimalista "Watching Him Fade Away", un alegato de resiliencia sentimental que se antoja como la moraleja final de esta estupenda obra.

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