Casi tres años después de “Sad Boys Dance When No One’s Watching”, un debut notable, el segundo disco largo de The Secret Society, “I Am Becoming What I Hate The Most”, suena mucho más rotundo, tanto en los momentos frágiles como en los intensos, a punto de romperse o bien acercándose a un despliegue más propio del hardcore que del folk que dominaba sus comienzos.
“I See Monsters”, el tema que cierra el álbum, encierra ambos extremos, culminando treinta y cinco minutos en los que se alternan inglés y castellano. Pepo Márquez (también en Grande-Marlaska) hace música sin concesiones a la galería, prescindiendo de posibles adornos, acompañado por Andrés Perruca (Bigott, ex El Niño Gusano y Tachenko) y Javier Vicente (Big City), en un disco que renuncia a una supuesta madurez para optar por el camino de lo inmediato (“Have You Ever Felt Ridiculously Happy?”), con títulos largos para hablar de cosas sencillas y estados de ánimo: hay aquí un protagonista que va un paso atrás y dos hacia delante, que busca la rabia (“Lights On Don’t Mean That I’m At Home”) en los inviernos que nunca terminan lo mismo que encuentra veranos que duelen (como hace unos años los de Migala). Muchas veces se habla de manera banal de canciones directas, sobrias y desnudas, términos que encuentran aquí una justificación más que sobrada, en un esqueleto que resulta mucho más poderoso de lo que parece (“The Beautiful Struggle Of The Small Things”), y más todavía cuando es capaz de mostrarse tan contundente como en “We Don’t Have Idols, Yet”. Pepo Márquez nunca se ha escondido, y ahora sigue lejos de hacerlo, poniendo letra al desencanto: “Si esto es todo lo que puede ofrecernos la ciudad, es mejor que nos marchemos para no volver jamás”.
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