City Music
Discos / Kevin Morby

City Music

8 / 10
David Pérez — 30-05-2017
Empresa — Dead Oceans / Popstock!
Género — Folk Rock

Cuando aún estamos degustando el genial “Singing Saw” (16), coronación total como songwriter de primera línea de Kevin Morby, esa estela de autenticidad, magia y magnetismo que recordaba a los más grandes, desemboca en una nueva dosis de eléctrica melancolía con “City Music”, clásico instantáneo. Doce nuevas canciones donde sigue pululando a sus anchas el omnipresente espíritu del mejor Dylan, caminando esta vez también de la mano de Patti y Lou por el lado salvaje, arañándonos suavemente con la aspereza ensoñadora de “Come to me now”, el fraseo y creciente distorsión de “Crybaby”, “Tin Can” o la pista que da nombre al álbum, con Kevin Morby trepando por una enredadera metálica (con esencia de jam de mil colores) y lanzando versos al viento.

La brisa que desata el rasgueo inicial de la épica “Pearly Gates”, con Kevin flotando sobre teclados y coros celestiales, o la explosión escalonada de luz de “Aboard My Train” (por si sola ya valdría la pena el disco), disuelven cualquier nube y empujan a recorrer las calles del pasado en busca de cada rostro perdido en el tiempo.

Kevin Morby tiene la sartén por el mango y lo sabe, tras adelantar por izquierda y derecha con su anterior trabajo a capos hermanos como Conor Oberts o Kurt Vile y divisar por el retrovisor a Woods (su antigua banda), con este cuarto largo parece erigirse definitivamente como ese nuevo y siempre añorado Mesías del género.

Se maneja con la misma maestría en disparos a quemarropa como “1234” (pieza de menos de dos minutos con regusto a Velvet Underground) o calidos medios tiempos como la exquisita “Night Time” (en la que se mece hasta la luna) o “Dry your eyes”, con otro coro que eriza la piel y una guitarra final que por si sola teje más de una puesta de sol.

Kevin Morby canta mejor que nunca y crea melodías tan bellas y auténticas que dejan marcas sin que te des cuenta. “Caught in my eye” la podrían haber firmado los Wilco de Schmilco” (16) y la delicada “Downtown's Lights”, es el cierre perfecto de la “música de la ciudad” que jamás dejará de sonar del todo.

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