GØGGS
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GØGGS

6 / 10
Daniel Treviño — 22-08-2016
Empresa — In The Red Records
Género — Rock

La existencia de GØGGS llevaba un tiempo masticándose en las redes desde que se hizo público que Ty Segall  y Chris Shaw (ex Cult) colaborarían juntos en un álbum. Si a eso le sumas a Charles Moothart (Fuzz, CFM, Moonhearts), ya tienes a la comunidad de fieles a la escena garajera californiana en pie esperando sentencia. Pues bien, tras un par de vídeos macarrónicos de youtube en los que se veía a GØGGS en directo, la guinda del pastel se hizo pública con el adelanto "Needle Trade Off", donde salió a la luz lo que ya sabíamos: que el trío había venido a dar zapatilla. Desde luego, las expectativas no apuntaban al dream-pop precisamente. De un punto a esta parte, el resultado final es un álbum homónimo editado por In The Red (¿quién si no?) que es, básicamente, una incitación a la violencia callejera con armas blancas oxidadas. Sonido sucio, barriobajero y de bofetada en la cara es el resultado de “GØGGS”. La inconfundible batería de Segall (con mucha mala leche, quizás toda esa que acumuló y se echó de menos en Emotional Mugger” (Drag City, 2016) se fusiona con un Moothart que parece haberse tomado unas vacaciones de las florituras de Fuzz para centrarse en la apología del punk simple y a bocajarro. La voz de Shaw hace el resto: arrogante y amenazante, punk en esencia y forma.

“GØGGS” entremezcla baterías frenéticas con guitarras rotas y distorsiones de todos los tamaños y colores, básicamente el habitual abanico de ruido al que nos tiene acostumbrado todo lo que rodea a Segall. Sintetizadores que parecen guitarras, guitarras que parecen sintetizadores y de vez en cuando un Crish Shaw soltando gritos que se funden con lo anterior en un apocalipsis sonoro (“Final Notice”) diseñado para terminar de joder el speaker de tu Ford Fiesta de los noventa. “Glendale Junkyard”, “She Got Harder” o “Future Nothing” son temas hechos por y para las artes marciales del directo. Siempre he sido partidario de reconocer que hay bandas que deberían pasar a denominarse Kung-Fu Rock (¿Kung-Rock?): escuchas el disco y ya sabes que tienes que ir calentito al concierto. Más o menos ése es el rollo que destila “GØGGS”: un disco de diez temas para enriquecer quiroprácticos.

Hay que admitir que vivimos en la época de la efervescencia musical: internet y el florecimiento de lo DIY pone en bandeja mil bandas nuevas al minuto, a la irrisoria distancia de un solo click. Que más de la mitad sea pura broza o no, eso ya a gusto de cada uno. Empiezan a faltarme dedos de las manos para contar los grupos de Ty Segall, y eso no tiene por qué ser algo bueno o malo. Si bien es injusto que cada formación en la que participa se vea reducida a “otro grupo de Ty Segall y los otros tipos que tocan con él”; hay que admitir que el estreno de GØGGS se ha visto perjudicado por Ty Rex” (Goner Records, 2015). El sonido de ambos discos, a pesar de formar parte de dos proyectos completamente diferentes, es, cuanto menos, gemelo. Esto no tiene por qué ser un problema si se ve desde el punto de vista de que ambos tienen el “sello Segall”, y por lo tanto aquí hablaríamos de un sonido particular. Ahora, que ese sonido quizás tontee con la monotonía, eso ya es otra cosa.

El problema de “GØGGS” no es que sea un mal álbum, es que quizás no tiene nada que lo haga destacar dentro de toda la amplia carrera de Segall y acaba siendo un disco de música de fondo. Como muchos proyectos similares, corre el riesgo de quedarse en algo anecdótico, y si bien puede que toda esta corriente de bandas pasajeras haga mella en el mundillo del underground, tiene el riesgo de perder relevancia si se saca de ese contexto. No obstante, y como siempre, el tiempo dirá y decidirá si “GØGGS” se limita a ser una rarity cogiendo polvo en la estantería de discos, o una pieza fundamental a la que acudirán los que están por venir.

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