Ya lo saben: los dúos están de moda en el rock más friki. Y Wizzard, como proyecto parelelo del bajista Brian Gibson (miembro de otro famoso dueto dentro del rock más ruidoso como es Lightning Bolt) no podía ser menos.
Aunque no esperen ninguna de las descargas a que nos tiene acostumbrados, ni tan sólo a verle armado con su bajo distorsionado, ya que aquí más bien se dedica a aporrear baterías junto al bueno de Rich Porter (Bug Sized Mind) cubriendo así sus inquietudes más apacibles y abarcando un abanico que va del pop al post-rock, pasando por el kraut rock, con cierto gusto por lo retro. Considérenlo pues como una suerte de Lightning Bolt a la progresiva a la que ellos aditan unos cuantos gramos de sorna y muchas ganas de juguetear, confeccionado por una percusión que estalla en cada tema y unos teclados que suponen a la vez contrapunto y melodía. Un ente extraño, sí, aún considerar el enorme grado de elementos bizarros que cohabitan en un sello como Load, pero cuyos efectos, entre alucinógenos y psicodélicos, resultan, pese a ciertos altibajos, mínimamente interesantes.
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