Cuando ya no quede nada
Discos / La Habitación Roja

Cuando ya no quede nada

8 / 10
Rafa Angulo — 23-02-2007
Empresa — Mushroom Pillow
Género — Pop
Fotografía — Archivo

Diez años hace que “Popanrol” fuera publicado por Grabaciones en el Mar, por lo que avanzan directamente hasta la casilla de clásicos y tiran de nuevo. Y esta vez lo vuelven a hacer con los dados de un Steve Albini en la producción, al que a tahúr sonoro le ganan pocos.

Diez años hace que “Popanrol” fuera publicado por Grabaciones en el Mar, por lo que avanzan directamente hasta la casilla de clásicos y tiran de nuevo. Y esta vez lo vuelven a hacer con los dados de un Steve Albini en la producción, al que a tahúr sonoro le ganan pocos. Pero vaya, no hay trampa en LHR, cosa de la que otros supervivientes no pueden presumir cuando ponen sus perfectas melodías frente a un auditorio. LHR no solo entregan himnos pop, es que los hacen crecer y crecer con cada concierto que dan. Escuchen “La vida moderna” en la página de su sello para imaginar los tremendos coros que va a desatar a pie de escenario.

Electricidad heredada de “Nuevos tiempos” (MP, 05), con el que apuntaron ya el nuevo matiz, más rockero, que iba a acompañar a la banda a partir de ahí. Melodías del libro sagrado del pop más indie se mezclan con las letras inconfundibles de LHR en “Esta no será otra canción de amor”, donde vuelven a dar en el blanco de quien haya bajado la guardia en esta guerra. Crítica social en “Tened piedad del expresidente”, donde una irónica paliza a guitarrazo limpio y marcada batería sobre la ¿bigotuda? cara del protagonista promete convertirse en otra de las piezas claves del directo.

Pero deceleran también a lo largo del minutaje de este nuevo trabajo. Sin perder potencia, en la cara B del disco frenan para disfrutar los paisajes en los que LHR pasean como pocos. “Hoy” es la transición de ese cambio de ritmo que ya alcanzan en “Los amantes y la paz”, en la que el desamor y la desilusión protagonizan preciosa masacre una vez más.

Y para terminar, la canción que da título al disco, con apoteósico final a lo Strokes y que firma lo que será motivo de nuevo reclutamiento de fans por parte de una banda que nunca ha dado motivos para perder el respeto del público. Casi nada.

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