Dirty Projectors
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Dirty Projectors

8 / 10
Noé R. Rivas — 08-03-2017
Empresa — Domino
Género — Electrónica

Nunca sabemos por donde nos puede salir el inquieto David Longstreth líder de Dirty Projectors. Si hace cinco años se adelantaba con "Swing Lo Magellan" a la revolución de las texturas electrónicas en canciones propiamente folk, en este nuevo disco homónimo el carácter innovador vuelve a estar presente. Seguramente no esté dando un primer paso en la experimentación entre géneros como antaño, pero la valentía, y a la postre destreza exhibida en que nada suene demasiado distante entre sí, vuelven a inundar cada uno de los rincones del trabajo. De este modo, colaboraciones como la de Mauro Refosco (Atoms For Peace, Red Hot Chili Peppers) o Dawn Richard (D∆WN), quedan más que justificadas en esta nueva evolución.

Adoptando en esta ocasión el R&B como fuente de inspiración, acercándose de este modo a figuras como James Blake o Nick Murphy, David dibuja unos caminos que de nuevo no vuelven a ser fáciles para el oyente. Su habilidad en el juego entre texturas orgánicas y el alto tratamiento sintético está en todo momento presente, elevando al máximo una complejidad que no opaca la expresión del mundo que lo rodea. Un encaje totalmente natural en el que el peso de los sintetizadores se acaba sobreponiendo de una forma en la que su personalidad no se difumina en absoluto. Buena muestra la encontramos en "Ascent Through Clouds" donde a pesar de vivir instalada en los ritmos dubstep todo se acaba moldeando hacia el ambiente de texturas sinuosas e intermitentes que le dio a conocer.

Con una actitud a medio camino entre lo onírico y lo anhelante, temas como "Little Bubble" o "Up in Hudson" parecen flotar en la espiritualidad del soul, no solo a través del apartado vocal, sino gracias también a su cambiante ornamentación. Un hecho que propicia momentos aún más enrevesados, entrando de lleno en la música de raíz sudafricana en "Cool Your Heart". El filtro en cuanto a influencias del trabajo parece haberse actualizado de lleno, siendo consciente del gran viraje de la mayoría de la música de nuestros días hacia la factoría de los Drake y compañía. Es el camino recorrido es lo que hace este trabajo tan interesante, no perdiendo la disyuntiva entre descompasar de lleno todo atisbo de melodía del trabajo con su envoltorio, como sucede en "Winner Take Nothing". Incluso las situaciones en las que vuelve la parte más clásica del autor en "I See You", se observan transformadas bajo una perspectiva entregada a las cajas de ritmos. En definitiva, una nueva locura del norteamericano en la que no poner freno resulta de lo más acertado.

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